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El candelabro

Porte

Muy alto, muy erguido y muy estirado, Luis Medina acudía ayer al juzgado como si estuviera desfilando en la pasarela de Milán. En los genes ... lleva el porte. El pasaporte en cambio se lo acaban de quitar temporalmente. El hijo menor de Naty Abascal representa como nadie la estampa del señorito vocacional, ese tipo cuya alcurnia ha ido perdiendo privilegios pero que sigue convencido de que la vida le debe algo. Por eso seguramente encuentra natural levantarse casi 'un palo' (como diría Piqué) por cuatro gestiones de nada... Es un 'porque yo lo valgo' con estilo y sin perder del todo la devoción. Porque si su madre se encomendaba a San Benito, él se ha encomendado a San Chin Choon. De todas formas, hay que vivir muy en Disneylandia o en Cinismolandia para pensar que algo serio puede salir de un negocio con un empresario malayo cuyo nombre suena a salchichón. Dirá Medina que cosas más raras (y delirantes) se han visto... Y sí, por ejemplo, esa foto de Macron descamisado presumiendo de pelo en pecho.

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La verdad es que en la era de los tíos depilados tiene mérito. Da grima, pero tiene mérito. Aún así, esa exhibición de pelambrera es un 'porque yo lo valgo' más arrogante que el eslogan del anuncio de champú.

El 'yolovalguismo' viene a ser otra especie de pandemia que se extiende entre las élites, ya sean de la aristocracia, el deporte o la política. Ahí hay gente que se cree que por ser quien es le tiene que llover el dinero (Gerard Piqué) o los votos... Aunque Macron ya se va dando cuenta de que la mayoría no le ha votado por lo que vale sino por no poner en valor a su contrincante. Ayer, antes de acudir a los juzgados, Luis Medina fue grabado haciendo algo legal y honesto: recoger la caca de su perro. Y sin perder el porte. Porque él lo vale.

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