«En breve tendremos una app para saber el paso de trenes en tiempo real»

Metro Bilbao cumple 25 años. Un esperado aniversario que llega en plena pandemia. El virus ha aguado la mayoría de los actos de celebración que se planificaron hace más de un año. «Eso es lo de menos», advierte su director gerente, Eneko Arruebarrena (Leioa, 1970). El Covid-19 está teniendo un impacto brutal en la demanda del suburbano (hoy viaja el 65% de clientes con respecto a 2019) y amenaza con abrir un agujero enorme en las arcas de la empresa pública, al tiempo que está alentando una deserción del transporte colectivo en favor del vehículo privado. Ante la crisis, Arruebarrena reivindica el papel histórico del metro como elemento vertebrador de la sociedad y afirma que «utilizarlo es muy seguro».

– Un cuarto de siglo de historia. ¿Cuál es el mayor logro de este transporte?

– El haberse convertido en algo indispensable para los vizcaínos. Los ciudadanos demuestran quererlo y estar orgullosos de un medio de locomoción que ha mejorado su calidad de vida y ha transformado el Bilbao metropolitano.

-El metro cumple 25 años y hay algunas reivindicaciones de algunos colectivos que ya son un clásico en el suburbano. ¿Tienen previsto ampliar el horario a primera hora de la mañana para dar servicio a algunos trabajadores que se quejan por no poder ir a sus puestos en tren?

- Es algo que hemos estudiado varias veces y el resultado de esos informes técnicos es que no parecía estar justificada una decisión así. Ahora mismo no hay ningún plan para ello. Existen otros servicios que pueden dar cobertura y servicio a estas personas.

-¿Y la posibilidad de habilitar baños? Curiosamente hace unos años se rodó un anuncio de televisión en el que unos policías trasladaban a una mujer a unos servicios que, evidentemente eran de atrezo.

-El asunto se miró a petición de las Juntas Generales. Pero vimos que obstaculizaba la seguridad, en lo que a la evacuación por una emergencia se refiere. Los andenes y mezzaninas son las que son y no se pueden cambiar. Si construimos baños iría en detrimento de la seguridad, que debe ser siempre lo primero.

-También hay quien ha solicitado que puedan viajar mascotas de más de 8 kilos.

-Hicimos otro estudio y hubo un número importante de gente partidaria de ello, pero también otro número más grande aún que mostraba su rechazo y advertía incluso que no estaría dispuesta a viajar compartiendo espacio con estas mascotas.

-Una de las grandes mejoras que los usuarios demandan es la introducción de una aplicación que permita saber en tiempo real cuando va a llegar el próximo tren, así como poder recibir notificaciones de retrasos o averías. ¿Cuándo pondrán en marcha esta esperada aplicación?

-La pandemia ha retrasado muchos trabajos y proyectos, entre ellos éste. Creo que en breve tendremos buenas noticias sobre este tema. Esa aplicación está muy próxima.

-La nueva estación de Ibarbengoa parece que no arranca, que el número de usuarios es muy bajo, al igual de lo que sucede con el parking disuasorio allí construido.

-Ibarbengoa ha arrancado en junio, en plena pandemia, hay que darle tiempo. También nos pasó al principio con el parking de Leioa o el del BEC, que no acababan de funcionar. Pero está claro que es una buena idea para que la gente de Uribe-Kosta pueda acercarse de manera directa al metro. Además, la apertura de esta estación ya se justifica por sí sola, porque hemos conseguido extender las frecuencias de 6 minutos hasta ese punto.

– ¿Cuál ha sido el momento más difícil en estos 25 años de trayectoria?

– Éste, sin ninguna duda. El metro se debe a la sociedad, y la situación es crítica para todos.

– La pandemia ha llegado para cortar de raíz el récord que lograron en 2019, con más pasajeros que nunca (91 millones).

– Cualquier momento hubiera sido malo, pero es verdad que veníamos de un año excepcional, incluso en este enero y febrero habíamos batido todos los registros.

