La utopía traicionada

El siglo XX tiene varios acontecimientos que lo marcaron a fuego. Solo uno de ellos no es una guerra: se trata de la Revolución de Octubre, que abrió una nueva era en la Historia. De una doctrina filosófica y política surgió un movimiento que se alzó con el poder en uno de los últimos lugares donde habría podido pensarse que iba a suceder. Sin encontrar apenas resistencia y con muy poca épica, la que se presentaba como la Revolución destinada a cambiar el paso de la Humanidad se instaló en el poder. Pronto su utopía de una sociedad sin clases, sin oprimidos ni opresores, derivó en una dictadura asfixiante que convirtió a Rusia en una inmensa cárcel en la que nadie, ni los más fieles al régimen, estaba a salvo. La Revolución fracasó estrepitosamente en sus fines, pero dejó una huella cultural extraordinaria.

Con motivo del centenario de la toma del Palacio de Invierno, Territorios diseccionó en un número especial de 24 páginas todos los aspectos de aquel hecho histórico y su legado. Con una tipografía que jugaba con los colores de la Revolución (el rojo y el negro) y las estrellas de cinco puntas que poblaron el país, y haciendo un guiño en los títulos mediante un giro de algunas letras para imitar el alfabeto cirílico, este suplemento hizo un ejercicio singular de adecuación entre contenido y diseño.