Fiestas de Vitoria | La Blanca 2023

Gorka, nos has robado el corazón

Ortiz de Urbina encandila en su adiós con tributo al Alavés. Su epitafio: «Nos vemos en los bares»

David González

Viernes, 4 de agosto 2023, 19:34

Casi hubo que arrebatarle el micro como a Pedro Almodóvar en aquella célebre ceremonia de los Óscar. Gorka Ortiz de Urbina no defraudó en su ... adiós como encarnación humana de nuestro querido Celedón. Este último cartucho -su 'Last dance', que dirían los amantes del basket- colmó las expectativas. Una desmelenada llamada a la fiesta como nunca antes le vimos. Y mira que ha habido oportunidades desde 2001, cuando saltó al ruedo de la Virgen Blanca soltero, sin arrugas, con algunos kilitos menos y mucho más miedo escénico. El Gorka Celedón que dijo «agur» ayer volvió a evidenciar que este muchachote de Bereziak nos ha robado el corazón. Bandido.

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Su día más especial -nos confesó al mediodía que iba soltando «alguna lagrimita» a cada muestra de cariño espontáneo, que las hubo a paladas- acabó como debía. Con las más de 55.000 almas ansiosas de jaraneo rindiéndole tributo. Poco importó que el cielo le recibiera encapotado o los tibios 19 grados centígrados oficiales. Dentro, la temperatura ambiente rozó la incandescencia. Una vez más. No hay mejor 4 de agosto en el planeta.

El Celedón que ha unido generaciones. El Celedón que rumió el detalle de meter en la convocatoria a los 25 blusas que le acompañaron por primera vez en 2007. El Celedón que, con ese gesto, ruega a la Comisión y la Federación que olviden enfados pasados y se arrejunten. El Celedón que ha demostrado a cada paso hacia la Balconada de San Miguel que las fiestas se crearon para unir y no dividir.

El 'muñeco' se hizo humano a las 18.06 horas. Levantó los brazos eufórico. Pletórico. Dispuesto a degustar cada instante de su última aparición pública. Un minuto después plantó la primera abarca en el suelo. Por cierto, su predecesor, Iñaki Landa, le ayudó a colocarse el traje.

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Arriba, Gorka posa con sus hijos, Unax y Urko; en segundo luga, Celedón en pleno paseillo, tras salir al balcón tras la Bajada. Blanca Castillo | Rafa Gutiérrez | Igor Martín

Una corte de casi un centenar de blusas y neskas le protegió y abrió pasillo. Los gemelos Guinea, Abel, Baigorri, Enara, Goiko, Politos y los dos toros bravos acostumbrados a hacer de punta de lanza; Querejazu y Potxas. Una locomotora. Tanto apretaron en esos primeros compases de su subida de 115 metros que alguno pidió frenar. Para disfrutar del momento. Y entre que la masa perdió algo el respeto y que ellos se relajaron, el cronómetro se elevó hasta los 3 minutos y 54 segundos. La peor marca desde 2014. Poco importa ya.

Alcanzó la zona VIP de la plaza bastante entero. Un traguito a un botellín de agua, una toalla para limpiarse el sudor y a sacar el Celedón más protocolario y diplomático. Repartió pañuelos -rojos, of course- entre chupineros y autoridades varias.

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El abrazo con Unax y Urko

Y tras hacerse de rogar, por fin, salió a la barandilla. Con esa seguridad que da la experiencia se arrancó con un «gora Gasteiz» y nuevas vivas a la patrona y al aldeano de Zalduondo. Entonó su canción con más empaque que en ocasiones anteriores, hasta que tocó cambiar el guión. La despedida. «Mila esker. Siempre os llevaré en el corazón. Me habéis tratado de cine». Hizo hueco para un socarrón «estoy encantado de dejar al Alavés en Primera». Y tarareó el himno del Glorioso, único club que siempre resurge potente otra vez.

«Nos vemos en los bares», se despidió. Bueno, no. «No os quiero dar más tiempo la brasa. Una más y me marcho». Nueva ovación general. Genio y figura.

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Gorka, un digno sucesor para el referente José Luis Isasi (22 apariciones como Celedón y desaparecido en 2007), Enrique Oribe (el torero que subió en 1976 y también fallecido, en 1997) o su predecesor, Iñaki Landa, otro ejemplo de lo que debe ser esta figura única en el universo conocido.

Sus hijos Unax y Urko por fin pudieron abrazarle. Un beso doble para reconvertir al famoso en un anónimo padre más. A partir del día 10 le sustituirá alguien. Veremos si él o ella.

La tarde que se hartó a colocar pañuelos rojos en la Balconada

Había mucho celebrity que agasajar en la Balconada de San Miguel. Gorka sufrió primero un marcaje al hombre por parte de numerosos políticos locales, provinciales y autonómicos. Pero nuestro Celedón favorito solventó cada muestra de cariño oficial con una sonrisa profidén.

El alto número de chupineros le obligó a andar fino con las manos. Colocó pañuelos rojos al añorado Víctor Laguardia, a su hijo, a la capitana de las Gloriosas, Alba Aznar; a la exfutbolista por culpa de las malditas lesiones Mery Ortiz de Pinedo; al porterazo Antonio Sivera; así como a los fieles albiazules Raúl Corralejo, su hijo Aratz y Leire Ruiz de Apodaca.

También hubo anudamiento a la nueva alcaldesa, Maider Etxebarria, a quien se percibió en su salsa y encantada con la explosión de júbilo unos metros por debajo. Lo mismo sucedió con la líder de la oposición, Rocío Vitero, que departió bastante con Gorka. La edil de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera fue más comedida. Un protocolo tan estirado demoró más de la cuenta -unos cinco minutos- la llamada a la fiesta.

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