– Hay una peligrosa tendencia a coger el coche privado. ¿Le preocupa que sean clientes perdidos y que igual ya no vuelvan al metro cuando pase el virus?

– Si alguien cambia el metro por la bicicleta o por ir a pie, no pasa nada. Es más, igual si digo esto me cesan, pero hasta lo celebraré porque es saludable y ecológico. Lo que me irrita es que, en un escenario postpandemia, el ciudadano se pase al coche, porque no nos lo podemos permitir como sociedad. Gracias al metro hay 222.000 vehículos menos en la carretera en los días laborables. Imagina cómo serían nuestras ciudades sin el suburbano.

– ¿Es seguro viajar en metro? La gente se queja de que hay aglomeraciones.

– Yo estoy convencido de que es seguro.

– Pero al principio de la pandemia se lanzó un mensaje por parte de las autoridades de que se priorizara el vehículo privado.

– Este virus ha sido algo nuevo para todos. Nos ha obligado a tomar decisiones en segundos.Lo que sabíamos entonces no es lo mismo que sabemos ahora. Hemos ido adaptando los mensajes y las situaciones. Ahora hay varios factores que nos permiten estar más tranquilos:no se han detectado brotes en el transporte público; el aire de los trenes se renueva totalmente cada cuatro minutos; se viaja, por lo general, en silencio, por lo que la emisión de gotículas es pequeña;es imposible ver a alguien sin mascarilla, ya que la seguridad está muy encima;el viaje promedio es corto, unos 10 minutos para recorrer 6,6 kilómetros;hemos invertido otros 500.000 euros en reforzar la limpieza; y gastamos todas las semanas decenas de litros de gel hidroalcohólico. Por último, estamos dando el máximo servicio posible.

– La gente se pregunta por qué no se puede ampliar la oferta.

– Damos todo lo que podemos, con trenes cada dos minutos y medio en hora punta, en el tronco común. Para sacar más circulaciones habría que cambiar todo el sistema de señalización y seguridad. Hablamos de algo que costaría decenas de millones de euros, aunque no es una cuestión de dinero, sino que también haría falta unproceso de aprendizaje de más de un año.

– ¿Y poner un quinto vagón a todos los convoyes? Ahora mismo sólo la mitad lo llevan.

– Comprar un tren, que vale 10 millones de euros, no se hace de la noche a la mañana. Es complejo. Es una operación a largo plazo, con una planificación en el tiempo. No te levantas un día y vas a la CAF (el fabricante)como quien va a una carnicería y le dices:'Oiga, póngame 23 vagones nuevos'. Por desgracia, no funciona así. El viajero tiene que saber que estamos haciendo todo lo técnicamente posible para dar el mejor y mayor servicio.

– Metro Bilbao es una de las compañías de transportes de Europa con el índice de cobertura más elevado. De cada euro gastado, 85 céntimos proviene de ingresos propios. Pero eso le hace también más vulnerable a los efectos económicos de la pandemia, en comparación a los autobuses, que sólo logran el 25% de sus fondos por venta de billetes. Esto está generando un gran déficit. ¿Saben ya de qué magnitud?

– Lo has descrito muy bien. Tener un índice de cobertura tan alto es una grandeza, pero ahora mismo también es un problema, porque hoy transportamos al 66% de la clientela que tuvimos en estas mismas fechas en 2019. Hubo un domingo en abril que registramos sólo 9.000 viajes. Lo nunca visto. Casi cada semana estamos rehaciendo el Presupuesto. Aún no está cerrado, pero se van a dejar de ingresar 25 millones de euros.

– ¿Quién tapará ese agujero?

– El Gobierno vasco y Diputación.

– ¿Repercutirá en el pasajero con una subida de tarifas, habrá recortes de personal o en los sueldos de los trabajadores?

— A nosotros no nos corresponde fijar la mayoría de las tarifas. Es algo que hace el Consorcio de Transportes, pero no me han dicho nada al respecto. No parece que vaya a haber un cambio en la política que vienen manteniendo. Respecto al empleo, daremos el máximo servicio posible y necesitamos a toda la plantilla.