Aterrizan en avioneta a 4.550 metros para intentar llegar a la cima del Mont Blanc
La Gendarmería francesa detiene a dos suizos sobre los que pesan ahora cargos por un delito medioambiental y por violar las reglas de la aviación civil
Aquellos que acuden a las montañas buscando aislarse de su vida en sociedad, persiguiendo cierta paz de espíritu, soledad e incomunicación encuentran en el Macizo del Mont Blanc una paradoja: allá arriba el tráfico aéreo es tan ruidoso como concurrido. Y no es solo que los alpinistas desfilen por doquier entre glaciares, rampas de nieve y vías de escalada: también existe una saturación en las nubes.
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El ruido de motores es constante. Las avionetas turísticas están de moda, mirador cómodo para descubrir uno de los templos del alpinismo, con ofertas atractivas que venden el Tour del Mont Blanc sin esfuerzo alguno. Y luego están los helicópteros, unos de recreo, otros de rescate, y varios para abastecer los diferentes refugios ubicados en la zona, cada vez más saturados, cada vez más necesitados de combustible, víveres y de justificar con servicios los precios al alza de la media pensión.
Para la construcción del nuevo refugio de Goûter, el tráfico de estos aparatos alcanzó niveles insostenibles… y como el tráfico aéreo parece tan aceptado, una pareja de suizos sin complejos decidió el pasado martes combinar la visita aérea con el alpinismo 'clásico': aterrizaron a unos 4.450 metros, se calzaron los crampones y decidieron completar a pie el desnivel que les separaba de la cima del Mont Blanc (4.808 m). No llegaron a alcanzarla: el PGHM (Pelotón de Gendarmería de Alta Montaña) los detuvo antes.
En un vuelo de reconocimiento, el helicóptero de la Gendarmería alcanzó a ver el aparato en la nieve. Cuando se descolgó con un cable desde la grúa del aparato, el gendarme no podía creer lo que estaba viendo: piloto y copiloto caminaban encordados, piolet en la mano y crampones en sus botas, hacia la cima del Mont Blanc. Tras requerir su identidad, y comprobar, la pareja fue conminada a abandonar el lugar a los mandos de la avioneta.
El Teniente Coronel Stéphane Bozon señaló ante varios medios franceses de comunicación sus problemas para establecer el delito exacto: «La prefectura nos confirma que es la primera vez, y que es una zona prohibida para el aterrizaje. Después hemos identificado un delito medioambiental, y probablemente también suponga una violación de las reglas de la aviación civil», señalaba el mando del PGHM. La avioneta provenía de Ginebra y tenía todos los papeles del vuelo en regla.
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El alcalde de Chamonix, Eric Fournier, calificó el hecho como un «aterrizaje salvaje». «Este comportamiento inédito es totalmente inaceptable: constituye un atentado medioambiental intolerable y a todas las medidas de protección existentes. Saludo la intervención del PGHM y espero que sirva para disuadir cualquier acto futuro similar«.
La reacción de Jean-Marc Peillex, el alcalde de la vecina localidad de Saint Gervais y artífice de la regulación de la vía normal al Mont Blanc, donde ya se persigue con cárcel y fuertes multas a todo el que acceda a esta ruta sin reserva en uno de sus refugios, fue contundente: «¡Disneyland una vez más! Mientras haya personas que crean poder desafiar las normas con dinero, la montaña será inhabitable. Es vergonzoso. Y si es una provocación, que la hagan en sus montañas suizas.« Es probable que se den nuevas 'provocaciones'…
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