El Araski llega tarde y cede otra vez en Mendizorroza

Los vicios adquiridos de este irregular Kutxabank Araski parecen convertirse en una especie de virus de difícil cura. La quinta derrota en Mendizorroza volvió a basarse en errores de concentración y falta de ideas. Las de Made Urieta se arrugaron ayer una vez más ante otra cita vital para aspirar a los puestos de privilegio de acceso a la Copa de la Reina. Más allá del adversario, un Movistar Estudiantes que juega con una marcha más y al que se le nota el rodaje continental de la Eurocup, a pesar de haber quedado apeado esta semana, las vitorianas no hicieron su trabajo o no al menos no como se presuponía.

El fatal desenlace fue una consecuencia de una pésima puesta en escena con un 4-14 en los primeros cinco minutos y una imagen de equipo pequeño. Las dos pívots locales de referencia, Seda y Brewer, apenas recibieron balones. Solo una canasta de la mozambiqueña fue el paupérrimo bagaje de un juego interior desactivado totalmente por la defensa estudiantil, con cambios constantes y la movilidad de sus jugadoras, capaces de amenazar tanto desde la larga distancia como en penetraciones poderosas de fuera hacia dentro. Massey (13), Erauncetamurgil (14) y Whittle (12) anotaron 39 de los 64 puntos de su equipo, mientras que por enésima vez la base Laura Méndez dominó el 'tempo' y repartió juego entre sus compañeras ante las dificultades de Hermida y Gretter para defenderla. Es el cuento que se repite una y otra vez esta campaña.

Ni las constantes rotaciones ni los diferentes quintetos que buscó Urieta dieron con el antídoto para romper la solidez de las colegiales que ya en el segundo cuarto se vieron muy superiores. Después de un 5-0 esperanzador al inicio de este acto que estrechó las diferencias (18-19, minuto 12), todo pareció derrumbarse, mostrando la fragilidad de las alavesas. Sólo Marta Hermida, máxima anotadora del encuentro con 24 puntos, pareció entender que desde la mayor agresividad y dureza habría opciones de doblegar a las visitantes. Pero otro terrible parcial (9-24) llevó el choque a un preocupante 27-43 al descanso, renta que se fue a los 18 puntos tras la salida de vestuarios (27-45, minuto 21).

Los problemas se fueron acumulando para las verdes, sin dominio del rebote y concediendo hasta 13 ofensivos. Si bien es cierto que la actuación arbitral dejó bastante que desear con un desequilibrio en el número de faltas por parte de unas y otras (24 para el Araski por solo 11 para el Estudiantes), sería injusto buscar otros culpables para entender el quinto tropiezo del conjunto vitoriano n su feudo. De nuevo, los problemas ofensivos en cada ataque estático, con más de media docena al límite de los 24 segundos, el exceso de pérdidas (13), la falta de ideas y el desgobierno desde la dirección del juego no ofrecieron un panorama muy halagüeño al cierre del tercer período (38-54).

Las alavesas necesitaban más jugadoras que sumaran, un volantazo que destartalara la comodidad y la zona de confort en la que se había asentado un Estudiantes espléndido en sus 30 minutos iniciales.

Nada como dar dos pasos más en defensa, presionar en toda la pista, llegar a las ayudas defensivas o trabajar con más deseo cada rechace. La argentina Burani, siempre en ese juego que no brilla pero hace mejor a su equipo, contribuyó a endurecer el duelo a favor del Araski. Tres triples de Hermida y otro de Aliaga redujeron la renta a cuatro puntos (55-59, minuto 38). La épica removió a los 1.500 espectadores que se dieron cita en una matinal con aroma navideño. El conjunto alavés llegó tarde a la contienda, cuando las piernas ya no están tan frescas. Sólo con el corazón inmenso de algunas integrantes para salvarse de una quema que ya olía a chamusquina al descanso. La derrota reduce las mínimas opciones coperas. La salida a Salamanca y la visita del Cadí La Seu dictarán sentencia. Quizás ni aún ganando los dos sea suficiente. Es lo tiene que dejarlo todo para el final.

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