La nadadora vitoriana que fue campeona de España cuando enseñar el muslo «era obsceno»

Julia, o como sus conocidos le llamaban hasta que falleciera en 2019, 'la Juli', era velocista, hacía crol, representaba a la Federación Vasco-navarra y llegó a ser preseleccionada para los Juegos Olímpicos de Londres 1948 gracias a su talento. Sin embargo, dejó pasar la oportunidad tras casarse y convertirse en madre de tres hijos. «Ama nadaba en condiciones muy duras. O iba a la piscina del Club Deportivo Bilbao o se entrenaba en las piscinas de Vitoria al aire libre, con el frío», recuerda su hija.

Esta mujer compartía su amor por la natación con su marido, Patxi Martínez de Lezea. Fundador del Club de Natación Vitoria y el Club Judizmendi, diseñó las piscinas de Gamarra y las del polideportivo Landazuri, la primera piscina cubierta del País Vasco, hoy desaparecida después de que la eliminaran en 1968. Toti aún conserva la maqueta de su mural, que representaba al Dios Neptuno. «La obsesión de mi padre era que la gente aprendiera a nadar, y 'la Juli' hacía de todo, bicicleta, tenis... fue profesional aproximadamente entre 1941 y 1946, después de la guerra», subraya. Incluso nadó en el Real Canoe de Madrid durante una temporada cuando su padre tuvo que mudarse unos meses por motivos laborales.

Las viejas fotografías de torneos muestran a Julia como única mujer en varias competiciones copadas por hombres, algo que de por sí ya era considerado un escándalo. Aquellos trajes de baño de algodón «se pegaban al cuerpo más que la licra» y, tras la guerra, hombres y mujeres tenían horarios diferentes para entrenar por separado. Estas polémicas nunca hicieron echarse atrás a Julia, quien compaginaba la natación con ayudar a su madre en la mercería familiar.

«Juli era velocista y las dos éramos las dos campeonas de la Federación Vasco-navarra y grandes amigas,» recuerda María Jesús Giménez. A sus 92 años esta vitoriana, antigua fondista y subcampeona de España en braza, continúa haciendo gimnasia cada día y no olvida los momentos que vivió en las piscinas de los años cuarenta. «Mi padre me enseñó a nadar en el club de natación Judizmendi y a los 14 años gané mi primer Campeonato de Álava», recuerda.

Patxi Martínez de Lezea se convirtió en el entrenador de García y Giménez, y la segunda tiene grabado en la memoria el momento en que su amiga fue nombrada Campeona de España en Zaragoza y lo que ocurrió después. Y es que Julia quedó primera impulsada por una promesa de Patxi, quien le dijo que si ganaba se casaría con ella. «Estaba esperando en la misma calle para empezar mi prueba y vi que Patxi le decía algo al oído durante los aplausos. Después Juli me contó que le había pedido matrimonio», sonríe la exnadadora. La boda llegó en 1946. «Se casaron en Vitoria a las ocho de la mañana e inmediatamente después cogieron un barco a A Coruña, donde quedó tercera. Estoy muy orgullosa de mis padres», confiesa Toti Martínez de Lezea.

«¡Tengo tantas medallas y trofeos!», exclama Giménez sin dejar de revisarlos en el pasillo de su casa. «Mientras las nadadoras madrileñas y catalanas mantenían una rivalidad, nosotras debíamos parecerles aldeanitas con nuestros chándales desparejados», bromea sin dejar de animar a las mujeres a hacer deporte. «Me encantaba nadar y me ha hecho sentirme muy feliz. Estoy hasta el gorro de que parezca que que las mujeres hagamos deporte es algo raro. La máquina que no anda se para, y las mujeres tienen que hacer ejercicio», reclama.

María Jesús, quien se mantuvo en activo hasta el nacimiento de su hija en 1952 y trabajó como modista, recuerda que Julia García y ella también tenían otras competidoras en Euskadi. «En aquellos años llegabas a la piscina, te desnudabas a toda pastilla y te metías al agua. Parecía que todo aquello era pecado, era una época horrible para la mujer», lamenta. Por suerte, años más tarde se llegaron a organizar torneos Julia García y María Jesús Giménez en honor de estas dos pioneras, que también fueron juezas de línea y las primeras vascas en conseguir el título de salvamento y socorrismo.