Suspendido el Amurrio-Salvatierra por «una trifulca tumultuaria» entre jugadores

«Tras agotar todos los medios a mi alcance, me veo en la obligación de suspender el encuentro, dado el alto grado de crispación existente y al considerar que la integridad física de los integrantes en el partido corría serio peligro», recoge el acta arbitral a la que ha tenido acceso EL CORREO. El colegiado alavés expulsó por roja directa a tres de los implicados en la pelea. De acuerdo al mismo relato, confirmado por testigos presenciales, el detonante fue «un puñetazo» que el jugador visitante H. A. propinó al futbolista local J. A. S., que se encontraba tendido en el suelo por una falta anterior, «generándole una hemorragia en la barbilla», según el documento federativo. El defensa ayalés reaccionó levantándose y empujando a su agresor, por lo que también vio la tarjeta roja, aunque en su caso por una segunda amarilla. Seguidamente se desató la tangana, a la que se sumaron más jugadores del Amurrio y el Salvatierra. Nadie de los presentes en Basarte daba crédito al incidente después de un partido que había discurrido hasta entonces por cauces normales.

A partir de este instante se reprodujeron las peleas entre los deportistas. A. V., del Salvatierra, se acercó desde veinte metros corriendo hasta la posición de M. E. a quien «propinó con ambas piernas y en la zona de las costillas sendas patadas con uso de fuerza excesivo», lo que le provocó al centrocampista de Orduña sangrado en el torso y tríceps. Pero la cosa no quedó ahí. La trifulca, lejos de apaciguarse, subió de temperatura. Hubo otra agresión, recogida por el árbitro en su escrito final, la de M. V. En este caso sin identificar al agredido, pero especificando claramente la acción: «golpear a un adversario con el puño cerrado en su pómulo con uso excesivo de fuerza sin estar el balón a distancia de ser jugado».

Así, otros dos jugadores del Salvatierra vieron la tarjeta roja, al igual que su compañero. Afortunadamente, la riña se detuvo, a lo que contribuyó que nadie del público saltara al campo. La presencia de una patrulla de la Policía Municipal de Amurrio, avisada por la directiva del club local, rebajó la tensión. Los componentes de la expedición del Salvatierra, después de su paso por vestuarios, abandonaron las instalaciones deportivas de la localidad por una puerta auxiliar directamente al autobús para evitar que coincidieran con un grupo de espectadores que les aguardaba en la salida.