Una docente en el banquillo

Todo lo contrario a los cónclaves de la preparadora de Amurrio, destinados a instruir sin castigar, plenos de consignas claras para el entendimiento de sus pupilas y alejados de voluntarismos ayunos de sustancia. Órdenes concretas y entendibles. De quien maneja los hilos en cualquier grupo humano ya se sobreentiende que reclamará la necesidad de mejorar. Su responsabilidad consiste en trasladar de qué modo concreto ha de lograrse el progreso. Y Urieta, que justifica sobradamente su presencia en el cuerpo técnico de la selección española que dirige Lucas Mondelo, debería de reclutar un ejército civil de imitadoras. Con ella las mujeres en pantalón corto saben qué se les pide individualmente para beneficio del conjunto.

¿Detalles? Algunos a lo largo de los dos encuentros disputados en Salamanca que convalidan lo anteriormente redactado. Uno explica su empatía con las componentes del grupo, virtud de la que siempre se extraen más réditos que perjuicios. En el muy buen duelo ganado en la propina de la prórroga al Gernika se dirigió a una lanzadora tímida esa tarde. «Has tenido dos tiros triples sola y no los has hecho. El siguiente lo vas a lanzar y lo vas a meter». Como para llevar la contraria a quien deposita semejante dosis de confianza. O ya en la semifinal, tuteada por el cuadro vitoriano ante una señora franquicia local durante tres cuartos. Muestras de espléndida e inmediata lectura del baloncesto. Un tiempo para solicitar 'pick&pop' con el fin de permitir a las suyas tiros exteriores abiertos, otro en el que reclamaba más puertas atrás. Ah. Y Made escucha. Manda, pero atiende.

Durante los 85 minutos que ha durado la presencia de un más que dignísimo Araski en la Copa de la Reina, el equipo verde ha enseñado al universo de la canasta lo bien dirigido que anda. Riqueza táctica con defensas zonales en esta época donde parecen poco menos que prohibidas y que procuraron excelentes resultados ante el Perfumerías Avenida durante el 75% del partido, buenos cortes por el centro de la zona para aprovechar las aptitudes pasadoras desde el poste bajo, un elevado número de asistencias en el duelo vasco que explican el juego coral de las alavesas… Lástima que los episodios de atosigante defensa charra y la puntería extraviada no reflotaran la barca vitoriana hasta la mismísima orilla.

El club que tantos años presidió Livia López abandona la ciudad del Tormes con el corazón tan verde (morado ayer) y la cabeza alta. Deja en ese magnífico lugar del que se aprovecha todo y en el escalón más alto la sempiterna imagen de Vitoria como municipio que ama el baloncesto desde los tiempos remotos en que algunos padres llevaron a sus hijos a conocer el Frontón de la calle San Prudencio. Y estas mujeres, hoy 8 de marzo y siempre, al poder.