Récord de sonrisas y magia en Miribilla

'Tiros imposibles' se titulaba el preámbulo de la mágica velada. Los protagonistas lanzaron desde la línea de personal del campo contrario, de espaldas desde el círculo central y de dos posiciones laterales a mitad de la grada principal. No hubo dianas al principio y los locutores pidieron a que la gente aplaudiera para si los tiradores encontraban acierto. Subió el calor en el pabellón y metió el globetrotter desde la bombilla opuesta. De inmediato, también encestaron los jugadores apostados en las tribunas y el francotirador del centro de la cancha. ¿Casualidad o pura pericia? Lo cierto es que el número quedó muy redondo.

Malabarismos con la bola y breves bailes antecedieron al primer cuarto del partido contra los Washington Generals, rival eterno del equipo de Harlem en sus viajes. Abundaron las circulaciones meteóricas, una avalancha de pases y alley-oop para todos los gustos. En el primer receso, cinco alumnos de Primaria trataron de arrebatar el balón a un trotter tan menudo como ellos que se escurría como una anguila pero que perdió la posesión en la última décima de segundo. Una de las mascotas del equipo favorito generó las carcajadas de la chavalería con sus bailes electrizantes y unos mamporros de campeonato.

Conexión con las gradas

La complicidad con la audiencia es uno de los ejes de esta mezcla de deporte, circo y humor. Los iugadores llegaron a lanzar agua a los asientos, pero nadie se quejó. Hasta un niño salió a la pista para ayudar a X-Over Tompkins, muy por debajo del metro y medio y cuyas canastas fueron las más celebradas de todas en el Bilbao Arena. Cómo no, el diminuto trotamundos se ganó una enorme medalla de oro .Otro pequeño del público. Lucas, entró en escena, encestó, recibió una gran ovación, una camiseta y un balón de los héroes de la tarde. Un ataque a cámara lenta contó con la implicación de una parte del público que levantó los brazos con la velocidad de un caracol. Por supuesto, ganó la fantasía de Harlem sobre la corrección de Washington por 82-81, pero el resultado fue lo de menos. Los vencedores, que vestían todo de negro como unos recientes campeones de Europa, firmaron autógrafos a decenas y decenas de menores que rodearon la cancha de Miribilla.