Ocho tipos de tortillas, un menú asequible y una carta atractiva y cuidada

El pasado mes de diciembre reabrió sus puertas el Tempus Fugit, ubicado a la salida del Metro de Barakaldo, a unos pasos del Palacio de Justicia. Lice Ferruelo, que ha decidido vivir con más tranquilidad, inauguró el local en 2006. Ahora lo ha adquirido un reconocido grupo de hostelería vasco que cuenta en Bilbao con locales como La Palma, La Bodeguita del 12, El Clandestino o La Pizarra. La renovación ha sido cuidadosa y total, tanto en su mobiliario como en vajilla y cristalería.

A la cabeza del proyecto se encuentran Mikel Azpeleta, que ejerce como gerente, y Jon Andoni Lauzirika, la cara más visible del local que se encarga del día a día, lo mismo atiende a las mesas que echa una mano en la cocina. Jon Andoni, comenzó a trabajar en hostelería con 16 años. Sus primeros pasos los dio en un txiringuito de la playa Salvaje, donde ejercía de hombre orquesta durante los veranos (cocinaba, servía las comandas y atendía la barra) y en invierno trabajaba en otros locales del entorno. Regentó el bar Ondarreta en la calle General Concha de Bilbao y dirige, junto a Mikel Azpeleta, el restaurante Burdina en Miribilla.

El Tempus Fugit abre sus puertas a las siete y media de la mañana y cuenta con una magnífica barra donde ofrecen hasta ocho tipos de tortillas diferentes, el pintxo más demandado por su clientela. El comedor tiene capacidad para 36 comensales y dispone de una hermosa terraza, con doce mesas, ideal para observar el ir y venir de las gentes de la localidad fabril. Disponen de un menú a precio asequible (hay ciertos platos que llevan un suplemento), un cuidado menú fin de semana y una carta; cada plato se presenta de manera muy esmerada y atractiva y están perfectamente elaborados por Lucía Tanasescu, cocinera de larga trayectoria. La atención en mesa, atenta y profesional, está a cargo de Jorge Díaz y David Fernández.

Para comenzar encontramos, por ejemplo, una tabla de jamón ibérico acompañada con pan de cristal, aceite y pan tumaca o croquetas de txipi, bacalao o jamón. Su bechamel está muy cremosa y resulta todo un manjar. También tienen verduras de temporada con salsa romesco y tartar de atún con guacamole, alga wakame y cebolla encurtida. Además de arroz meloso de pulpo, arroz caldoso de carrilleras o risotto de boletus con parmesano, muy cremoso y de sabor intenso.

Se puede continuar con chipirones en su tinta -cuya salsa se puede comer a cucharadas-, carrilleras al patxaran con parmentier de patata, especialmente sabroso, o burguer de txuleta. Como postre, no lo duden, tarta de queso con confitura de membrillo sobre una base de mermelada de frutos rojo y helado o torrija carameliza y tiramisú. Cuenta con una carta de vinos bien elegidos y a un precio muy asequible.

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