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Igor Martin
Gorka Ortiz de Urbina | Celedón

«El personaje de Celedón es parte de mí y me va a acompañar toda la vida»

El gran símbolo de la fiesta se jubila. Gorka Ortiz de Urbina cumple y deja el 'cargo' en medio de la polvareda sobre la posibilidad de que una mujer lo releve. «Hay mentalidades que son muy difíciles de cambiar», reconoce

Viernes, 4 de agosto 2023, 00:24

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En 2001 tenía 29 años, estaba soltero -aunque «con novia formal», puntualizaba- y la primera vez que asomó por estas páginas aseguraba que más que interpretar al aldeanao de Zalduondo, lo que le daba vértigo de verdad era «tener que pagar la hipoteca de su casa (sí, nueva y, sí, con balcón) cada mes». «Lo único que tengo claro es que mi tope será 21 años. No pienso romper la tradición que ha creado Iñaki», juró y perjuró Gorka Ortiz de Urbina, aquel morrosko entonces anónimo que hoy se ha convertido en todo un icono. Ha cumplido a su palabra.

- Y llegó el día. El último. ¿Cómo lo afronta?

- Con ganas y también con tristeza porque esto se acaba. Pero en su momento dije que lo iba a dejar con 21 bajadas y 21 bajadas he hecho. Es ley de vida, todo empieza y todo acaba, todo tiene un inicio y un fin... como la vida laboral.

- ¿Y cómo se le presenta la jubilación a Celedón?

- Lo que es seguro es que a partir de ahora seré un blusa más de la cuadrilla Bereziak, aunque estoy seguro de que haber sido Celedón es algo que siempre voy a llevar dentro, que me va a marcar, que va a formar siempre parte de mí y la gente me va a seguir reconociendo. Hablaba el otro día con Iñaki Landa (su predecesor) y coincidía con él en que cada uno hemos tenido nuestra generación.

- Les pasa a los políticos que han ostentado grandes responsabiliades, que abandona la vida pública pero, al final, no se terminan de ir y siguen pululando por ahí. ¿Le va a pasar lo mismo?

- Mi intención no es esa, yo quiero echarme a un lado. Porque si sigues ahí, al final lo que haces es quitarle protagonismo al que viene detrás. A la vez es normal que el primer año arropemos al que viene detrás, igual que hicieron José Luis e Iñaki cuando me eligieron a mí. Y después es verdad que Iñaki siempre ha estado ahí, he tenido una relación muy, muy estrecha con él, tenemos una afinidad y le he visto como mi aita. Pero, a la vez, él siempre ha sabido darme mi espacio.

- No va a ser un jarrón chino

- ¡No! Me imagino que, al principio, los dos o tres primeros años, la gente se seguirá acordando de mí. Pero luego, con el tiempo, la gente se va olvidando un poco...

Las sombras del 'cargo'

«Si alguna vez he pensado en dejarlo ha sido por la presión. Ha habido momentos duros»

- ¿Está preparado para que el foco se apague, para que la gente deje de pedirle selfies? ¿No va a echar de menos toda esa atención?

- Claro. Es que recibir ese cariño es muy bonito, sobre cuando viene de los niños. Pero estoy convencido de que, como me pasa ahora, cuando vaya a una comida o una boda... la gente seguirá poniendo la canción de Celedón. Me imagino que todo eso se irá apagando pero siempre vamos a ser dos en uno, Gorka Ortiz de Urbina y Celedón. El año que viene será raro y duro, pero creo que hay aceptar que acaba una faceta de mi vida. En estos 21 años he intentado hacer un buen papel del personaje y yo creo, sinceramente, que lo he hecho bien.

- En este tiempo usted ha cambiado mucho...

- A mí me ha cambiado la vida entera, el primer año era soltero y al año siguiente me casé y tengo dos hijos de 16 años y 14 años.

-También se ha transformado la sociedad.

- Sobre todo en todo lo que tiene que ver a la igualdad, a la incorporación de las neskas en las cuadrillas, en la igualdad de derechos. Somos más abiertos de mente.

- Y Vitoria.

- Ahora es una ciudad más de paseo que de fiesta, más de tarde que de noche. Somos como más... ordenados.

- Y La Blanca.

- Las fiestas se viven de forma distinta. Ahora es más rica, con personas que vienen de otras culturas. Hace unos años dábamos por hecho que los blusas estaban condenados a desaparecer y ahora hay relevo generacional con cada vez gente más joven.

- ¿Con qué momento se queda de todos estos años?

- Fácil, con el 2007, el del 50 aniversario de Celedón. Fue el año más emotivo. La pena es que José Luis Isasi no pudo estar con nosotros porque estaba malico el hombre y se le echó de menos, pero ese momento de estar con Iñaki (Landa), de darnos un abrazo. Además, ese año fui padre por primera vez.

- ¿Cómo cree que debe de ser la persona que encarne al nuevo Celedón?

- Él tiene que construirse su impronta. Estoy dispuesto a darle consejos si los quiere, pero tendrá que decidir si quiere recibirlos o no. Creo que tiene que ir con los tiempos y medir mucho lo que dice a los periodistas, porque una declaración un poco fuera de lugar puede darle problemas.

- Dice «Él», en masculino. ¿Ha sido un lapsus o cree que Celedón no puede ser una mujer?

