Antonio Garamendi acaba de cumplir dos años al frente de la CEOE, la cúpula de las organizaciones patronales españolas. Como ellos defienden, «organizaciones empresariales», porque - ... y razón no les falta- lo de «patronal» no les gusta y les parece del siglo pasado. En estos dos años, el empresario vasco ha conseguido algunos logros. Alcanzar varios acuerdos con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el primero de ellos. El último, ser galardonado por la Asociación de Periodistas de Información Económica, APIE, con el premio «Tintero» del año 2020. La elección se realiza mediante una votación de todos los periodistas económicos -no confundir con baratos- que forman parte de esta asociación y que ha celebrado así la XXXIV edición de estos premios.
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El premio «Tintero» distingue cada año a un personaje público que se haya significado por su disposición a comunicar, un alto grado de transparencia y con amplia accesibilidad para los medios de comunicación. En contraposición también se entrega un premio «Secante», que reconoce exactamente los valores contrarios. Esto es, la escasa transparencia y las pocas o nulas facilidades para la relación con los periodistas. En esta ocasión el demérito ha recaído en José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona.
Lo cierto es que Antonio Garamendi ha entendido a la perfección -lo entendió hace muchos años, antes incluso de acceder a cargos de responsabilidad en las organizaciones empresariales- que una de las misiones que tienen los líderes es la de generar opinión. Esto es, hacer llegar a la sociedad sus opiniones, sus puntos de vista sobre lo que sucede en el país, para que los ciudadanos puedan contar con interpretaciones y análisis plurales. Y esto es algo que no se puede hacer sin una presencia pública permanente. Una estrategia que no está exenta de riesgos porque cualquier declaración genera siempre una reacción. Claro que…. no es posible hacer tortillas sin romper huevos.
Garamendi ha implantado, además, una forma moderada -se puede decir incluso que educada- de exponer las ideas de un colectivo tan controvertido como el de los empresarios, sin que suene a oposición política de trabuco. En una coyuntura que tiende al debate extremo, que el líder de los empresarios españoles haga gala de una moderación extrema es de agradecer. Y si además nos lo pone fácil a los periodistas, es para un agradecimiento doble.
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