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IGOR AIZPURU
La actriz con un Goya que cuidaba el comedor en una ikastola de Vitoria
Patricia López Arnáiz

La actriz con un Goya que cuidaba el comedor en una ikastola de Vitoria

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Viernes, 28 de mayo 2021

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Una vocación tardía

Patricia López Arnáiz (Vitoria, 1981) estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad del País Vasco antes de interesarse por el teatro con 25 años. En la escuela Ortzai encontró la vocación y en 2010 su nombre aparece por primera vez en los títulos de crédito de '80 egunean'. Después vinieron series como 'La otra mirada' y 'La peste' y películas como 'Lasa y Zabala', 'El árbol de la sangre', la trilogía de 'El guardián invisible', 'Mientras dure la guerra' y 'Ane', por la que ganó el pasado mes de marzo el Goya a la mejor actriz protagonista.

Todos volvemos de vez en cuando al paraíso de nuestra infancia. Patricia López Arnáiz echa la vista atrás y se descubre en el barrio del Pilar de Vitoria, jugando a ser tendera con una amiga y ensayando coreografías con un radiocasete. Unos días fantaseaba con la idea de ser profesora de matemáticas y otros bailarina. Las calles con nombres de países sudamericanos (Venezuela, Panamá, Paraguay…) fueron el escenario de los sueños de una niña alegre y vitalista, que tardaría unos cuantos años en encontrar su vocación. «La veintena es una etapa de experimentar cosas», defiende esta vitoriana, que viajó y picoteó en diferentes disciplinas artísticas antes de encontrar la manera de expresar lo que lleva dentro. A sus 40 años recién cumplidos, López Arnáiz comienza una nueva vida gracias al Goya a la mejor actriz protagonista que ganó el pasado marzo por 'Ane'. Por fin ha encontrado su lugar en el mundo en los escenarios y platós. Y quiere seguir siendo anónima en su pueblo sin nombre de la montaña alavesa.

Quizá Patricia López Arnáiz haya tenido que esperar a asomarse a la cuarentena para encontrar la mirada crispada y dolida de la protagonista de 'Ane', una madre coraje en permanente desencuentro con una hija adolescente enrolada en la kale borroka. La ópera prima de David Pérez Sañudo supone un original acercamiento a la violencia en Euskadi cuando ETA todavía mataba. Vigilante de seguridad en las obras del tren de alta velocidad, el personaje de la actriz se pasa toda la cinta yendo y viniendo, discutiendo con su exmarido y buscando a su hija mientras bebe compulsivamente brebajes isotónicos como si fuera un tic. Puro nervio. Y la rabia de quien sabe que está echando su vida a perder.

«Ser actriz no lo he vivido como un sueño que siempre he tenido. Yo no sabía muy bien cómo ocurren estas cosas»

Triunfo Profesional

'Ane' es de esas películas sustentadas en una protagonista que aparece en casi todos los planos. Una oportunidad para alguien que hasta hace solo tres años no tenía claro que podría dedicarse profesionalmente a la interpretación. «Ser actriz no lo he vivido como un sueño que siempre he tenido. Yo no sabía muy bien cómo ocurren estas cosas», se sincera López Arnáiz. «Estaba bastante preparada por si no se materializaba, no iba a tener una sensación de fracaso. Lo normal era mi trabajo y lo excepcional, hacer una película. Este viaje lo he recorrido sobre la marcha».

Lo normal era el trabajo diario como monitora en el comedor y el aula matinal de la ikastola Zabalgana. Y las labores de producción en la oficina de la sala de conciertos Hell Dorado de la capital alavesa. Lo excepcional, los rodajes de 'Lasa y Zabala', 'El árbol de la sangre' y la trilogía de 'El guardián invisible', la primera vez que la actriz intuyó que su trabajo iba a tener visibilidad. Hasta que llegó un momento en el que las excedencias ya no bastaban. Las series 'La otra mirada' y 'La peste' y la película 'Mientras dure la guerra', de Alejandro Amenábar, la obligaron a tomar una decisión. «Empecé a creerme que era posible. Pero me costó pedir la baja voluntaria del trabajo», admite. «Recuerdo el momento de escribir un e-mail y darle a la tecla de intro. Y pararme a pensar, a ver, ¿qué estoy haciendo?».

