El chavismo se dispone a recuperar el poder absoluto en Venezuela
El grueso de la oposición rechaza participar en los comicios legislativos de mañana por considerarlos un fraude y convoca una consulta popular digital
Los aires de cambio político que soplaron fuertes hace 22 meses en Venezuela con el reconocimiento del líder opositor y presidente de la Asamblea Nacional, ... Juan Guaidó, como presidente interino por más de medio centenar de países son ahora apenas un suave soplo envuelto en la decepción. Desde que, en enero de 2019, recabó cientos de miles de apoyos con la promesa de derrocar a Nicolás Maduro, el chavismo ha ido recuperando terreno, fruto del desánimo popular por la falta de avances de un Guaidó sin funcionarios, sin fuerzas de seguridad, sin margen de maniobra y al que las elecciones legislativas de mañana se le presentan como el pulso definitivo ante un régimen crecido que acaricia de nuevo el control absoluto.
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El Parlamento ha sido en los últimos cinco años el único órgano de poder esquivo a las autoridades de Caracas. Sin embargo, todo apunta a un cambio de signo cuando se conforme el próximo 5 de enero la nueva Asamblea Nacional. El motivo, al margen del hartazgo y el descontento con Guaidó, reside en su decisión de no concurrir en los comicios al considerarlos un «fraude». La ausencia de su mayoritaria alianza de partidos deja tocada y dividida a la oposición, ya que solo unos pocos representantes han decidido postularse como candidatos. Entre ellos, el pastor evangélico y exaspirante presidencial Javier Bertucci, que, junto a otras voces disidentes menos conocidas, ha aceptado el reto de un confiado Maduro que asegura que dejará el poder si el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no se hace con el control de la Cámara.
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«Si vuelve a ganar la oposición, yo me voy de la Presidencia. No me quedaré más aquí, dejo mi destino en manos del pueblo de Venezuela», aseguró el líder bolivariano en un acto de campaña celebrado esta semana, y en el que volvió a movilizar a las bases chavistas para que acudan en masa a votar. Maduro ha ofrecido incluso «recompensas» para las comunidades que registren mayor participación. Pero, además, ha llenado de promesas casi milagrosas sus apariciones: desde acabar con la pobreza, pagar los salarios en dólares o poner fin al caos en los servicios públicos, hasta dar carpetazo a las sanciones estadounidenses, que incluyen un embargo petrolero desde abril de 2019 que ha acentuado la precariedad.
La realidad que vive el pueblo venezolano sigue siendo la de una pelea diaria por la supervivencia. Asolados por una imparable inflación que hace que un ciudadano con un salario mínimo mensual solo pueda comprar un kilo de arroz, interminables colas para echar gasolina -con la excepción de Caracas-, extenuantes cortes eléctricos y fallos continuos en el suministro de agua y gas. El cansancio se palpa en las calles y se espera que, una vez más, la abstención vuelva a superar el 50%. Aun así, Guaidó y los suyos tratan de pescar apoyos a la desesperada con una contracampaña cuyo buque insignia es la organización de una votación popular al margen de los comicios legislativos, a los que pide no acudir.
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Deslegitimar al Gobierno
La consulta promovida por la mayoría opositora ha sido convocada del 7 al 12 de diciembre de forma digital para medir el rechazo al Ejecutivo. Se trata de que los electores respondan a tres preguntas que puedan darles un nuevo baño de legitimidad frente al régimen y servir como base ante la hipotética apertura de un proceso al chavismo en el Tribunal Penal Internacional, según desgranó Horacio Medina, uno de los dos coordinadores en el exterior del comité organizador. Aun así, la iniciativa no es novedosa; recuerda a otra similar convocada en julio de 2017 y cuyo mandato quedó incumplido.
A pesar de que la Unión Europea, Estados Unidos y varios organismos internacional se preparan para no reconocer los resultados de las legislativas por la falta de transparencia, como ya ocurrió con las presidenciales de 2018, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela ha asegurado que el país «no se detendrá». De espaldas al rechazo mundial, Maduro se siente vencedor frente a una oposición desgastada y fragmentada y advierte de que no le temblará la mano si se hace con el mando del Parlamento. Avisa ya de que habrá «castigos» a «terroristas» y «traidores», entre los que incluye a Juan Guaidó.
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Las elecciones
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20,7 millones de venezolanos están llamados a votar para elegir a los 277 diputados de la Asamblea Nacional.
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Sin el aval de la comunidad mundial. La Unión Europea, Estados Unidos, países latinoamericanos y diversos organismos internacionales se preparan para no reconocer los resultados de la cita electoral por la falta de libertad y transparencia.
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