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20 años del despegue de 'La Paloma'

El aeropuerto de Loiu cumple hoy dos décadas sacudido por una pandemia que llegó cuando tocaba el cielo con casi 6 millones de clientes

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Miércoles, 18 de noviembre 2020

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Hoy hace 20 años que Bizkaia inauguró el aeropuerto «más vanguardista de Europa». Así lo definió el entonces Príncipe Felipe en la ceremonia de apertura. El territorio dejaba atrás las instalaciones de Sondika para abrir una terminal en Loiu con el triple de superficie y un atrevido diseño firmado por el arquitecto Santiago Calatrava. Se cambiaba «una cajita de zapatos» -como dijo Iñaki Azkuna- por un elegante espacio con forma de 'paloma', pensado para dar servicio a cuatro millones de pasajeros y con la aspiración de convertirse en la puerta de entrada del nuevo Bilbao.

Se ha hablado mucho sobre el Guggenheim y el metro y el efecto catalizador de ambos en el resurgimiento de una ciudad que vivía sumida en la tristeza de una fuerte desindustrialización. Pero poco se ha estudiado cómo contribuyó Loiu a esta transformación. En un lustro (1995-2000), los vizcaínos asistieron a la llegada del suburbano, el brillo del centro cultural de titanio y la presentación en sociedad del aeródromo. Es difícil saber si el auge de 'La Paloma' fue simplemente un reflejo del éxito incipiente de una sociedad que despertaba de la pesadilla del paro o si realmente representó, en sí mismo, uno de los puntales en los que se apoyó aquel despegue. Valoraciones al margen, lo cierto es que las cifras hablan por sí solas.

El aeropuerto de Bilbao pasó pronto de tener 2,5 millones de usuarios a más de 4. El número de conexiones se multiplicó. Loiu arrancó con 23 destinos y tocó el cielo el año pasado con 53 rutas distintas y casi 6 millones de clientes. También con 3.000 empleos directos. Es cierto. Hay que decirlo. En este 2020, con la pandemia, 'La Paloma' ha caído en un abismo. Ha habido días en que no se ha operado un solo vuelo, algo que no sucedía desde la posguerra. Las cifras de estos ocho meses son dramáticas: 850.000 usuarios. Multitud de aerolíneas se han batido en retirada. El 20 aniversario del aeropuerto ha llegado en el peor momento, al igual que le ha pasado al metro con su 25 cumpleaños o al Guggenheim con sus 23 primaveras, paradójicamente tras un 2019 que había sido glorioso.

La dirección de Loiu no ha preparado ningún acto ni celebración. La situación en el sector es desesperada. Pero el virus no puede borrar una trayectoria victoriosa que ha permitido a 78 millones de pasajeros moverse por Europa por ocio o negocio. Bilbao se ha convertido por derecho propio en la referencia del norte de España, sobre todo por sus conexiones internacionales. Ya no es necesario pasar por Madrid para dar el salto a las grandes plazas europeas. De hecho, hoy en día hay menos pasajeros con Barajas (835.000) que en el cuarto año de funcionamiento de Loiu (839.000) y el peso de este enlace ha pasado del 25,3% al 13,9%.

Vídeo. El viaje de una maleta por las entrañas de 'La Paloma'.

El aeródromo vizcaíno ha logrado fortalecer y expandir su 'hinterland' o zona de influencia. Bilbao atrae a pasajeros de Gipuzkoa y Álava, por supuesto, pero también de Asturias, Cantabria, Burgos, La Rioja, Navarra y el sur de Francia. Todo ello pese a la fuerte competencia con Santander o Biarritz. De hecho, sorprende el poder de seducción de 'La Paloma' y su oferta de vuelos en el País Vasco francés. Algo que quedó patente en abril de 2018, cuando los parkings del aeródromo vizcaíno se colapsaron por la afluencia de clientes, coincidiendo con las vacaciones de primavera en el país vecino, que no coinciden en fechas con las españolas.

Lo conseguido en 20 años ha sido mucho. Tanto es así que, antes de la pandemia, el debate para ampliar la terminal abierta hace 20 años estaba lanzado. Aena ya preparaba el proyecto, después de haber ido ejecutando en los últimos tiempos diversas obras de remodelación para ganar comodidad y espacio, ya que 'La Paloma' fue diseñada con un horizonte de pasajeros de entre 4 y 4,5 millones, una barrera que ya se rebasó hace cuatro años.

Vídeo. Los vigilantes de 'La Paloma'

En estas dos décadas, la terminal ha cambiado al ritmo de la sociedad vasca. «Hemos ido de la mano de la evolución de nuestro entorno, del avance tecnológico y de la progresión en la aviación comercial, que se ha acelerado enormemente», asegura su directora, Cristina Echeverría, que lleva a los mandos de 'La Paloma' desde 2013. Con anterioridad le precedió Jesús Garay (2010-2013), Begoña Llarena (2001-2010) y Segismundo López Santacruz, que terminó en la cárcel por delitos de corrupción relacionados, precisamente, con las obras de la nueva terminal.

Salida de la actual crisis

¿Qué le ha faltado a Loiu en estos 20 años? Quizás el vuelo transoceánico que Iñaki Azkuna demandaba el mismo día de la inauguración. Todo era posible antes de la pandemia, sobre todo con la llegada de la nueva familia de aviones de Airbus y Boeing. Sin embargo, el coronavirus lo ha desbaratado todo. Los esfuerzos se tienen que centrar ahora en salir bien colocados de este bache. «Nuestro empeño pasa por lograr que, a la salida de esta crisis, el aeropuerto esté bien posicionado, ya estamos trabajando con las instituciones y, de la mano, trasladamos a las compañías aéreas todo el potencial del destino Bilbao-Bizkaia-Euskadi, destacando que 'La Paloma' está plenamente operativa, que se ha adaptado a la realidad actual, que no ha interrumpido los cambios y las mejoras que estaban lanzadas, y que seguimos luchando para ofrecer, tanto a compañías aéreas como a pasajeros, el mejor aeropuerto posible».

El día del estreno: el sueño empezó con una compleja mudanza

La apertura de la nueva terminal de Loiu fue el 19 de noviembre de 2000. «Lo recuerdo perfectamente, porque estábamos bastante nerviosos», cuenta hoy uno de los trabajadores de Operaciones que participó en el hito que supuso trasladarse desde la vieja Sondika. «Todo salió bien, pero no las teníamos todas con nosotros, porque migrar los sistemas es siempre complicado». Se hizo un sábado por la noche. Participaron 1.500 operarios. El edificio diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava se abrió un domingo porque era el momento más adecuado: menos trasiego de personas, menos vuelos... Hubo ese día 96 operaciones y se dio servicio a 8.000 pasajeros. Bastantes menos que un día considerado punta. Era un salto, en cierta forma, con red, «pero muy pensado y meditado». Cinco días antes, el día 14, 'La Paloma' había recibido su bautismo y se había cortado la cinta de forma protocolaria. Fue una ceremonia propia de la época de las vacas gordas. Hubo cientos de invitados, entre los que se encontraban el Príncipe Felipe, Iñaki Azkuna y el lehendakari Ibarretxe, que recorrieron las flamantes instalaciones. El diseño de Calatrava, que estuvo acompañado por su esposa e hija, impactó a los agentes políticos, económicos y sociales. «Estábamos acostumbrados a la sobriedad de Sondika».

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