José James efectista y efectivo
Un concierto creciente dictó en Mendizorroza el etiquetado como 'cantante de jazz de la generación hip-hop', quien muy influido por Stevie Wonder intercaló bastantes versiones: Michael Jackson, Rolling Stones, Grover Washington Jr, su adorado Bill Withers...
La gente salió flotante y contenta de Mendizorroza al acabar el concierto del jueves de José James (Mineápolis, Minesota, 47 años), el cantante de jazz para la generación hip-hop, como le elogian algunos. A una chica le decían «estabas en trance», a otra «te he visto todo el rato mirando sin quitar ojo», y una dama que salía por la otra puerta espetó a sus amigas: «qué maravilla, al final hemos podido oír algo bueno después de la primera». Ejem, se refería a la vocalista con swing Jazzmeia Horn, que para muchos resultó irritante por sus largos monólogos en inglés, pero que cantó muy bien.
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Ambos cantaron muy bien y actuaron con bandazas. Ella más atada al sonido de los 40-50 y él al de los 70-80. Un José James que habló lo justo, que empero su nombre en español sólo dejó caer un 'muchas gracias' al final, y que pronunciaba su nombre diciendo 'yose yeims'. Dio un concierto creciente, con muchos momentos de groove hipnótico, con pasajes genuinamente jazz cuando cedía espacio para desarrollar las músicas a sus escuderos, cuatro jóvenes multirraciales (un hispano, un asiático y dos afros, con especial protagonismo de la jovencísima saxo alto Ebban Dorsey), con un repertorio salpicado con muchas versiones (Michael Jackson a la tercera en lo que fue el punto bajo de la cita, ¡los Rolling Stones!, y varias más) y con un estilo evidentemente estilista que tuvo el peligro de quedarse en la animación hotelera pero que supo crecer hasta lo fascinante durante su recorrido de 11 temas comerciales pero con mucho empaque en 89 minutos.
Comenzó el show impresionando, escoltado sólo por un trío (qué sección rítmica, y vaya bajo bombeando el groove, el gancho, el ritmo infeccioso) y cantando 'Tokyo Daydream', muy bailón (¡y todo el público estaba sentado!), entre un Robert Palmer juvenil y, ya desde la primera, el Stevie Wonder cantarín. Y a la segunda, tras presentar a su 'amazing band' o banda asombrosa, cantó la única pieza de la velada extraída de su último álbum, '1978' («por el año en que nací», explicó), la titulada 'Saturday Night (Need You Now)', con solo de piano muy Stevie.
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Una diva magnética y natural
El 'Rock With You' de Michael Jackson también tuvo referencia en su introducción a su productor Quincy Jones y le quedó insatisfactoria: ralentizada y con coros febles aportados por el público. Fue el punto bajo y si ese iba a ser el camino, mal íbamos. Al presentar el groove 'I Thought It Was You' de Herbie Hancock, JJ aseguró que este es un favorito de antes y de ahora (¿ya no te gusta Jacko, Yose?) y contó que lo conoció en abril en Abu Dabi, y en ese momento introdujo a la saxofonista Ebban Dorsey, la cuarta pata del combo de acompañamiento, quien se ganó muchas merecidas ovaciones.
José James se dispersó de nuevo en la versión del 'Miss you' de los Rolling Stones, con recitado suyo a lo Barry White flaco, falsete a lo Al Green y una vuelta sobre sí mismo final copiada a Michael Jakson, pero a partir de ahí y hasta el final ya todo fue cualitativamente superior y homogéneo. A menudo estilista, pero con fundamento, y sirva como ejemplo 'Park Bench People', un rapeado brillante, veloz y muy técnico en el que permitió largos solos a sus músicos (mientras él permanecía en medio de la escena filmando con su móvil, ¿lo subirá a Instagram?) y se reservó un alarde vocal que parecía de efectos especiales sin truco y sin autotune (por cierto, tampoco había teleprompters en el tablado, como revelaba la emisión del concierto por las pantallas del pabellón).
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«¿Lo estáis pasando bien», preguntó seguro de su efectista y efectivo buen hacer, y cantó seguidas dos de las mejores piezas del jueves: 'Come to My Door', un soul pop bonito y ligero a lo Terence Trent D'Arby sin ínfulas trascendentales, y 'Trouble', un funk muy Stevie Wonder, muy Spike Lee por ochentero, con dicción muy Jamiroquai (jo, ¡otro émulo de Stevie Wonder!), con parones por sorpresa para presumir de la conjunción de la banda, con la chavala Dorsey entregando un solo de saxo magnífico, y dejándolo todo preparado para el final, dedicado a Bill Whiters, del que JJ dijo que es un compositor top, que debería estar ahí arriba junto a Carole King, Stevie Wonder..., porque sí, lo incluyó en su lista.
Y explicó que en 2018 lanzó el álbum 'Lean on me', un tributo personal a Bill Whiters, y acabó el creciente y bien rematado show cantando tres cortes de ese disco: el hit transversal 'Ain't No Sunshine', vía Bobby Blue Bland adolescente, un 'Just the Two of Us' de Grover Washington, Jr. con espacio para el solo de saxo, claro (sepan que en el super-hit de 1981 cantaba Bill Withers, y también co-firmaba la canción), y a modo de bis, con Yose Yeims cantando entre el público por el pasillo central, estrechando manos, el funkito sedoso 'Lovely Day', que fue el único tema en el que el púbico sentado del pabellón se puso en pie para menear el bullarengue, que dirían Sinistro Total.
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Y tras esto se despidió deseando «paz y amor, es lo que necesitamos ahora en el mundo», y jaleando «Bill Withers forever».
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