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LA TECNOLOGÍA

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La vida después del coronavirus: Capítulo 7 ·

Internet multisensorial, la tecnología al servicio de una sociedad mejor

julen ensunza

Lunes, 15 de junio 2020

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Las telecomunicaciones y la tecnología han permitido mantener la actividad económica, teletrabajar, comprar, entretenernos o estar en contacto directo con familiares y amigos en cualquier parte del mundo durante la crisis sanitaria del coronavirus. Aunque más de uno ha tenido la tentación de echar la vista atrás y preguntarse qué hubiera pasado en una situación así hace solo unos pocos años, imaginar meses de confinamiento como los vividos sin disponer de todo este abanico de posibilidades resulta complicado. Mejor no pensarlo y mirar hacia adelante, porque el futuro avanza a velocidad de vértigo y la era digital sensorial, que permitirá que todos nuestros sentidos estén 'online', se presenta como uno de los retos del tiempo venidero. Las posibilidades que se abren a su alrededor son infinitas. Solo hay que saber aprovecharlas y disfrutar de ellas al máximo.

REFERENCIAS

  • Alicia Richart (Directora general de DigitalES) Ingeniera industrial y MBA por ESade Business School, es una ejecutiva de dilatada experiencia en el ámbito tecnológico, relaciones institucionales, regulación y consultoría de negocio. Dirige la nueva patronal tecnológica, cuyo objetivo es liderar la digitalización de España. Representa los intereses de 39 empresas, operadoras de telecomunicaciones, consultoras y fabricantes de redes.

  • Pernilla Jonsson (Doctora en Economía y Legislación) Directora de Ericsson Consumer&Industry Lab desde hace tres años, lideró con anterioridad el área de Desarrollo de Negocio y Consumo de la compañía. Es doctora en Economía y Legislación de Consumo por la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Durante su larga trayectoria profesional, ha trabajado en varias consultoras tecnológicas.

  • Jordi Sabaté (Asociación Española de Domótica) Es secretario desde 2014 de la agrupación nacional conocida bajo las siglas de CEDOM, que reúne a todos los agentes del sector de la automatización de edificios. Asimismo, este catalán también tiene a su cargo la secretaría de subcomités de normalización gestionados por la Asociación de Fabricantes de Material Eléctrico (AFME).

La tecnología interactúa en la actualidad con dos sentidos principalmente: la vista y el oído. Vivimos en un mundo 4G, pero, a medida que los usuarios se adentren en la era digital sensorial, se requerirá una conectividad híper rápida y una automatización avanzada. Y es que, probablemente antes de una década, todos nuestros sentidos estén ya 'online'. ¿Realidad o ficción? Complicado de vaticinar a la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos. Estamos hablando de un cambio de la actual conectividad a internet, basada en teléfonos inteligentes, a experiencias inmersivas que resultan de la conexión del conjunto de nuestros sentidos», anuncia Pernilla Jonsson, directora de Ericsson Consumer&Industry Lab y coautora de un informe que explora lo que eso podría significar para los consumidores en la vida cotidiana, impulsados por la conectividad sensorial a través de la inteligencia artificial, la realidad virtual, la realidad aumentada, el 5G y la automatización. En ese nuevo mundo que se presenta a la vuelta de la esquina, parece que el cerebro humano será la interfaz del usuario, lo que podría significar el fin de los teclados, ratones, mandos de consolas y demás elementos para controlar cualquier dispositivo digital.

«Se espera que la tecnología esté preparada para responder a nuestros pensamientos, e incluso para compartirlos», asegura Alicia Richart, directora general de DigitalES, la asociación española para la digitalización, que reúne a las principales empresas del sector de la tecnología e innovación de este campo. «Únicamente será necesario pensar las órdenes, y éstas sucederán», plantea. Pero los retos van todavía más allá. «Las experiencias 'online' actualmente no incluyen olores, y nuestro sentido del olfato también será una parte clave de internet», adelanta el trabajo de Ericsson Consumer&Industry Lab. De hecho, «la práctica de mirar cualquier tipo de vídeo se sentiría más inmersiva si el espectador pudiera oler la acción. Para 2030, el 56% de los usuarios espera poder disfrutar digitalmente todos los olores en las películas que estén viendo», señalan los autores del análisis.

