Mi admiración por Spielberg viene de lejos. Le admiraba antes incluso de saber su nombre. Yo, como tantos otros de mi generación, descubrí primero sus ... películas y luego, por lo que sea, leí su nombre. O tal vez fue cuando alguien dijo «es de Steven Spielberg» y yo pensé «¿por qué es más suya que mía?». El caso es que el cine, para mí, empezó con él. Puede que el cine y las historias, así en general. De pequeño decía que quería ser arqueólogo de mayor, como Indiana Jones. Con el tiempo me di cuenta de que yo lo que quería era contar cosas, como Steven.
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El caso es que acabo de encender la tele y Disney me propone ver 'West Side Story'. Y a mí es escuchar «Spielberg» e imaginarme en una butaca de cine. Como en 'Hook', 'Parque Jurásico', 'La lista de Schindler', 'Salvar al soldado Ryan', 'Munich', 'El puente de los espías', 'Ready Player One', 'Los archivos del Pentágono'... Sin embargo esta será la primera vez en mi vida, la primera, que vea una película suya en casa. No fui capaz de ir al cine en su momento, no encontré el hueco, pero es que tengo la sensación de que eso fue hace nada. Vaya, porque lo fue: se estrenó el 22 de diciembre.
Y aquí estoy, con el mando en la mano, pensando en que esto ha cambiado y no hay vuelta atrás. Nos hemos cargado la exclusividad -y parte del encanto- de la sala. Lo he dicho ya en varias ocasiones, pero esta es quizás la que me resulta más evidente: la frontera entre cine y televisión se ha diluido tanto, tanto, tanto que ya hay niños que no sabrían decir la diferencia. Que no la recuerdan. Incluso peor: que no la conocen.
Dicho lo cual, vamos a ver 'West Side Story', película de Steven Spielberg y mía.
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