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El candelabro

Abu

Siempre me ha interesado mucho más lo individual que lo colectivo, la psicología que la política. Por eso, del rey emérito, lo que verdaderamente me ... intriga es qué tiene en su cabeza, cuáles son sus pensamientos íntimos, con qué razonamientos se justifica a sí mismo. Queda claro que ha decidido darle la vuelta a aquella célebre disculpa pública: «Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir». Porque ahora lo que no volverá a ocurrir es que nos diga «lo siento, me he equivocado».

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En los toros existe una expresión un tanto bochornosa: vuelta al ruedo por su cuenta. Se le aplica a aquel torero demasiado optimista que, tras una faena mediocre, se lanza a recorrer el redondel convencido de que el público está deseoso de aclamarle. Cuando Juan Carlos I de España (y V de Arabia) anunció que regresaba, temí que aquello fuera una vuelta al ruedo por su cuenta. Luego he visto que no del todo. Que como decía el Gallo, «hay gente pa tó», y desde algunos tendidos (los que quedan más a la derecha de la presidencia) le han lanzado piropos, abanicos y sombreros cordobeses... Los monárquicos acríticos han ovacionado al emérito con 'su-realismo' desmedido. Y eso daña cualquier psique.

Más de una vez me ha tocado entrevistar a estrellas de Hollywood que habitaban en una realidad paralela por culpa de sus asesores. A sus muy vividos y gastados 84 años, convertido en todo un 'abu' (Dabi), probablemente duro de oído, la percepción cognitiva de Juan Carlos corre el riesgo de interpretar que España entera le aclama. Del mismo modo que en su cabeza se preguntará si en este país de pillos hay alguien que en su lugar, revestido de impunidad y rodeado de una corte de palmeros, no hubiera hecho lo mismo. Yo también me lo pregunto.

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