El PNV exige a Sánchez «decisiones estratégicas creíbles» en la agenda vasca
El EBB se reunió este lunes para analizar los malos resultados del 23-J y pidió al PSOE que «juegue bien» para evitar la repetición electoral
El carrusel emocional en el que transita la política española no le está sentando nada bien al PNV. Si las elecciones municipales y forales del 28 de mayo fueron un «toque de atención» del que «tomaron nota», los comicios generales de este domingo, extremadamente polarizados, confirmaron que no corren buenos tiempos para los jeltzales, que, pese a todo, se niegan a hablar de cambio de ciclo.
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El vaso medio vacío revela que se dejaron más de 100.000 votos en el peor resultado en 34 años y a menos de un año de las autonómicas. El vaso medio lleno recuerda que las generales nunca han sido 'sus' elecciones y no hay que olvidar que no hace tanto tiempo, en 2015 y en 2016, Euskadi decidió que Unidas Podemos fuese la fuerza más votada. Hoy, cobijados bajo las siglas de Sumar, están al borde de la desaparición. Todos pasan, pero el PNV siempre está ahí.
«El voto útil en Euskadi se ha ido más al PSE, pero la ciudadanía nos ha vuelto a decir que nos debemos acostumbrar a admitir que el electorado no tiene decidido su voto y que puede decidir votar un partido de corte abertzale o estatal dependiendo de qué elecciones sean y cómo se polaricen», explicó la presidenta del PNV vizcaíno, Itxaso Atutxa, en Onda Vasca.
La preocupación del Euzkadi buru batzar (EBB), reunido a mediodía de ayer para analizar el 23-J, no es que el PSE haya ganado las elecciones en el País Vasco. Su problema se llama EH Bildu, una coalición que está de dulce gracias, entre otras cosas, a la entente que ha labrado con Pedro Sánchez en Madrid durante esta legislatura. Los de Arnaldo Otegi son, de hecho, el único socio parlamentario que se está beneficiando del abrazo del oso que el presidente del Gobierno está dando al independentismo catalán y a los jeltzales.
¿Qué hacer? La estrategia pasa por mantener la cabeza fría y esperar. Tomar distancia y analizar qué está pasando y, sobre todo, cómo cambiar las actuales dinámicas negativas. Pero, por mucho que el PNV demanda sosiego, la política española sigue transitando a toda velocidad. Toca elegir entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, una elección que los jeltzales tienen clara (mientras el PP dependa de Vox no hay nada de qué hablar) pero que no será ni mucho menos fácil. El nuevo elefante en la habitación de Sánchez se llama Carles Puigdemont y gestionar esta coyuntura será muy complicada. Tanto, que nadie descarta tener que volver a las urnas a finales de año o principios de 2024. «Sería muy duro, pero para evitarlo el PSOE deberá jugar bien», recalcó Atutxa.
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Fue la encargada de poner voz al relato del PNV en la resaca del 23-J y lo hizo para advertir de que no valdrá todo si quiere seguir otros cuatro años en La Moncloa. «Tendrá que ir pensando que hay decisiones estratégicas sobre Euskadi y Cataluña que, como no nos las plantee sobre la mesa de forma seria y creíble, va a ser muy difícil», recalcó.
La aritmética es la clave
El PNV siempre ha visto a Pedro Sánchez como una suerte de mal menor porque, lamenta, no hay alternativa. O es él o es un PP atado de pies y manos por Vox. Y mientras este escenario siga, el PSOE seguirá haciendo y deshaciendo en función de los intereses del presidente del Gobierno.
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Y aquí, por mucho que jure y perjure que el PNV es su socio prioritario, lo cierto es que ha recurrido a Bildu cuando la aritmética le ha convenido. Por cierto, que ahora la izquierda abertzale tendrá 6 y el PNV, 5. Para Sánchez, en un Congreso tan polarizado, este factor es clave. Y es que no sólo estamos hablando de los 6 de EH Bildu, sino de los 7 que han de sumar de Esquerra, partido que hace ticket con la coalición abertzale en Madrid.
Pese a todo, autocríticas al margen, el PNV lo tiene claro: «Seguimos siendo el eje principal de la gobernabilidad en Euskadi».
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