Morgan, ni una idea original pero convencieron a sus fieles
El sexteto sólido, solemne y teclista personificado por la madrileña Nina de Juan convenció a sus fieles en el escenario San Miguel
Los madrileños Morgan han llegado a actuar en el escenario principal del BBK Live, antes de la pandemia, y ahí, al sol vespertino, dieron un ... concierto rígido, americanista, vertical, con poca cintura. Ayer volvieron al escenario San Miguel, el segundo en importancia y tamaño, con el césped más gastado tras un día de trote festivalero y resbaladizo y embarrado por la tormenta, y ahí continuaron con la misma onda musical, vertical (como el logotipo longitudinal con su nombre que usaron como telón de fondo), aún filoamericana y un poco más hinchada por ampulosa.
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Y aunque les vaya mejor (la reciente macrogira teloneando a Fito), permanece una característica primordial de su lideresa Carolina de Juan, alias Nina: el agradecimiento sincero por la asistencia y atención de su público. «Volver al BBK Live es un puto placer y un puto lujo», dijo. Para añadir: «Gracias por haber elegido pasar este ratito con nosotros, sois un puto lujo y un puto milagro».
Es como si Nina no se explicara por qué tienen tanto éxito cantando en inglés, sonando tan verticales y herméticos, y con tanta plétora de teclados (cinco hubo en escena), con tanto solo que no dijo nada (del bajo, de los teclados...) y con ninguna idea propia, original, durante 54 minutos y 9 canciones, una en español y tres entonadas por Nina en pie.
Actuaron en sexteto dispuesto en semicírculo, y durante su actuación no hubo pellizco ni pasó nada: fue como los momentos morosos del rock progresivo que preceden a un lapso emocionante, pero no se rompió la linealidad al enlazar soul-rock, rock americano de estadio a medio gas, y una despedida menos rígida cantada a lo Janis Joplin, porque una cosa que no se puede negar es que Nina canta muy bien.
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