«Una vez se ha demostrado que las telecomunicaciones y la tecnología son un servicio esencial, el reto es saber aprovecharlas para beneficio de todos y adecuar nuestros modelos educativos a las oportunidades laborales ligadas a estos sectores»

alicia richart

Así pues, todo indica que el sonido y la vista, complementados por el tacto, gusto y olfato, transformarán nuestras experiencias digitales hasta hacerlas prácticamente indistinguibles de la realidad física. «Convertirlas en aventuras inmersivas podría revolucionar, por ejemplo, los viajes y el turismo, entre otros muchos campos», apunta Richart. Se presentan grandes desafíos, pero también un amplio abanico de oportunidades. El 'internet de los sentidos' replanteará las relaciones. «Podríamos tener telepresencias que serán casi como encuentros reales, reuniones de trabajo, pero también educación. Estudiar geografía simulando que estamos en el Danubio, en el Everest o caminando por la Muralla China…», anticipa la directora general de DigitalES. De nuevo, las compras 'online' y los videojuegos serán, con toda probabilidad, la avanzadilla en este tránsito, los primeros en implantar el nuevo modelo, «pero ningún sector escapará a la revolución», avalan los expertos.

Será fundamental reducir cuanto antes la brecha digital. Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), el mayor porcentaje de conexión a la red se concentra entre los jóvenes de 16 a 34 años, aunque los ciudadanos de entre 65 y 74 también registran una tendencia al alza -el 42% se engancha, como mínimo, una vez a la semana-. Otro dato que llama la atención y requiere solución es que un 70% de los españoles tiene un nivel básico o menor para trabajar con las nuevas tecnologías. En este contexto, la implantación de la red móvil de quinta generación (5G), que rechazan algunos sectores sociales debido a sus posibles efectos nocivos para la salud, parece que cambiará la manera de comunicarnos y multiplicará la capacidad de las autopistas de la información, favoreciendo el despegue. De hecho, su despliegue permitirá desde la llegada de flotas de vehículos autónomos hasta la coordinación de trabajos agrícolas por medio de sensores, entre otras muchas alternativas de uso.

Ante este nuevo horizonte, ya hay empresas desarrollando proyectos concretos. Una de ellas es la sociedad cooperativa Novaltia, compañía de distribución farmacéutica que lleva más de un año trabajando en el que ha bautizado como Pharmadrón. Consiste en el reparto de medicamentos en lugares de difícil acceso mediante drones. Las aeronaves disponen de una autonomía de vuelo de 25 minutos. Alcanzan una velocidad de 80 kilómetros por hora y su capacidad de carga es de seis kilos. Las pruebas realizadas con un prototipo en el aeropuerto de Teruel se han saldado con éxito, pero aún quedan obstáculos técnicos y legales que superar para poder asistir a su implantación. «Dependemos de que se produzca un cambio de legislación; ahora no se pueden volar drones comerciales, y es necesario que se establezcan corredores sanitarios. La puesta en marcha de la red 5G también es fundamental para evitar cortes de conexión, ya que estos drones recorrerán distancias relativamente largas», explica el director general de Novaltia, Fernando Castillo, en la confianza de que, una vez operativos, sus dispositivos permitirán que cualquier pueblo pequeño o alejado pueda tener acceso rápido a los medicamentos, consolidando el actual modelo de distribución farmacéutica solidaria.

La ilustración: SANDRA LODI

Ilustradora y diseñadora gráfica, se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Salamanca y se posgraduó en 3D y medios digitales en Madrid. Su obra ha sido publicada por 'Tang Art Advisory' de Nueva York e incluida en la revista 'Afán Afán' de artistas emergentes.

