La plantilla del Zuzenak posa en la cancha de juego. Igor Martín
Kirolean Errespetuz

«Si un compañero se enciende, hay que intentar calmarlo»

Martín Pérez, capitán del Zuzenak, emplea el respeto y el juego limpio sobre el parqué con compañeros y rivales: «Va en nuestro ADN»

Pablo Sanz

Vitoria

Jueves, 7 de noviembre 2024, 00:25

El respeto en el deporte no entiende de disciplinas ni de campeonatos. Independientemente de la modalidad y la categoría en la que se compita, los buenos hábitos y la deportividad hacia rivales y compañeros son cualidades innegociables. Estos principios son los que Martín Pérez lleva ejerciendo desde hace 13 años en el Club Deportivo Zuzenak. Unas aptitudes que aplica tanto dentro como fuera de la cancha. «Los valores en el deporte son primordiales, mucho más importantes que los resultados. Yo los tengo e intento mantenerlos siempre», recalca.

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El baloncestista guipuzcoano se convirtió hace ya algunas temporadas en el capitán del club alavés. Un líder que integra en la dinámica del equipo los valores del juego limpio. «Siempre competimos con respeto, es algo que forma parte de nuestro ADN», apunta. Aunque esta tarea no está carente de dificultades, con muchas disputas y malentendidos en la cancha a lo largo de los 40 minutos de partido.

«El deporte tiene momentos en los que tienes muchos estímulos y te aceleras. Yo no suelo tener problemas de ese tipo, pero otros compañeros suelen tender a eso», resalta. Por ello Pérez actúa muy tranquilo y relajado, en caso de algún contratiempo de este estilo. «Si veo que un compañero se enciende, intento calmarlo. Algunas veces es complicado por la situación o momento del partido, pero cumplo con ese papel sí o sí», comenta.

Kirolean Errespetuz es una iniciativa que promueve EL CORREO con el patrocinio de la Diputación Foral de Álava cuyo objetivo es mentalizar a todos los actores del deporte alavés sobre la necesidad de poner en primera línea de foco el respeto entre deportistas, árbitros, entrenadores, público y padres. https://www.elcorreo.com/kirolean-errespetuz

Aunque Pérez no está solo. Los inconvenientes que puedan surgir dentro de la plantilla no solo trata de solucionarlos él, sino que también el entrenador, Alejandro Albaina, junto a su cuerpo técnico, se encarga, de poner paz cuando las cosas se salen de control. «Al final es natural que haya diferencias y opiniones dispares. Igual en ese momento concreto no se puede solucionar el asunto, pero después del encuentro o del entreno lo solventamos de manera interna», aclara. Buenas prácticas que también se propagan entre compañeros de profesión en la liga.

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Y es que, según Pérez, el mundo del baloncesto en silla es «una familia tanto a nivel territorial como estatal» pese a que cada vez haya más clubes y jugadores. «Tengo muchos amigos. Seguro que habrá cosas que mejorar, pero vamos por el buen camino». Un ejemplo de ello se da en las frecuentes caídas de la silla que se producen sobre el parqué. «Cuando hay este tipo de golpes el rival echa el balón fuera para interesarse por el estado del jugador. Puede ser peligroso e incluso llegar a ser grave si se abren la cabeza», indica.

La implantación de este tipo de conductas no solo le ha ayudado a Pérez a nivel deportivo, sino también en el plano personal. Con estos valores admite tener mejores actitudes fuera de la cancha que le ayudan en su día a día. «Desde que empecé en Zuzenak he crecido mucho como persona. Gracias a los valores que he adquirido de forma consciente e inconsciente soy una mejor versión de mí mismo». Mediante estos gestos el líder del equipo de baloncesto en silla de Zuzenak tiene la única finalidad a futuro de seguir disfrutando del deporte. Un desempeño que compagina con su trabajo en el club más allá de lo deportivo. «Estoy muy a gusto y quiero seguir aquí».

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Pérez lleva toda su vida en una silla de ruedas. El jugador de Escoriaza nació con espina bífida por lo que, a diferencia de otros deportistas con discapacidad, no ha tenido otros procesos de enseñanza ni ha tenido que aprender a vivir de una manera diferente. «Yo no he tenido ningún accidente. Siempre he estado así por lo que no he conocido otra vida como algunos de mis compañeros», destaca en referencia a la olímpica Laura Ugarte.

Reacción positiva

«Es natural que haya diferencias, pero después del entrenamiento o del partido lo solventamos»

Pérez, pese a que tenía mayor inclinación por el fútbol, comenzó a jugar al baloncesto en silla de ruedas con 14 años, cuando su profesor de educación física en el colegio le habló sobre Zuzenak. «Un día me animé a probar y me gustó tanto que no he parado hasta el día de hoy», señala. Una decisión de la que no se arrepiente lo más mínimo. «Siempre he querido formar parte de un club y esto ahora es una de las cosas más importantes de mi vida», confiesa.

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