Ainhoa Hernández: «Si todas las jugadoras nos lo creemos, este año podemos hacer grandes cosas»

Ainhoa Hernandez (Barakaldo, 26 años), capitana del Club Balonmano Zuazo, responde con incertidumbre sobre su ilusionante futuro. Es la jugadora más veterana y la principal arma del conjunto baracaldés, que este año contará con una de sus plantillas más jóvenes de la historia. El equipo de la Margen Izquierda arranca este sábado la Liga Guerreras Ibredrola con la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en los próximos meses. Hernández tiene además la mira puesta en los Juegos de Tokio, retrasados al próximo verano... si es que la Covid-19 no obliga a la suspensión definitiva.

– ¿Cómo afronta el equipo este comienzo de la temporada?

– Tenemos un bloque muy joven, pero las compañeras están concienciadas de que tienen que dar un paso hacia delante. En este vestuario nadie destaca por encima de nadie. Somos un equipo y todas tenemos que darlo todo para poder ganar los partidos. Las veteranas del bloque podemos ayudar, pero tenemos que ser conscientes de que todas tenemos que aportar. Este año, si nos lo empezamos a creer, podemos hacer grandes cosas.

– ¿Y en lo personal, qué espera de esta temporada?

– Quiero buscar mi mejor versión dentro del equipo y aportar lo máximo. Además, mi intención es ayudar a todas las compañeras en todo lo que pueda. Con la selección, mi objetivo es ir al Europeo en diciembre, luego al preolímpico y, si ganamos, a Tokio en verano.

– ¿Nota mucha diferencia entre su equipo y el combinado nacional?

– Cada vez que voy con la selección estoy como en Barakaldo, como si fuera mi equipo de siempre. Hay que luchar, intentar hacerlo bien y ayudar en todo lo que pueda. A pesar de que allí no soy la veterana, siempre intento dar lo mejor de mí. ¿Quién no quiere ganar una medalla?

– ¿Cómo lleva el que no vaya a haber público en la grada?

– En Barakaldo se va a notar porque la afición nos apoya mucho. Pero queremos darle la vuelta a la situación. Ojalá haya público en algún momento, pero cuando juguemos lejos de casa en canchas en las que suele haber mucha afición y donde el público aprieta, nos va a favorecer. Va a ser para todos los equipos igual.

– Ha sido un año muy extraño, con el parón provocado por la pandemia, la suspensión de la anterior liga y ahora vuelta a empezar. ¿Cómo mantiene la forma una jugadora de élite durante una situación así?

– Se hace complejo. Intentaba hacer mucho ejercicio viendo videos de diferentes modalidades deportivas para salir de la rutina. Además, el Ayuntamiento de Barakaldo me dejó acceder al gimnasio para coger alguna pesa y material deportivo, algo que agradecí muchísimo. Estaba notando que al hacer deporte en casa estaba perdiendo físico. No puedes ni andar ni correr. Conseguí también una bici y con eso traté de no perder mucho la forma.

– ¿Cuando veía que todo se retrasaba y la temporada iba a quedar en vano, qué sintió?

– El equipo no estaba bien clasificado –décima posición hasta el parón–, pero sentía que estábamos en una muy buena dinámica. Las últimas jornadas habíamos ganado puntos y la salvación se veía más cerca. Creo que podíamos haber hecho un mejor papel en la recta final de temporada.

– Los Juegos Olímpicos de Tokio esperaban este verano y ahora no está claro qué va a suceder. Se ha retrasado al próximo, pero todo dependerá de la pandemia.

–Me fastidió perderme los Juegos Olímpicos. Justo cuando se paró todo estábamos luchando por la clasificación y creo que podíamos haberla conseguido. Es hora de volver a prepararse para afrontar el Preolímpico y poder ir a los Juegos en 2021.

– El balonmano femenino, a diferencia de otros deportes, no volvió tras el confinamiento.

– Es un deporte minoritario. Vamos dando pasitos hacia una realidad mejor. Estamos consiguiendo más patrocinadores y cada año tenemos mejores jugadoras en la liga. Es difícil llegar al nivel del fútbol. Es el deporte rey.

– ¿Cómo vivió los primeros instantes de la cuarentena?

– Me pilló concentrada con la selección. Fue una semana muy atípica porque el entrenador recibía continuamente llamadas sobre las diferentes decisiones que se iban tomando. No sabíamos si se iba a cancelar el Preolímpico, aunque tampoco estábamos entrenando mucho por el riesgo al contagio. En cuanto llegó el 12 de marzo nos mandaron para casa.

– No se le haría fácil estar confinada.

– Al principio lo llevé bastante bien, pero poco a poco se me fue haciendo pesado. Entrenar en casa todos los días es muy rutinario y acaba cansando. Pero había que aguantar confinados por la seguridad de todo el mundo.