Este año, ni salsas ni carne, ni turrón
No se asuste, que aquí no se prohíbe nada; nosotros le explicamos una Navidad saludable y luego usted nos cuenta hasta dónde ha llegado
Hay cosas complicadillas, difíciles y otras que ya parecen imposibles. Parecen. A las puertas de las navidades, nos hemos propuesto plantearles un reto para estas fiestas. Pero tómeselo como un juego, el juego de la Navidad saludable, que tiene como objetivo disfrutar de la mesa –sobre todo de su compañía– y ser lo más feliz que le permitan las sacudidas de la vida. Asumámoslo: en las próximas fechas vamos a comer más de lo habitual. Muchos de los días, especialmente en Nochebuena, que abre la carrera jamatoria, a las lógicas ganas de probar de todo se sumarán a nuestro apetito emociones que lo hará aún más voraz. Siga leyendo, que en este juego todo el mundo gana.
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Lo ideal, según nos cuenta la dietista y nutricionista Elvira Berengüí sería apostar por unas navidades sin picoteos previos a la mesa, sin salsas y preferiblemente sin carne. Con postres caseros, que nos alejaran de toda tentación industrial en forma de turrones, polvorones y mazapanes. Pero eso, no hay ni por qué explicarlo, es casi imposible y puede incluso generarnos pesadillas nocturnas. Pero, quién sabe, quizás se pueda intentar algo.
Comer con cabeza
Dándole vueltas a todas estas ideas, se nos ha ocurrido proponerles un juego. Ya, ya... Aprendimos desde niños aquello de que con la comida no se juega, y tampoco se nos ocurre hacerlo. La idea es proponerles un decálogo de cuestiones a tener en cuenta para unas navidades saludables; y que después ustedes nos cuenten hasta dónde han llegado. No se asusten, que va a ser muy fácil y esperamos que, además, muy rico. Como suelen decir nuestros nutricionistas de referencia, no se trata de prohibir nada, sino de comer con cabeza.
Cuatro normas básicas marcan el juego. Son familia, tradiciones, dieta mediterránea y producto de cercanía. La partida comienza en Nochebuena. Apunte bien las reglas y ¡salud!
1. Vaya a la mesa con apetito, pero sin hambre. No haga la tontería de saltarse comidas, sólo le servirá para cenar o comer con mayor ansiedad.
2. Distinga el hambre física del emocional. Es una buena forma de evitar picoteos y comer lo justo. Con la primera rugen las tripas, se tiene sensación de vacío, incluso puede doler la cabeza. Cualquier cosa que coma le saciará. La segunda tiene predilección por los productos más insanos, como el dulce y, por mucho que coma, uno nunca para.
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3. Evite el picoteo. Si es difícil conseguirlo todo el año, ahora lo es más. Pero es la forma de disfrutar de todo el menú y lograr no pasarse con nada.
4. Sírvase en el plato. El objetivo es controlar las cantidades que se van comiendo. Si pica de aquí y de allí y repite de esto y lo otro acabará comiendo en exceso.
5. Planifique sus comidas. No se deje llevar por los antojos. Seguro que todavía le faltan cosas, pero vaya al supermercado con una lista de la compra.
6. Piense en clave de salud. Prepare unos entrantes saludables con verduras y ensaladas de colores. Elija pescado mejor que carne, sobre todo para cenar y cocínelo al horno o, si puede, a la parrilla
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7. Evite las salsas. En el País Vasco esto es casi imposible. El pilpil es una emulsión, no tiene problema. Ligue la salsa verde, la negra o cualquier otra sólo con verduras, evite toda harina.
8. El postre, casero. Los turrones y mazapanes que adquirimos generalmente son ultraprocesados. Haga un bizcocho casero o, mejor, una macedonia
9. Está triste, no pasa nada. Reconozca sus emociones, intente que no le lleven, pero sea coherente con lo que siente.
10. Disfrute de los suyos. Es Navidad, no es obligatorio ser feliz, pero el tiempo no vuelve, ni siquiera el compartido.
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¿Le parece difícil? Si desea compartir con nosotros qué tal le ha ido, escríbanos a fapezteguia@elcorreo.com. En todo caso, disfrute de las fiestas. Zorionak, familia!
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