Instagram:@sandra.lodi

La crisis del Covid-19 ha evidenciado que mantener la actividad económica, teletrabajar, llenar la despensa 'online', entretenernos o estar conectados con los nuestros ha sido posible gracias a las telecomunicaciones y la tecnología. «Una vez demostrado que son un servicio esencial, el desafío ahora es saber aprovecharlas para beneficio de todos», destaca Richart. En el nuevo escenario que se abre, las oportunidades laborales «van a estar muy ligadas a determinados sectores, entre ellos, por supuesto, el tecnológico, donde además el nivel retributivo es superior a la media», sostiene. Por ello, juzga «fundamental» adaptar los modelos educativos a las potencialidades que ofrecen las tecnologías. De ser aprovechadas, agrega, «nos servirán para forjar una sociedad mejor y más preparada para afrontar situaciones tan críticas como la que estamos padeciendo».

Otro de los campos abonados para la digitalización es la vivienda. Hablamos de la domótica y la inmótica. Habituales ya para activar y desactivar electrodomésticos o sistemas de calefacción y refrigeración, en no demasiado tiempo prácticamente todas las opciones y equipamientos de los hogares se controlarán a través de 'smartphones'. Al gusto específico del propietario. Las persianas se levantarán a la hora prefijada, las luces ya no dependerán de interruptores, los hornos reconocerán los alimentos y elegirán programa automáticamente, sin necesidad de girar la ruedita y tener que estar pendiente de que no se queme la cena con la que deleitar a los amigos. Los salones dispondrán de televisores inteligentes y será común el uso de gafas y cascos de realidad virtual, que sumergirán al usuario en todo tipo de mundos y aventuras como si fuera un personaje más dentro de la acción.

«El coche eléctrico es el único con emisiones cero en la actualidad, pero hay otras soluciones, como el hidrógeno verde, que dará valor a los vehículos industriales»

josé lópez-tafall

Las mascotas inteligentes y los robots también tendrán su espacio en esas casas del futuro, en las que a buen seguro no faltarán sistemas de purificación del aire, conscientes más que nunca de que un virus nanométrico puede traer al mundo por la calle de la amargura. «Los robots pueden ser un complemento o una extensión del sistema de automatización y control si los entendemos como algo que contribuye a hacer la vida más confortable; no obstante, el hogar inteligente puede existir perfectamente sin ellos», describe Jordi Sabaté, secretario de la Asociación Española de Domótica e Inmótica (CEDOM), que aglutina a todos los agentes del sector de la automatización de edificios.

Las comunidades de vecinos tenderán a estar totalmente monitorizadas. Los edificios inteligentes contarán con sofisticados sistemas de vigilancia y ahorro energético, más servicios añadidos como taquillas electrónicas para recibir la paquetería adquirida a través de internet sin tener que esperar al repartidor en casa. «La demanda de este equipamiento irá progresivamente en aumento a raíz de esta pandemia, aunque no permite la entrega de artículos voluminosos. Lo que está claro es que la intromisión del Covid-19 en nuestras vidas impulsará nuevas aplicaciones de los sistemas de automatización y control; las interfaces existentes están muy evolucionadas, pero eso no implica que estén exentas de sumar mejoras, alternativas de interacción con la domótica. Cada persona puede imaginar su hogar del futuro de distinta manera», asegura Sabaté.

«Los robots pueden ser un complemento de la automatización de los hogares, entendidos como algo que puede hacer la vida más confortable, pero la casa inteligente puede existir sin ellos»

Jordi sabaté

¿Y las ciudades, cómo se verán afectadas por la revolución digital? Se prevé que el 85% de la población mundial habite en núcleos urbanos para mediados de siglo, aunque esta tendencia podría verse contenida por efecto de la epidemia. El temido contagio comunitario y la exitosa experiencia del teletrabajo sobrevenido vuelven a hacer atractivos los pueblos, más apacibles, menos congestionados. Los que se queden saludarán más pronto que tarde a la urbótica. Las 'smart cities' nacen con el objetivo de crear espacios sostenibles económica, social y medioambientalmente. Ciudades en las que se aplican las tecnologías de la información y de la comunicación con el objetivo de proveerlas de infraestructuras que garanticen una mayor eficacia de los recursos disponibles, el incremento de la calidad de vida de los residentes y una participación ciudadana activa.

