«El accidente de Iker nos cambió la vida»

- ¿De dónde le viene esta afición por los caballos?

- No tenemos una tradición familiar. Desde pequeña me han gustado los caballos y no sabemos de dónde viene. Empezamos dando paseos hasta que una compañera de mi hermano Iker nos invitó a montar y empecé con ocho años. Ahora se ha convertido en una vocación y dedicación. Es sacrificado por el esfuerzo que supone, ya que lo compaginamos con nuestro trabajo.

- ¿Cuándo empezó a competir?

- Desde los 10 años. Al inicio, con caballos de la Hípica que no eran nuestros. He pasado por varias disciplinas, primero con saltos porque es más divertido y vistoso. También he hecho derbis, que son saltos en el campo. He entrenado y competido para raid, que son maratones de caballos. Con el tiempo me decanté por la doma clásica y paraecuestre como entrenadora de mi hermano Iker. Logré una plata en 2019 en el Campeonato de España de doma clásica, dentro de la prueba denominada clásica y este año he accedido a la prueba critérium absoluto y quedé décima en la prueba musical y la decimotercera en la general.

- ¿Cómo es ese momento de comprar su primer caballo?

- Al principio aprendes a montar con los caballos de la escuela. Te vas viendo limitada porque esos caballos tienen los conocimientos y la calidad justa para evolucionar. Nació un caballo en la Hípica de Etxabarri.-Ibiña Nos lo regalaron cuando tenía cinco años, aún potro. Se llamaba Rayo. Tenía mucho carácter. Ese fue el primero y para compartir entre los hermanos. Después con los años, cogí a una yegua de Francia, Gaya, más joven, hasta que se lesionó. Después vino Beisnnit y Black Jack que se fracturó una mano. Desprenderte de un caballo es duro. Actualmente compito con Belizzo y lo tiene todo. Es muy sensible, muy especial. Es el caballo de mi vida.

- ¿Cuánto puede costar un caballo?

-El precio es variable. Algunos tienen un valor sentimental.

Puedes tener de ocio o competición. Los de competición a nivel territorial, hablo de doma, puedes encontrar desde 3.000 euros o, si subes de categoría, nivel o exigencia, no hay ceros para entrar en el precio de un caballo. En España no sería lo normal, pero hace poco en Andalucía se pagó por uno 2 millones de euros. Eso sería como comprarte un Fórmula 1. Pero entre 3.000 y 60.000 a nivel territorial y en un Campeonato de España puede haber algunos que cuesten hasta 200.000.

- Su hermano Iker sufrió un grave accidente en 2007 con un caballo que le dejó secuelas ¿Cambió sus vidas?

- Totalmente. Lo que para mí era mi vida se convirtió en algo que nos desestabilizó a toda la familia. Fue muy impactante y pasamos meses muy duros. Lo más contradictorio es que yo tenía que seguir sacando y cuidando a mis caballos, incluido Fedeón, que fue el que provocó la caída. Recuerdo que montaba llorando mientras Iker seguía en el hospital. Esto nos ha dejado un poso. Conseguimos darle la vuelta, Iker se recuperó e inició el camino en la doma paraecuestre. He descubierto un mundo maravilloso y deportivamente nos ha dado oportunidades de llegar a sitios que jamás pensamos que podríamos llegar.

- ¿Ser paralímpicos entra en los planes?

- En Tokio no ha habido representación española. Veremos si hay un trabajo para llegar a París. Queda lejos. Por ahora, a corto plazo queremos estar en el Mundial de Dinamarca en 2022. Sería otro paso más después de haber estado en campeonatos de Europa donde Iker ha sido el mejor español.