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Ponte el dorsal de la nueva motivación

No competir no significa abandonarse, quedarse sin objetivos. Existen los de rendimiento, que construyen nuestra mentalidad ganadora

Lunes, 29 de junio 2020, 21:31

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Lo he visto y lo he sentido en mí misma. Los motivos por los que nos acercamos a la práctica deportiva son diferentes, sin embargo, cuando empezamos a mejorar, cuando sentimos la progresión, el sentimiento de competencia, surgen los objetivos de resultado. ¿Qué significa? Empezamos a querer mejorar nuestros entrenamientos, nuestros tiempos, el material. Y la competición empieza a ser la base de nuestra motivación.

Nos apuntamos a carreras, travesías, cicloturistas, torneos, pequeños campeonatos... Nos gusta medirnos, mejorar, compartirlo y esa adrenalina es muy motivadora.

Hoy vivimos momentos en los que por consecuencia de este confinamiento, la competición ha dejado de ser ese ancla motivadora que nos unía y una cantidad importante de deportistas explica que al no tener objetivos a corto plazo les impide mantenerse motivados para salir a entrenar.

Y sí, tener objetivos competitivos hace que nos enfoquemos en mantener esa motivación para completar los entrenamientos, para no escuchar a la pereza cuando estamos más cansadas y salgamos aunque esté lloviendo, pero también nos estresan y hacen que dejemos de disfrutar. A veces, acabamos por olvidarnos del proceso y sólo nos centramos en los resultados.

Por eso, hoy quiero reflexionar acerca de que hay motivación más allá de las competiciones. No competir no significa abandonarse, quedarse sin objetivos.

Existen otros objetivos que las y los profesionales de alto nivel utilizan en cada entrenamiento y son los objetivos de rendimiento. ¿Cuáles son? Esos objetivos que reflejan nuestra mejora, nuestra progresión, la base de nuestra satisfacción interna. Esos objetivos que construyen nuestra mente ganadora.

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Cuando termines de leer este artículo, cierra por unos segundos los ojos, respira suavemente y recuerda cómo empezaste, con quién compartías tus entrenamientos, cómo ibas vestida, con qué zapatillas, cuál era tu material, ese primer reloj que llevabas, cómo te sentías cuando le contabas a tu familia, a tu pareja, a tu grupo de amigas y amigos cómo estabas mejorando. ¿Te acuerdas? Esa mejora por pequeña que sea, esa satisfacción de poder superar la pereza, no la olvides. No te olvides de por qué empezaste a practicarlo. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que practicas deporte? Todo lo que ganas practicándolo. Podrás cambiar tus objetivos pero recuerda siempre el sentido de practicarlo. Grábatelo con una frase y recuérdala cada día.

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