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Varios spotters 'disparan' a un avión de Norwegian durante una jornada de puertas abiertas.

«Seguimos siendo los frikis de Loiu, pero ahora la gente nos tiene cariño»

Dos spotters que 'cazan' aviones en el aeropuerto de Bilbao relatan los secretos de una afición que se ha popularizado en los últimos cinco años

Miércoles, 18 de noviembre 2020

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A estas alturas es posible que el lector sepa lo que es un spotter, uno de esos aficionados a la fotografía de aviones que se suele apostar con sus objetivos en el perímetro de los aeropuertos para 'cazar' aeronaves, cuanto más peculiares o grandes, mejor. Pero hace cinco años, cuando el jefe de Comunicación de Loiu, Kepa Gorria, se propuso darles entrada a las pistas, con una jornada dedicada a su labor, más de uno en 'La Paloma' se preguntó de qué diablos hablaba. Hoy los spotters son reconocidos como parte de la familia del aeródromo vizcaíno. Dos de los más reputados en Euskadi son Iñaki Ropero, por su dedicación y precocidad, y Juan Miguel Anatol, por su persistencia en Hondarribia y sus instantáneas desde helicópteros.

–¿Cuándo comenzó el fenómeno spotter en Loiu?

-Iñaki Ropero: Bueno, yo empecé en 2013 (tenía 13 años, entonces) y éramos dos o tres las personas que acudíamos habitualmente al aeropuerto a tomar fotografías. No éramos más. Yo solía venir en autobús después del instituto. Con los años, el número ha ido aumentando.

-Juan Miguel Anatol: La época dorada es ahora, gracias a la revolución de las cámaras digitales y, por supuesto, de las redes sociales, donde los spotters muestran su trabajo.

-¿Un spotter es más un aficionado a la fotografía o a los aviones?

-I. R. : Yo creo, al menos en mi caso, que más a la aviación.

-J. M. A.: Yo pienso que se conjugan muy bien ambas aficiones, que, por cierto, maridan a la perfección.

-¿Cómo es Loiu para 'cazar' aviones?

-I. R.: No es un aeropuerto fácil. Al principio sólo teníamos un sitio más o menos decente para disparar. Con el tiempo, hemos ido descubriendo nuevos e interesantes lugares. Pero tiene sus complicaciones. Por la orientación de la pista, por ejemplo, hay mucho contraluz y otras dificultades que te obligan a depurar tu técnica fotográfica.

-J. M. A.: Desde luego que hay que trabajárselo. No es como en otros aeropuertos donde sólo tienes que sentarte a esperar.

Juan Miguel Anatol, dentro de un avión.

-¿Cómo se entera un spotter de cuándo viene un avión especial?

-J. M. A: Normalmente hay avisos por Twitter de gente que está en el mundillo, porque los planes de vuelo son normalmente públicos. En algunos casos, no lo son, pero es en una minoría de las veces. También funcionamos con chivatazos de contactos que tenemos en aerolíneas y otros estamentos del mundo aeronáutico (Anatol tiene muchas fotos del avión del Rey, por ejemplo).

-¿Cuál es ese aparato especial que habéis tenido la suerte de fotografíar en Loiu?

-I. R.: Hay muchos especiales. Uno de los últimos que más me ha llamado la atención fue un avión ucraniano que traía a niños de Chernobil de vacaciones a Bizkaia y que en enero fue abatido por un misil en Irán. También me gustan mucho los 'Airbus 330' que he captado y que pertenecían a diferentes aerolíneas como Air Europa, Turkish Airlines o Aer Lingus. Y, por supuesto, el '747 Jumbo' de Corsair(el Boeing de dos pisos), que vino por las finales de Rugby de hace dos años.

-J. M. A. : En mi caso, me gustó mucho el día que me encontré por casualidad con el prototipo de Airbus 321 Neo en Loiu. Estaba haciendo pruebas. También pude retratar a un charter 757 (un Boeing) de color negro, muy raro y elegante.

-¿Y cuál es ese avión que se os ha escapado o que siempre quisisteis fotografiar y que ya no será posible?

-J. M. A.: Pues en 1999 o 1998 estuvo el Concorde en Biarritz, además llevaba la librea de Pepsi. Pero para cuando me enteré, ya era demasiado tarde y ahora ya es imposible fotografiar a un avión supersónico como éste porque fue retirado de circulación tras el accidente de París de julio de 2000.

-I. R.: A mí se me escapó el '747' de la compañía KLM. También me habría gustado disparar al mismo aparato pero de la extinta compañía Pan Am (la mítica aerolínea estadounidense desapareció antes de que Iñaki naciera).

Iñaki Ropero se hace un 'selfie' frente a un aparato de Vueling

-Con la pandemia ha habido semanas con muy pocos vuelos y ahora mismo no puedes ir a sacar fotos a Loiu si no vives en un municipio colindante. ¿Cómo lo estáis sobrellevando?

-J. M. A.: La situación es muy dramática en el mundo de la aviación, la verdad. Esperemos que salgamos pronto del bache y la actividad vuelva.

-I. R.: Antes dormían en Bilbao muchos aviones. Pero ahora las pernoctas se han reducido drásticamente y esto supone una reducción en las oportunidades de captar aviones. Estamos cruzando los dedos para que la industria salga adelante.

-Cuando esto remonte y si es necesario ampliar el aeropuerto, ¿creéis que se debería tener en cuenta a los spotters?

-J. M. A.: Sin duda. Hay aeropuertos como el de Barcelona en el que se les mima. Allí se ha montado una plataforma. En algunos aspectos hemos ido hacia atrás. Yo recuerdo que, de pequeño, acudía con mi padre a la terraza acristalada de Hondarribia. Allí veíamos los despegues y aterrizajes. Ahora ya no es posible. Creo que hay que dar pasos para recuperar el sabor familiar que la aviación tenía antaño y que generaba esa pasión. De ahí salían pilotos, tripulantes de cabina, mecánicos...

-I. R.: Yo he estado en Japón y allí, en el aeropuerto de Tokio, hay un sitio pensado para fotografiar o ir a ver aviones. Además, supone una fuente de ingresos adicional porque se vende merchandising de aerolíneas y otros objetos relacionados. Es una actividad que se podría complementar, además, con una cafetería o un local hostelero. Dentro de la terminal de Loiu es prácticamente imposible ver bien un despegue o aterrizaje por su propia estructura y por los reflejos que hacen los cristales.

-¿Han pasado cinco años desde el primer evento de la Euskal Spotting, creéis que la gente ya no os ve cómo los 'frikis' que se suben a taburetes para fotografiar aviones al otro lado de la valla?

-J. M. A.: Seguimos siendo unos frikis, pero la gente nos entiende ahora y nos tiene hasta cariño.

-I. R.: Eventos como el que comentas ayudan a normalizar nuestra afición. La verdad es que hacemos lo que nos gusta y ya hay muchos colectivos que nos valoran, como los pilotos. Muchos de ellos nos saludan por la ventanilla o se comunican con nosotros mediante mensajes escritos en papeles que tienen por la cabina.

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