Suena muy bien y es oportuno el epígrafe de la nueva edición del Ja!, aludiendo al humor como instrumento esencial de resistencia. Resiliencia con gracia ... e ironía en estos días de miedos y de aceptación resignada ante la regresión de libertades y derechos individuales, se entiende; pero también de aguante y fortaleza organizativa en medio de una oferta cultural que se suprime o se reduce. Lo primero significa reconocer lo evidente, es decir, seguir reflejando que el humor ha sido el mejor remedio, el consuelo o el refugio más eficaz ante la depresión del miedo, una patología felizmente combatida en estos meses con la infinidad de memes, vídeos y chistes que han circulado por las redes sociales como descarga emocional, catártica, frente a la información pesarosa y unidireccional. Lo decía Bernard Shaw: La vida nunca dejará de ser graciosa a pesar de la tragedia, de la misma manera que nunca dejará de ser seria por mucho que la gente ría.
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En eso está la filosofía actual y de siempre que pretende desarrollar este festival de literatura y arte con humor, cuya undécima edición tiene ahora tanto ese valor simbólico pero permanente de la risa como terapia en tiempos difíciles, pero también de resistencia de una oferta cultural que no puede desaparecer ni como necesidad social, ni tampoco como signo de vida y libertad ciudadana. Será el Ja! este año más reducido en su aforo o quizás en su repercusión, pero no menos intenso en su voluntad organizativa, en su heterogeneidad o en su oferta de entrevistas, coloquios y exposiciones. ¡Bendito y bienvenido sea!
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