El italiano Andrea Bajani es un prolífico escritor. Anagrama

Terapia familiar

Bajani firma un gélido ajuste de cuentas genealógico diez años después de abandonar a un padre maltratador y a una madre sumisa

El último libro de Andrea Bajani se abre con una escena significativa. En ella, el autor italiano reconstruye el momento en que vio a su ... madre por última vez. Sucedió mientras se despedían en la puerta de la casa familiar, tras una de las visitas que hacía, cada quince días, a sus padres. La mujer le preguntó si volvería a ir a verlos. El autor respondió que por supuesto. Fue un intercambio habitual entre una madre mayor y un hijo adulto, pero Bajani nunca regresó. «Desde entonces he cambiado de teléfono, de casa, de continente, he levantado un muro inexpugnable, he puesto un océano de por medio», escribe al comienzo de este texto autobiográfico y descarnado. «Han sido los mejores diez años de mi vida».

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El aniversario

  • Andrea Bajani

  • Trad: Carlos Gumpert

  • Ed: Anagrama

  • 151 páginas

  • 19,90 euros (10,99 eBook)

Aguarda en 'El aniversario' un evidente peso psicoanalítico -en algún momento se habla de la importancia de los «actos impronunciables»- y una apuesta consistente en que se transforme en una suerte de liberación lo que en principio parece un abandono. Bajani profundiza en su mundo familiar y lo que comienza siendo un escenario habitual para alguien nacido en los años setenta en una familia de clase media se revela pronto como un universo tóxico dominado por la violencia del padre. El autor encadena episodios del pasado, entrelazándolos con el hilo de una mirada inquisitiva, minuciosa y sumarísima. En su relato, el papel de la madre oscila entre el de víctima principal y el de cómplice necesaria. Bajani llega a definir su propio rol como el del «hijo ruin que intenta mediar». No hay, sin embargo, la menor energía mediadora en 'El aniversario'. El texto es una demolición: un derribo gélido y distante. Lo malo es que, a diferencia de otros severos ajustes de cuentas genealógicos, como los de Pascal Bruckner o Paul Theroux, la dureza no viene acompañada del brillo. Hay algo en 'El aniversario' que no funciona y está relacionado con que lo que el autor ve no consigue estar a la altura de la aparatosidad con la que observa. De algún modo, ese desajuste nace y termina en la propia escritura. Bajani apela a la precisión y llega a hablar de un «bisturí gramatical» pero su prosa se muestra con frecuencia imprecisa y alambicada. En el texto abundan las frases que quedan colgadas antes de caer al vacío y las expresiones de una sofisticación paródica, desde los «hijos satelitales» hasta «la llama oxiacetilénica de la autoafirmación victimista». La escena inicial, la de la despedida en el rellano, también es significativa porque el lector descubre en ella que el autor puede mostrarse esdrújulo hasta en la descripción de una acción física: «Es un hecho que mientras yo iba ganando la salida retrocediendo, cubriendo cada paso con palabras fumígenas, mi madre avanzaba con pasos análogos».

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