Por sus calles circularán coches autónomos e hiperconectados. Con los vehículos eléctricos ya estamos asistiendo de alguna manera a lo que pueden ser los automóviles de mañana. Alemania y otros países del norte de Europa prevén que su parque móvil esté dominado por estos modelos antes de 2030. Las autopistas tendrán postes de carga que permitirán llenar la batería en menos de diez minutos y, veinte años después, los motores de gasolina serán probablemente un recuerdo del pasado.

Hoy por hoy, «el coche eléctrico es el único con emisiones cero, pero hay otras soluciones en marcha, como el hidrógeno verde, producido por energías renovables, que dará valor a vehículos industriales cuya electrificación es complicada», ilustra el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), José López-Tafall. En el camino hacia esa nueva movilidad, el conductor seguirá siendo durante un tiempo pieza clave. «La conducción automatizada está mas cerca de lo que parece, pero no así la autónoma -apunta López-Tafall-. Antes deben conjugarse muchos factores, como un nuevo diseño del entorno».

El vehículo del futuro inmediato será capaz de detectar y responder a semáforos o señales de tráfico. Y, al estar conectado a numerosas plataformas de servicios, sabrá elegir las rutas más adecuadas en cada momento. El desarrollo tecnológico en 'software' y sensores avanza derecho por esa vía, que experimenta ya con prototipos en los niveles más altos de autonomía. No obstante, aunque se trabaja sobre modelos que no necesitan estar permanentemente conectados a la red, se requiere de una infraestructura de telecomunicaciones acorde. Algunas experiencias de transporte de mercancías sin conductor con rutas predeterminadas, sobre todo entre empresas ubicadas dentro de un mismo polígono, llevan la delantera.

Para que prosperen todos estos futuribles es indispensable reformular la producción. «Estamos ante el mayor proceso de transformación de los últimos cien años. Nos orientamos hacia la industria 4.0 con más robótica, digitalización, uso de las tecnologías de la comunicación, alta cualificación de los profesionales, mapas de procesos, gestión de datos, nuevas materias primas...», enumera López-Tafall.

Vaya, un universo urbano de película, en el que hasta se vislumbran ya automóviles voladores para uso compartido. Uber Elevate acaba de presentar en Las Vegas su proyecto más avanzado, con la idea de comenzar a operar a la vuelta de la esquina, en 2023. Se trata de un aerotaxi cien por cien eléctrico, capaz de despegar y aterrizar verticalmente y con asientos para cuatro pasajeros. El primer prototipo, basado en conceptos de diseño de la NASA, está concebido para ser pilotado. Pero, más adelante, la intención de los responsables de la iniciativa es que sea completamente autónomo. Los sueños están cada vez más cerca de hacerse realidad.

La desconexión digital del mundo rural, un serio problema por resolver

Engancharse a internet o disponer de cobertura en el móvil en algunas zonas rurales puede convertirse en un suplicio. La falta de infraestructuras y los costes son algunas de las causas de un aislamiento digital que impide, por ejemplo, implantar tecnologías avanzadas en la producción y, por tanto, pone en peligro su desarrollo. Comunidades como Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura son las peor paradas. Según los últimos datos de la Secretaría de Estado para el Avance Digital, todavía existen cientos de poblaciones pequeñas con este problema. Y eso, pese a que España es puntera en infraestructuras de telecomunicaciones, con la red de fibra óptica más voluminosa de Europa y entre las cinco primeras del mundo.

OTRO MUNDO

  • Conectividad | El cerebro, principal interfaz Lleva camino de convertirse en sensorial a lo largo de la próxima década, a través de la inteligencia artificial, la realidad virtual, la realidad aumentada, el 5G y la automatización, con el cerebro como único o principal interfaz.

  • Domótica | Hogares y edificios inteligentes Todos los electrodomésticos y equipamientos de las viviendas se controlarán a través de los móviles y las comunidades de vecinos tenderán a estar completamente monitorizadas con la incorporación de sofisticados sistemas de vigilancia y ahorro energético.

  • Movilidad | Camino de los coches autónomos El vehículo del futuro será capaz de detectar semáforos y señales, y al estar conectado a un buen número de plataformas y servicios elegirá las rutas más adecuadas. Los automóviles eléctricos son solo el primer paso hacia el cambio.

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