Las mujeres somos intrusas. Intrusas en general en un mundo hecho para hombres y en particular en el mundo deportivo. Tenemos que hacer como que no somos mujeres para poder ascender en el trabajo, tenemos que okupar, con K, espacios en los deportes a priori masculinos.
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Está bien que hagamos deporte y movamos nuestros cuerpos en las salas de los gimnasios al ritmo de alguna canción alegre, haciendo aerobic o zumba, pero despertamos recelo en deportes que habitualmente practican ellos; que se lo pregunten a Ada Hegerberg cuando acababa de ganar el primer Balón de Oro 'femenino' y un señor le preguntó si sabía bailar twerking. (¿Ven? Intrusas en los premios deportivos: está el Balón de Oro y luego el Balón de Oro Femenino)
Intrusas en el rugby como denunciaban sus jugadoras en este vídeo
Intrusas en badminton cuando Carolina Martin ganó la medalla olímpica el titular se lo quedaba su entrenador, hombre: 'Rivas, el hombre que convirtió en oro las 'rabietas de Carolina'.
Intrusas en halterofilia: 'Una Hércules con maquillaje' para referirse a Lydia Valentín campeona olímpica.
Intrusas en motociclismo: Ana Carrasco gana el Campeonato Mundial (absoluto) 'la guerrera rosa que hace historia en un mundo de hombres'. No habíamos hablado del rosa todavía...
Intrusas en tenis: Murray fue halagado por ser la primera persona en ganar dos medallas de oro olímpicas en tenis olvidando a Venus y Serena que habían ganado unas cuantas!! Gracias a las diosas Murray estaba mejor informado que el periodista y rectificó diciendo «en tenis masculino». Vamos, que tenemos pruebas que se puede tener en cuenta el deporte que realizan las mujeres sin desintegrarse en el olimpo!!
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Hacer deporte no es cosa de mujeres porque no somos competitivas, porque nuestros cuerpos son frágiles, porque no somos ágiles... y aquí seguiría una larga lista de adjetivos que no somos. Hacer deporte no es femenino. A no ser que sea para adelgazar, mantenernos en forma y conservar nuestros cuerpos para ser objetos de deseo.
Fíjense en los uniformes de las jugadoras de voley o baloncesto «ya que el juego de las féminas no es muy allá por lo menos que estén sexys» parece pensar la cúpula deportiva. Así están las cosas en pleno sigo XXI. En el deporte de base, en el de todos los días, las cosas no pintan mejor. Basta echar una ojeada a las revistas femeninas para ver qué deporte podemos hacer y para qué: ¡¡Mantén tus glúteos a raya!!
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Y en algún lugar cerrado añadiría yo. Los deportes que se practican al aire libre están copados por hombres, es verdad que cada vez hay más mujeres haciendo running pero todavía es un deporte dominado por hombres. Hace dos años me propuse nadar en aguas abiertas y, movida por la envidia de ver a un montón de señores enfundados en neoprenos, me lancé a nadar en el mar. Después de una semana miré alrededor y me pregunté dónde estaban las mujeres. No hay. Respuesta habitual siempre que haces esa pregunta en entornos que no sean caseros. No hay mujeres.
Como soy una descreída de la vida pregunté a mi alrededor y en cuestión de 3 meses conseguimos juntarnos un grupo de 40. Cuarenta mujeres nadando en el mar. Y eso que pregunté en voz baja. ¿cuantas habrá si lanzo la pregunta a voz en grito?
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Nuestro grupo se llama Orca Maris (https://laquintaola.net/2017/06/02/orca-maris/) y nadamos en el mar para disfrutar, para hacer deporte, para okupar el mar que también nos pertenece, para hacer manada, para sentirnos fuertes, poderosas, para comprobar lo fuerte que es nuestro cuerpo. Somos mujeres de todas las edades, de cuerpos diversos, con experiencias diferentes, con necesidades distintas pero que nos encanta disfrutar de hacer deporte al aire libre.
Somos Orca Maris que en invierno se repliegan a las piscinas a coger fondo para volver al mar en abril y estamos de suerte porque a partir de enero las Orca Maris tendremos un espacio de empoderamiento y natación en la piscina de Abadiño. Entrenar en la piscina para okupar el espacio exterior. Hacer deporte por placer, para ser fuertes, para okupar nuestros cuerpos, para saber quienes somos, qué queremos, no ser intrusas en nuestro propio mundo.
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No, no somos intrusas, el deporte también es nuestro. ¡¡Señores hagan sitio!! queremos la mitad de todo, del deporte también.
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