Como no hay temas más interesantes que tratar, las teles se están volcando en debatir los carteles que por haber sido censurados se han hecho ... virales y ya no queda nadie que los desconozca: el del pezón lactante de 'Madres paralelas', la nueva película de Pedro Almodóvar, y el de 'virgen-puta' de la cantante Zahara sobre su actuación en la plaza de toros de Toledo. Parece mentira hasta donde hemos llegado, y no lo digo por el posible -y relativo- escándalo para algunos, sino porque parece inaudito que, tras censurar a raperos y humoristas, hayamos llegado a querer prohibir también afiches de una indudable calidad artística. El de la peli de Almodóvar lo ha censurado Instagram, empresa de EE UU, donde, ya se sabe, el mostrar un pezón femenino -no digamos ya los dos- les pone de los nervios. En este caso, afortunadamente para todos, la empresa se ha echado atrás, y ya permite -como excepción, eso sí- que se pueda enseñar un pezón. ¡A buenas horas mangas verdes! El propio cineasta ha agradecido la presión ejercida para que se pueda mostrar el afiche: «Muchas gracias a los que habéis debatido sobre la necesidad de un poco de cordura ante la visión de un pezón femenino», ha dicho en un amplio comunicado.
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Peor suerte está teniendo Zahara. El cartel de su actuación el 1 de septiembre en Toledo ha sido suprimido, aunque se conocía desde febrero. No es nada que no se hubiese visto antes (repasen afiches de Madonna o de los grupos punk de los 70 y 80). En 'La mañana de La 1' se debatió sobre posibles ofensas de mostrar a la cantante como una 'virgen-puta'. La propia Zahara explicó el sentido del cartel. Pero daba igual. Los censores de siempre se vuelven a erigir como los guardianes de una supuesta y trasnochada moral. Malos tiempos para la lírica.
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