Vidas paralelas

Los once días más aciagos de la Historia de la Literatura son los que transcurren entre el 22 de abril y el 3 de mayo de 1616. En la primera de esas fechas murió en Madrid Miguel de Cervantes, probablemente a causa de una diabetes. En la segunda, desapareció de este mundo de ruido y furia William Shakespeare, en Stratford-upon-Avon, quizá a causa de unas fiebres tifoideas o tal vez a consecuencia de un cáncer. El español tenía 68 años; el inglés, 52. El primero había escrito la primera novela moderna, llamada a revolucionar la Literatura universal. El segundo dejó poemas memorables y, sobre todo, un puñado de obras de teatro que nadie ha podido igualar. El día de su fallecimiento era en el calendario juliano aún en vigor en Inglaterra el 23 de abril, así que esa fecha ha quedado como la fiesta grande de las Letras.

Territorios hizo un especial de 28 páginas con motivo del 400 aniversario de ambos en el que desarrolló los temas de manera paralela, vinculando biografías, obras, legados e influencias, con un diseño que mostraba además ese tratamiento especular de sus figuras. Unas páginas que iban ilustradas con lo que ambos dijeron sobre los grandes temas de ayer y de siempre en la literatura como en la vida: el amor, la traición, la muerte, la justicia, el dolor, el destino y la riqueza.