Froome, por delante de Castroviejo y Bernal en la contrarreloj de Saitama. afp

Aunque aún cojea, Froome quiere el quinto Tour

Cuatro meses después de su tremenda caída, el británico vuelve a competir en Japón con una pierna «al 35 por ciento»

Domingo, 27 de octubre 2019, 18:14

La vejez es obligatoria, pero a veces se puede negociar una prórroga.

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El pasado 12 de junio, mientras reconocía el trazado de la contrarreloj del Dauphiné, Chris Froome perdió el control de su bicicleta a casi 60 kilómetros por hora en una curva. Impactó de lleno contra un muro. Huesos, cristales, rotos. Fracturas de fémur, de codo, de una vértebra cervical, de varias costillas que le perforaron un pulmón... Al abrir lo ojos en la ambulancia hizo recuento: tenía 34 años y las manos llenas de triunfos, dos Vueltas, un Giro y cuatro ediciones del Tour. Era un buen momento para jubilarse. Además, las malas noticias médicas hacían cola en su cabeza. Pero... Decidió iniciar otro capítulo en su biografía deportiva, la de un milagro, la del africano blanco que llegó a adueñarse del Tour. Y eso le queda. El quinto.

«Siento que estoy ante el gran desafío de mi vida. Quiero darlo todo para probar que es posible. Estoy, claro, dispuesto a aceptar la realidad», declaró antes de volver esta pasada madrugada a la competición en el Criterium de Saitama (Japón). No se atrevió con la prueba en línea, de 60 kilómetros. Sólo participó en la contrarreloj por equipos (junto a Castroviejo y Bernal) de apenas 3 kilómetros. «Mi pierna izquierda está al 35%», apuntó. Aún cojea. El viejo rey tiene la armadura agujereada y su heredero en el equipo Ineos, Egan Bernal, presume ya de haber ganado el Tour con 22 años. La vejez llama a la puerta de Froome, que no abre. No se rinde. «Me repito que soy capaz de volver incluso más fuerte que antes», se anima.

Mientras el japonés Arashiro ganaba el Criterium de Saitama por delante de Bernal y Roglic, Chris Froome pensaba ya en el quinto Tour. Su último desafío. Antes de irse quiere alcanzar a los mitos que viven en esa quinta planta, los únicos que ha llegado cinco veces en cabeza a París: Anquetil, Merckx, Hinault e Induráin.

Hace un par de días, Froome fue a conocer en Tokio el circuito de los Juegos Olímpicos. En la primera rampa del duro puerto de Mikuni no pudo seguir a Bardet, Fuglsang y Taaramae. El Monte Fuji fue testigo de su debilidad. En unas semanas tiene que volver al quirófano para que le quiten una placa metálica del fémur. Eso retrasará todavía más su regreso. Le da igual. El Tour 2020 partirá desde Niza, tan cerca de su casa en Mónaco. Al viejo Froome le quedan ocho meses de trabajos forzados para, primero, ser más fuerte que Bernal en la jerarquía del equipo Ineos y, si lo consigue, empatar a cinco con las leyendas de este deporte. Anda negociando eso con su vejez.

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