El caso de los hermanos Menéndez: continuarán en la cárcel al menos tres años más
El juez ha rechazado las peticiones de libertad condicional que presentaron Erik y Lyle
Solo un día después de que el juez rechazara la libertad condicional a Erik Menéndez, su hermano mayor Lyle recibió la misma negativa. Ambos fueron condenados por el asesinato de sus padres en 1989. La junta de libertad condicional de California ha negado la posibilidad de salir de la cárcel en un corto plazo, tras dos audiencias que duraron más de lo habitual, 11 y 10 horas cuando lo normal son sesiones entre 4 y 5 horas. Según la decisión del tribunal, no podrán volver a hacer esta solicitud hasta dentro de tres años.
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En lo que se refiere a Lyle Menéndez, los integrantes de la junta recriminaron su actitud en el correcional. Le acusaron de vender aparatos a otros reclusos y de tener un móvil en el interior de su celda. Argumentos similares provocaron también el rechazo a la petición de Erik. La comisionada que supervisa el proceso de readaptación de Lyle cree que su remordimiento es real y que es consciente de que en algunos aspectos ha sido él un preso modelo. Y es que, según Julie Garland, Menéndez ha ayudado a otros internos en varios programas.
Llevan entre rejas 35 años, desde que en 1990 fuesen detenidos cuando tenían 21 y 18 años. Esta es la primera vez que han tenido la oportunidad de solicitar la libertad condicional. En un juicio muy mediático, su defensa afirmó que el crimen fue consecuencia de años de abuso psicológico y sexual a manos de un padre violento y una madre negligente. Pero la Fiscalía los acusó de planear el homicidio doble para hacerse con una millonaria herencia.
Un primer jurado no alcanzó un veredicto unánime, pero el segundo juicio terminó con la condena a cadena perpetua. Tras más de tres décadas en la cárcel, en mayo el juez Michael Jesic cambió esa sentencia a una de 50 años, lo que permitiría introducir un pedido de libertad condicional ante la junta correspondiente.
Durante aquella audiencia, los hermanos se dirigieron a la corte a través de una videollamada desde la prisión en San Diego, donde están recluidos. «Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas», dijo Lyle, que ahora tiene 57 años. «Asumo toda la responsabilidad de mis elecciones (...) La elección de apuntar un arma a mi mamá y a mi papá, de recargar, de correr y esconderme, y de hacer todo lo que podía para salirme con la mía», añadió.
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Por su parte, Erik, de 54 años, también dijo estar consciente de sus acciones. «Disparé cinco veces a mis padres, y fui por más munición. Le mentí a la policía, a mi familia. Lo siento mucho», dijo.
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