La victoria ante Alemania muestra, tal como he leído en algún lado, que desde hace algunos años los países compiten con sus mejores cuadros baloncestísticos ... y en diferentes eventos, pero quien siempre los conquista es España. No siempre es así, pero que somos la sorpresa y admiración del baloncesto mundial no hay ninguna duda. La victoria ante los anfitriones no estuvo basada, como en todas la conseguidas, en un trabajo grupal, con momentos ofensivos estelares de varios jugadores. En el enfrentamiento que nos sitúa en la final, y a excepción de dos 'triplazos' de Rudy en la primera parte, todo quedó en manos de Brown, quien durante los 33 minutos que estuvo en pista ofreció una lección magistral de baloncesto reposado, casi podría decir que europeo, pues al carecer del potencial físico de los de su raza construye las jugadas con ritmo pausado. El resto del cuadro cumplió como una disciplinada cuadrilla taurina: defendieron y remataron lo que Brown les generaba, principalmente Willy. Fue suficiente. Los alemanes se jugaban un momento histórico y no dieron el nivel, solo Schroder fue capaz de superar las defensas de los aleccionados españoles. El partido tuvo tintes de NBA, dos jugadores, uno por equipo, se lo cocinaron todo.
Publicidad
España llega a la final por méritos propios. A los que dudábamos de sus posibilidades nos han convencido de que eran sólidas. Si salieran campeones no sé qué elogios quedarían por hacer. La victoria la veo muy difícil. No alcanzo a adivinar qué cartas puede tener Scariolo para contener a Francia. Por aquello de haber recibido inmigración 50 años antes que nosotros, su selección está compuesta por jugadores afroeuropeos, fuertes como robles, adaptados al juego del continente y con experiencia NBA. Entre ellos destacan el gigante Gobert y el anotador Fournier; de los que juegan en Europa, los tres madridistas Yabusele, Poirier y Heurtel. Como antecedente estremecedor, la forma en la que borraron del campo a Polonia no tanto por los 40 puntos de diferencia sino por la apabullante superioridad física.
Ocurre que España es un equipo pillo, granuja como lo define Siri, con un entrenador con aspecto de gentleman, pero de colmillo retorcido, que puede invitar a los franceses a salir relajados, lo que generaría un partido de alternativas emocionantes que conduzcan a un final apretado. Ahí, los nuestros sin duda sabrían clavar el colmillo. Soñemos con esta posible realidad y, si no se da, todos en paz.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión