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Casillas, en su debut en San Mamés. Telepress

Casillas se retira, el portero del renacimiento del fútbol español

Con 39 años y tras el infarto que sufrió la pasada temporada, deja el Oporto y anuncia su adiós tras haberlo ganado todo con el Real Madrid y La Roja

Martes, 4 de agosto 2020, 14:30

Pese a su sambenito de portero bajito, a Iker Casillas nunca le quedó grande una de las porterías con más talla del fútbol mundial, la del Real Madrid. Al revés. Se crecía entre los tres palos. En ese patíbulo donde tantos otros guardametas se encogen, él sacaba pecho. Se convertía en un gigante capaz de parar en el mano a mano las internadas de los delanteros rivales. Casillas lo ganó todo, la Champions, la Liga y la Copa, con el Real Madrid y también con la selección española, incluidos el Mundial y la Eurocopa. Con él, con su generación, empezó el renacimiento del fútbol español y, desde hoy, comienza la leyenda. Cumplidos los 39 años y tras sufrir la pasada temporada un infarto, deja el Oporto, su último club, y deja el fútbol tras más de dos décadas en la cima. «Hoy es a la vez uno de los días más importantes, y a la vez más difíciles, de mi vida deportiva: ha llegado el momento de decir adiós», ha comunicado a través de las redes sociales. Se va 'El Santo', el arquero de los milagros.

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A los grandes porteros se les pide velocidad de reacción, contundencia en el juego aéreo, instinto para adivinar las intenciones del adversario, temple para sostenerle la mirada al delantero que viene, vista para lanzar el contraataque y experiencia. A Casillas le faltaban unas cuantas de esas características cuando recién estrenada la mayoría de edad debutó con el Madrid en San Mamés frente al Athletic (2-2, el 12 de septiembre de 1999). Era eléctrico y valiente, pero no lucía cuerpo para el juego aéreo. Por la portería blanca habían pasado Buyo, Lopetegui, Cañizares, Illgner... Y de repente, se hizo con el puesto un crío al que le gustaba llamar la atención con camisetas fluorescentes. Ese destello le define. Nunca se escondió. Le encantaba ser la diana del foco. Que le miren.

Ni siquiera se arrugaba tras un fallo, una 'cantada'. Pasaba página. Como si tuviera memoria de pez. Olvidada. A la siguiente jugada firmaba un paradón. Uno de sus milagros. Ser portero del Real Madrid es como ser bombero. Mucho tiempo de espera y, zas, solo frente al fuego. Un salvavidas. Es un trabajo cargado de la presión que hunde a muchos y que siempre alimentó a Casillas. Se especializó en el mano a mano frente a los mejores delanteros del mundo. Y ganó buena parte de tantos duelos. Ha sido uno de esos porteros que deciden los partidos.

La agria salida del Madrid

Desde el inicio, desde que con 9 años entró en la cantera del Real Madrid ,el portero de Móstoles mostró su carácter. Valiente. Enseguida ingresó en la selección y anunció el futuro. En el Europeo sub'16 de 1997 paró el penalti decisivo ante Austria y agarró el título. También estuvo en el triunfo del Mundial de Nigeria sub'20. Y fue Casillas, ya en la selección absoluta, el que acabó con la maldición de La Roja en las grandes citas. En la Eurocopa 2008. Al cruce contra Italia, España acudió con el peso de su amarga historia. Jugó, de nuevo, mejor que los transalpinos, pero ahí estaba otra vez, en la tanda de penaltis. La moneda caía siempre del otro lado. Pero no es esta ocasión. Durante al partido, Casillas ya les había parado un doble remate a De Rossi y Camoranesi. Un adelanto del milagro, del cambio de era. En esa tanda de penaltis ante Italia, Casillas ganó la eliminatoria de cuartos de final, enfiló hacia el título e inauguró el dominio de La Roja en el 'planeta fútbol'.

Luego llegaron el título en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde le detuvo un penalti al paraguayo Cardoso, y la Eurocopa 2012. Casillas, capitán de la selección, levantó la Copa del Campeonato del Mundo. No era el más seguro en los balones altos ni se manejaba bien con el balón en los pies, pero siempre fue capaz de resolver los problemas cara a cara con los goleadores. Sacó mil paradas de su chistera. No es demasiado alto ni corpulento y, sin embargo, se transformó en un coloso infranqueable en las jugadas decisivas. Las que se llevan los focos. Su hábitat.

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Así ganó con el Real Madrid tres Ligas de Campeones (2000, 2002, 2014), un Mundial de Clubes (2014), una Copa Intercontinental (2002), dos Supercopas de Europa (2002, 2014), cinco Ligas españolas (2001, 2003, 2007, 2008, 2012), dos Copas del Rey (2011, 2014) y cuatro Supercopas de España (2001, 2003, 2008, 2012). Ahora que se anuncia su adiós, el presidente del club blanco, le abre la puerta para que regrese. «Esta es tu casa», le dice Florentino Pérez. Pero tuvo que irse en 2015 tras la guerra interna que había mantenido con José Mourinho. El técnico luso le apartó de la titularidad y le acusó de ser el topo que desvelaba a los periodistas los secretos del vestuario. Sufrió una campaña de acoso que también salpicó a su esposa, la periodista Sara Carbonero. Tuvo que alejarse. Le fichó el Oporto, la camiseta de su despedida.

Ya es leyenda. Suyos son los guantes que elevaron la Copa del Mundial en el estadio Soccer City de Johannesburgo el 11 de julio de 2010. Aquella final. La parada que le hizo a Robben, tan decisiva como el gol de la victoria de Iniesta. «Casillas ha sido un héroe de la selección y del fútbol español», define el exseleccionador Vicente del Bosque. El autor del milagro. 'El Santo'.

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