«Mi cuerpo me acompañó hasta los Goya, que eran la meta. Pero cuando subí a la habitación después del premio estaba temblando, catatónica»

La noche de los Goya

IGOR AIZPURU

A toro pasado, Patricia López Arnáiz ve la lógica de un camino que le ha conducido hasta un lugar que puede llamarse éxito. Hasta cuando trabajaba con niños les montaba sesiones de cuentacuentos e interpretaba diferentes personajes. Sus padres, sin ninguna vinculación con el mundo del espectáculo, se inquietaron cuando, de chavala, se le pasó por la cabeza estudiar Bellas Artes. Nunca la presionaron. «Sentí que les apetecía que hiciera una carrera, creían que iba a tener una vida mejor con estudios. Siempre han estado ahí, me han apoyado muchísimo», apunta. En una decisión más pragmática, se matriculó en Publicidad y Relaciones Públicas en la UPV y se fue a vivir a Bilbao mientras trabajaba de camarera los fines de semana. Tenía 17 años.

Al acabar la universidad, Patricia sabía que no quería trabajar en Publicidad. Seguía sin encontrar su vocación. Dibujaba, cantaba en un grupo, le gustaba la fotografía y acumuló experiencias vitales en Génova y Granada. «No me preocupaba tanto del qué sino del cómo», resume. Tampoco era especialmente cinéfila. De vez en cuando, en casa preguntaban si tenía intención de trabajar alguna vez en lo que había estudiado, aunque sin demasiada insistencia. «Sentía que tenía algo dentro que no sabía cómo canalizar», resume la actriz, que a los 25 años empezó a estudiar teatro en la escuela Ortzai de Vitoria. Allí, en los bajos del cine Guridi experimentó una epifanía mientras sostenía en sus manos 'Las voces del desierto', el libro en el que la escritora y doctora Marlo Morgan narra su experiencia con los aborígenes de Australia. «Cada miembro de la tribu escoge su propio nombre. No es el otro el que te dice quién eres, para qué vales, sino que uno se descubre a sí mismo. Yo estaba buscando mi propio nombre, mi medio de expresión».

«La pandemia nos está pasando factura a todos. Pesa no tener la libertad de vivir como vivíamos»

Fatiga Pandémica

Flashback a la primera vez que Patricia López Arnáiz se asomó a un escenario en una representación de 'El zoo de cristal': «El primer contacto con el público, la sensación oscura de la sala, los focos deslumbrándote… Nunca lo he pasado mal en el teatro». Y de ahí a la noche de los Goya, que el equipo de 'Ane' disfrutó desde una casa rural en Burgos. La actriz agradeció que no fueran presenciales, porque se le sigue «saliendo el corazón» cada vez que recoge un premio. «Fue una experiencia íntima: vino mi compañero, una amiga, el equipo… También agotadora, porque venía de unos meses muy duros. Al poco tiempo enfermé, demasiada energía gastada. Mi cuerpo me acompañó hasta los Goya, que eran la meta. Pero cuando subí a la habitación después del premio estaba temblando, catatónica».

Hace seis meses que la actriz vive en un pequeño pueblo de la montaña alavesa que prefiere no desvelar. Sale de casa rodeada de perros y gallinas y se pierde en un robledal. A raíz del Goya tuvo mil requerimientos para entrevistas y reportajes de moda. Vinieron «noches insomnes» y el temor a perder la intimidad. «Exponerme me da miedo», constata. «Quiero estar ahí, pero que no se me vaya de las manos. De momento, voy tranquila por la calle y muy poca gente me conoce. Mi representante me ayuda mucho, ya sabe cómo soy. Voy haciendo cositas, pero con cuidado». Su perfil puramente informativo en redes sociales solo lo rompió cuando una amiga que trabaja en Osakidetza le pidió un vídeo para las manifestaciones del 1 de Mayo en apoyo a la sanidad pública. «La pandemia nos está pasando factura a todos», concluye. «Pesa no tener la libertad de vivir como vivíamos».

«No sé si en el futuro habrá papeles para todas las actrices de cierta edad»

Cuando un actor atraviesa un buen momento, su filmografía se acelera. Patricia López Arnáiz ha rodado después de 'Ane' una serie, 'Feria', y nada menos que tres películas: 'Mediterráneo', 'La hija' y 'La cima'. A finales de mayo, comenzará en Bilbao la filmación de 'Intimidad', una serie de Netflix sobre mujeres en la política y vídeos sexuales que ponen a prueba los límites de la intimidad protagonizada por Emma Suárez, Itziar Ituño y Verónica Echegui. Dentro de veinticinco años, sonríe, no tiene ni idea de dónde se encontrará en su vida ni en su profesión. «Supongo que seguiré en un pueblo, en la naturaleza», aventura. «Pero siempre está la incertidumbre alrededor de este oficio. Y también se habla mucho de los personajes que quedan para las actrices de cierta edad. No sé si habrá para todas».

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