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Brandon McNulty celebra la victoria de etapa ayer en Hondarribia. efe

McNulty, talento a la sombra de Pogacar

El estadounidense, otra perla descubierta por Matxin, ha dominado contra el reloj en todas las categorías y cada vez escala mejor

Viernes, 9 de abril 2021, 02:12

El estadounidense Greg LeMond desembarcó en Europa con 19 años. Vino a correr en el equipo Renault, el de Hinault y Fignon. Asumió el reto. ... Para los ciclistas americanos, el pelotón europeo era como una trituradora de carne. Otro mundo. Más agresivo. Sólo resistían los más duros. Para ellos, cruzar el Atlántico era, y es, como ir a la guerra, a las trincheras de las clásicas belgas o neerlandesas, donde se compite con el cuchillo entre los dientes. Por eso, Brandon McNulty, líder de esta Itzulia, decidió esperar. Es de un buen barrio de Phoenix, Arizona, hijo de un ingeniero informático. Desde que era adolescente le han tentado con ofertas los mejores equipos del mundo. Aun así, esperó hasta 2020, hasta que le convenció Josean Fernández, Matxin, que siempre dice que McNulty es el «talento que va a emerger».

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Ya asoma. Perdió ante Roglic la contrarreloj de Bilbao por dos segundos, los que quizá se dejó en la curva de acceso a Deusto. La 'crono' ha marcado siempre su hora. Cuando tenía ocho años, su padre le llevó a una colina. Cinco kilómetros de camino de tierra con rampas imposibles para un niño. Las subió. «Otros ciclistas me miraban mal, como si yo fuera cruel y le hubiera obligado, pero no, era él el que se empeñaba en hacerlo», contó su padre en 'Velonews'. El crío, de piernas largas, tuteó enseguida a los mejores de su generación. Un antiguo profesional, Roy Knickmann, que corrió en La Vie Claire, le invitó a hacer un test con otros corredores juveniles. McNulty agarró una bicicleta de repuesto, ajustó el sillín y batió el récord de aquella prueba contrarreloj.

Pese a que tenía muchas ofertas, retrasó su desembarco en Europa para madurar sin presión

Paciencia

Knickman conocía al preparador estadounidense Barney King. Apuntaron al chaval en otra 'crono'. Arrasó en la categoría juvenil. Con su registro hubiera sido el tercero entre los sub'23. Un superdotado. Los técnicos enviaron sus datos de potencia a la Academia ciclista estadounidense. No creyeron lo que veían. «¿Estaba roto el potenciómetro?», respondieron. No. Unos meses después, ya integrado en la selección, McNulty se convirtió en el primer estadounidense en ganar la Carrera de la Paz, en la República Checa. En la hostil Europa. Un año más tarde, en 2016, se impuso en Doha en el Mundial juvenil de contrarreloj. Su valor en el mercado creció exponencialmente.

El espigado chaval había preparado la cita catarí a su manera. En el garaje de casa. Para habituarse al calor del desierto, se entrenó bajo techo con calentadores de aire y toallas empapadas. En una sauna. Eso, y su fuerza, le dieron el oro. Las mejores escuadras del World Tour le tentaron. Sus padres y King se reunieron. Temían que el despiadado y ultracompetitivo ciclismo europeo destrozara psiquicamente a Brandon. No era uo de esos jóvenes que buscan fortuna en el ciclismo. Podía elegir. Y decidió quedarse enn un modesto equipo estadounidense, el Rally. Le prometieron que sólo iba a correr dos meses en el calendario europeo.

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«En Arrate esperamos lo mejor. Estamos en buena posición para defendernos con Pogacar o conmigo»

A por todas

Movistar quiso ficharlo

Y así acabó, con el maillot del Rally, en el Giro de Sicilia 2019. Era un desconocido larguirucho, con el rostro picado de viruela y piernas infinitas. Un buen contrarrelojista. Aunque no solo eso. Ganó la etapa 'reina' en el Etna por delante de rivales como Guillaume Martin. El destello deslumbró aún más. También el Movistar pujó por él. Un contrarrelojista que brilla en la montaña no tiene precio. Pero McNulty se decidió en 2020 por el UAE de Matxin. El técnico de Basauri, certero descubridor de talentos, llevaba años en contacto con él. Le dio tiempo. Y le ofreció un programa a su medida. En 2020 debutó en el Giro de Italia y acabó decimoquinto. Ahora, con 23 años recién cumplidos, es el líder de la Itzulia. Cuidado con él.

«El plan era atacar con Pogacar en Erlaitz. Y si no, lo intentaría yo», contó en la meta de Hondarribia. La jugada salió redonda. «En Arrate esperamos lo mejor. Estamos en buena posición para defendernos, bien con Pogacar o bien conmigo. Hoy (por ayer) ha sido un día perfecto». El de su eclosión en la Itzulia.

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