- Nooo... claro que puede ser una mujer. Esto no es algo que a mí me pueda parecer bien o mal, es algo que la Comisión de Blusas y Neskas decidió y votó por unanimidad y hay que respetar y acatar. Hace unos años habría sido impensable tener neskas en una cuadrilla de blusas, se rompió ese tabú y posiblemente ahora, en alguna cuadrilla, haya más neskas que blusas.

«La alegría no tiene género»

- Y a Gorka Ortiz de Urbina, ¿qué le parece que una mujer pueda ser Celedón?

- Pues que tenemos que ir con los tiempos. Como decía Sergio González, el presidente de la Comisión de Blusas y Neskas (en una entrevista en EL CORREO), lo importante es el personaje, no la persona que lo encarna. Por encima de todo son sus valores, esa alegría que baja del cielo. Y la alegría no tiene género, puede ser masculina o femenina... o no binaria.

El consejo

«Que disfrute y que mida mucho lo que dice: una declaración fuera de lugar puede darle problemas»

- ¿Por qué se levanta tantísima polvareda cada vez que se aborda este tema?

- Porque hay todavía mentalidades que son muy difíciles cambiar. Muchos, yo mismo, venimos de una educación antigua. Cometemos muchos micromachismos de los que no somos conscientes. Pero hay que evolucionar. Cuando hablas con personas que están implicadas con la igualdad te das cuenta de muchas cosas. Por eso creo que este es un tema que tiene que ver con la formación y, sobre todo, con la información.

- Pero Celedón no deja de ser un personaje festivo que nació como una broma de un grupo amigos. Y, sin embargo, el asunto se toma como una cuestión casi de Estado, que polariza.

- Pero Celedón no es ninguna broma, se ha convertido en algo muy serio, es un emblema de la ciudad. El momento de La Bajada es casi una religión. Es verdad que esto es lo que tiene Gasteiz, en esta ciudad es muy complicado sacar un cambio, una idea adelante. A cualquier proyecto le sale a continuación el 'antiproyecto'. Es nuestra forma de ser. Es verdad que todos los cambios son difíciles pero creo que deberíamos estar abiertos a los cambios.

- Pongamos que a medio plazo se elige a una mujer. ¿Qué cree que ocurriría?

- Tendría las cosas mucho más difíciles y recibiría más críticas que un hombre. Eso seguro.

- Sea quien sea, ¿qué consejo le daría?

- El que me dio a mí Iñaki Landa: que disfrute porque esto pasa muy rápido. Y es verdad. Han sido 21 años pero se me han pasado volando.

Nuevo límite

«Creo que tendría que ser un mínimo de diez años. Con cinco no da tiempo a asimilarlo»

- Su sucesor no va a tener tanto tiempo. El 'mandato celedonesco' se ha limitado a tan solo un lustro...

- Creo que esto va a permitir que sea más participativo, sí. Pero le veo una gran pega. Opino y así lo trasladé cuando se decidió que tendría que ser un mínimo de diez años porque casi no le va a dar tiempo a asimilarlo. De todos modos, si volviera atrás, yo no diría cuántos años voy a estar, no me pondría tope porque pone demasiado el foco sobre ti en los últimos años. Así que tener ese límite de cinco años va a ser muy complicado.

- ¿Alguna vez ha estado a punto de renunciar antes de tiempo?

- Pero no por el papel de Celedón ni por lo que significa... si no por la presión que he sentido alrededor.

- Presión, ¿en qué sentido?

- Ha habido momentos duros, pero ya han pasado. Dejémoslo ahí. Además, ser Celedón conlleva un desgaste familiar muy importante, quitas muchas horas a los tuyos y aunque en mi trabajo siempre se han portado muy bien y han sido muy comprensivos, también desgasta.

- ¿Qué opina de que las txarangas no puedan interpretar determinadas canciones, que se censuren algunos temas para no herir sensibildiades?

- Bueno, una canción que a mí me puede gustar puede ofender a otra persona. Y, ante esa realidad, igual es mejor evitarla.

- ¿Qué le ha aportado usted al personaje?

- El euskera, que está claro que lo he utilizado bastante. Y también mi forma de ser, creo que he sido abierto, no me ha gustado nunca tener conflictos y he preferido evitarlos siempre que ha sido posible. He intentado ceñirme al personaje, aunque seguro que he cometido algún fallo.

- Alfonso Alonso, Patxi Lazcoz, Javier Maroto, Gorka Urtaran y ahora Maider Etxebarria... Muy pocos cargos, muy pocas figuras públicas de esta ciudad pueden decir que han sobrevivido a cuatro alcaldes y una alcaldesa de sensibilidades tan distintas.

- Bueno, más que sobrevivir, yo he compartido con ellos La Balconada. Y ahora con Maider. Con todos he tenido siempre muy buena relación. De las cosas que hacen que me sienta más orgulloso es haber conseguido que, a partir de 2008 el txupinazo dejara de lanzarlo un político y fuera alguien de la sociedad. Me ha hecho mucha ilusión poder compartir este último año este momento con el Alavés en Primera.

- ¿Va a hacer algo especial en este último día?

- Voy a intentar llevarlo con normalidad, como los últimos anteriores. Como el Bujanda está cerrado fumaré el puro con Gorka Beloki, que tiene el bar al lado del Bujanda. Estaré más tontorrón, seguro.

- Alguna lágrima igual se le escapa...

- Puede que en La Balconada, sobre todo. Este año estoy bastante sensible, estoy recibiendo muchos mensajes de cariño, la gente me pide que no me vaya... pero la decisión ya estaba tomada desde hace mucho.

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