El joven Bisiaux levanta los brazos en la meta de Valpuesta tras sorprender al grupo de cabeza con un fuerte ataque. EFE
Vuelta a Burgos

Bisiaux y Landa honran a Orduña

El joven ciclista francés pasa primero por el alto, gana la etapa y es el líder de la Vuelta a Burgos, mientras el alavés atacó en las primeras rampas

Jueves, 7 de agosto 2025, 20:16

La tercera etapa de la Vuelta a Burgos se convirtió en un homenaje a uno de los puertos más legendarios del ciclismo en el norte ... de la península. En Orduña se han escrito algunas de las mejores páginas del ciclismo y ayer, en las duras rampas del viejo puerto que lleva de Bizkaia a la meseta castellana hubo tiempo para tener una nueva ración de landismo y para descubrir a un talento francés que viene. Mikel Landa, ya recuperado de su grave caída en el Giro, quiso probarse en un escenario que conoce a la perfección y pasó al ataque antes de que los favoritos a la victoria como Ciccone, Del Toro o Pellizzari, mucho más rodados y más en forma que el alavés, tomaran el protagonismo. Y allí, entre ellos, se incluyó un chaval de 20 años llamado Léo Bisiaux que pasó primero por el alto y después se comportó como todo un veterano al atacar a falta de un kilómetro para la meta de Valpuesta y llevarse la etapa y el liderato.

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Al puerto de Orduña le costó entrar en la historia de la Vuelta a España. No lo hizo hasta la decimoprimera edición, en 1956, cuando otras cimas como Sollube, Urkiola, Alisas y Asón eran ya teatro habitual de la carrera. Aquella Vuelta tuvo en su salida a Bobet, Koblet y Van Steenbergen. Y a los inseparables en la memoria e irreconciliables en la carretera Loroño y Bahamontes. Ganó al final el italiano Angelo Conterno, con sólo 13 segundos de ventaja sobre Loroño, que era de Larrabetzu, como Benigno Aspuru, el primer ciclista que coronó Orduña. Aspuru aprovechó que iba retrasado en la clasificación general para fugarse. Bautizó Orduña, bajó a Miranda de Ebro. Cruzó Logroño. Afrontó luego la cuesta de Herrera y alcanzó Vitoria con casi nueve minutos sobre sus perseguidores.

Las hazañas de Ocaña

La subida tiene 8 kilómetros al 7,5% de pendiente, con rampas del 13% y con quince herraduras. Cuando en 1956, bajo la organización de EL CORREO, la Vuelta descubrió este coloso, se agarró a él. Era un escenario perfecto pese a estar tan a desmano. Volvió en 1961 (Karmany pasó primero) y en 1963, cuando el francés Guy Ignolin se adelantó a Momeñe. La victoria en Vitoria fue para Antón Barrutia, que tiene una fotografía en el podio con el líder, Jacques Anquetil.

Eduardo Castelló, en 1968, atacó en la primera rampa y alcanzó la cumbre. Detrás, Felice Gimondi ejecutó a Pérez Francés y en este monte fronterizo empezó a ganar aquella edición, la única gran vuelta que le faltaba. Dos años después fue el vizcaíno Andrés Gandarias el dueño de Orduña. Y en 1971, Luis Ocaña la primera selección. Luego, en Herrera, ya se quedó solo para levantar los brazos en Vitoria. El paso por Orduña en 1973 también fue del conquense. Le seguían otros dos ganadores del Tour, Merckx y Thevenet. En medio, en 1972, José Manuel Fuente dio en esta subida un recital.

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Orduña convocaba a los grandes. Después se sumaron a la lista Santi Lazcano (1974), Ventura Díaz (1975), Andrés Oliva (1976) y, de nuevo, Andrés Gandarias en 1978. Orduña cayó en el olvido hasta que en 2012 la Vuelta pisó de nuevo este pedazo de su historia y subió por decimotercera vez. El marbellí Luis Ángel Maté holló la cima. En 2020 el privilegio fue para el canadiense Michael Woods. Y ayer, la Vuelta a Burgos se acordó de nuevo de este coloso y fue el joven Bisiaux el que presentó sus credenciales.

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