El parón del tráfico aéreo trunca 10 años de crecimiento de la aeronáutica vasca
Las punteras ITP Aero y Aernnova aplican ERTEs para reducir su actividad y el clúster Hegan augura una «caída brutal de la demanda»
Puede decirse sin exagerar que el sector aeronáutico vasco ha estado ajeno a los ciclos económicos y desde su irrupción en el mapa industrial de ... la comunidad, hace casi treinta años, siempre ha llevado una senda de claro crecimiento en volumen de facturación y empleo. Se había convertido en la joya de la corona del entramado de Euskadi, por su alto componente tecnológico y las espectaculares previsiones de crecimiento del tráfico aéreo y, por consiguiente, de la demanda de aeronaves. En ese contexto, la actividad de este sector ha duplicado su tamaño cada diez años. Prueba de ello es que, según los datos del clúster de Aeronáutica y Espacio del País Vasco (Hegan), en el año 2000 la facturación agregada de sus empresas llegaba a los 535 millones de euros, para saltar en 2010 hasta los 1.255 millones y tener una previsión de ingresos en 2019 -un ejercicio aún no cerrado- de unos 2.555.
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La traslación de este crecimiento al empleo también es relevante, ya que al inicio de este siglo las empresas asociadas a Hegan contabilizaban 3.310 trabajadores, mientras que la estimación para 2019 era que se superarían por primera vez los 15.000 puestos de trabajo directos, incluyendo las plantas vascas, las situadas en el resto de España y las repartidas por el resto del mundo. Hablamos de un entramado empresarial que suma 176 factorías productivas, de las que 88 están en el País Vasco, 57 en el resto de España y 31 repartidas por otros países, con especial presencia en México, Reino Unido, Brasil, India, China y Europa del Este.
Hasta aquí todo ha sido subir, ascender, con las únicas excepciones de los años 2002 y 2009 en que se produjeron leves descensos de facturación, que fueron rápidamente compensados y superados al año siguiente. En empleo, salvo una pequeña bajada en 2015, la tendencia al alza es clara, pero matizando que su ritmo de crecimiento se ha ralentizado de una forma evidente en la última década, especialmente en las plantillas de las plantas vascas.
15.000. Es la cifra de trabajadores que el clúster vasco de aeronáutica esperaba su perar en 2019 en todas sus fábricas.
De producir más a parar
Pero llega marzo de 2020 y el Covid-19 lo cambia todo. De un sector vasco que había definido entre sus principales retos estratégicos el «aumento de capacidad» en términos de competitividad -producir más, pero controlando los costes frente a un desplazamiento mundial de la producción hacia latitudes como China, India, Emiratos o Estados Unidos- a ver ahora cómo las empresas deben hacer frente en el mejor de los casos a la ralentización de los pedidos; y en el peor, a las anulaciones.
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El propio clúster Hegan certifica que «las primeras consecuencias de la crisis para el sector ya son palpables». Las cadencias de fabricación de los diferentes modelos de los principales fabricantes -Airbus y Boeing- han caído, como media, un 40%. «Esto se debe a variables lógicas: cancelación de pedidos por parte de las aerolíneas, falta de nuevos pedidos, incertidumbre futura…», indican. Y las previsiones que realiza el clúster no son nada halagüeñas. «Nos enfrentamos a un reajuste de la capacidad y del mercado y al peor de los escenarios con una caída brutal de la demanda y sin previsiones de recuperación en plazos cercanos», explican.
En este contexto, las dos principales cabeceras de la industria aeronaútica vasca, el fabricante de motores ITP Aero, filial de Rolls Royce, y el fabricante de estructuras Aernnova, han iniciado la tramitación de Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) para reducir su producción, al menos, durante los próximos meses, a la espera de ver cómo evoluciona el mercado.
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Así, ITP Aero ha llegado a un acuerdo con el comité de empresa (con los sindicatos UGT, CC OO y ELA) para aplicar un ERTE de cinco meses en su factoría de Zamudio, que afectará a 1.200 trabajadores, con un complemento salarial hasta el 80%. Por su parte, Aernnova inicialmente negocia ERTEs en sus filiales Cibertecnic y Burulan.
Airbus y Boeing llevaban 'hielo en las alas' antes de esta crisis
Los dos grandes fabricantes de aeronaves, la europea Airbus y la norteamericana Boeing, -a la sazón los dos principales clientes de la aeronáutica vasca- han sufrido de lleno la paralización mundial del tráfico aéreo, que ha congelados las compras de nuevos aviones. Pero ya antes de la pandemia ambos llevaban 'hielo en sus alas'.
La situación más delicada la arrastraba Boeing a raíz de los dos accidentes de su avión estrella, el B737 Max, por fallos en sus sistemas informáticos. Esto le llevó en 2019 a registrar, por primera vez en décadas, pérdidas por valor de 636 millones de dólares (578 millones de euros). Ayer el grupo se enzarzó en una polémica con el brasileño Embraer tras rescindir un acuerdo para crear dos 'joint venture'.
En el caso de la europea Airbus sus pérdidas de 1.362 millones de euros en 2019 se debieron a la provisión de 3.600 millones para hacer frente a multas por procesos de corrupción y por registrar una pérdida de 1.200 millones de euros por el sobrecoste de su avión militar A400M.
También el año pasado anunció que a partir de 2021 dejaría de producir su megaavión, bautizado como A-380, que no terminó nunca de despegar. Y ahora con el Covid-19 se suceden las caídas de pedidos de compañías como Lufthansa, Easyjet... Por ello, Airbus ha decidido reducir la producción de su avión estrella, el A-320, de 63 unidades al mes a 40 unidades; del A-350, de 18 a 6 y del A330, de 7 a 2.
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