Obras que palpitan
Exposición ·
Blanca Muñoz ha mostrado en Marlborough 'Acrobacias', una serie de piezas de acero inoxidabley mármoleduardo laporte
Sábado, 2 de abril 2022, 00:03
Dedicarse a la escultura es una locura», reconoce Blanca Muñoz (Madrid, 1963) en un momento de la defensa de su trabajo en la galería Marlborough ... de Madrid. «Es todo inversión, inversión y meterse en un lío detrás de otro», confiesa, pero no con catastrofismo quejicoso sino con la satisfacción de quien va superando los retos que ella misma se propone.
Publicidad
Porque Muñoz no se conforma con lo fácil, pero no tanto por un gratuito rizar el rizo, sino por sacar de la obra todo lo que puede dar. Por preservar un modus operandi milenario, tan artesanal como sea posible, en una era en que la impresión 3D podría relegar a muchos de los que trabajan con la piedra y el metal.
'Acrobacias', que así se titula la exposición que ha acogido hasta hoy la Marlborough, hace honor a las piruetas que Blanca Muñoz realiza en su estudio para conseguir el resultado final que se adapte a sus exigencias. En este caso, como ya hiciera en la anterior 'Vaivén', vuelve sobre el acero inoxidable con distintos acabados, pulidos, pátinas, tramas y tamaños. Pero también con el mármol, esta vez de portoro, con una imponente oscuridad que lo hace más solemne.
Se recriminaba Andrés Trapiello en algunos de sus diarios si estos tenían la tensión literaria suficiente. Cualquier obra de arte así lo requiere, y Blanca Muñoz es consciente de ello. Como en una de sus obras más pequeñas, 'hijas' de las grandes, en que extiende una red de algodón a lo largo de las curvas que parece mostrar ese conflicto interno. 'Anudada', el título, da pistas también de esa fuerza latente.
Publicidad
Porque, en esos retos está el de buscar también el dinamismo que, en principio, no tiene una estatua, haciendo honor a su estático nombre. Pero Muñoz se rebela contra ese inmovilismo: «No busco que haya mecanismos que muevan la obra, pero sí que tengan la posibilidad de movimiento». Los títulos de estas obras sinuosas e inabarcables con la vista también dan pistas: 'Volteo', 'Alígero', 'Ponderosa' y 'Oscilante', entre otras.
El latido de lo sólido
Decía Michel Onfray que ante lo mineral surge lo eterno. Como si las piedras ocultaran algún secreto. Como si Blanca Muñoz fuera consciente de ello y persiguiera, en esos trabajos a menudo penosos, duros, físicos, desentrañar esa clave escamoteada. Hay un proceso de trabajo enigmático que, desde luego, va mucho más allá del mero combate con los materiales, que también.
Publicidad
«Voy desde el esqueleto y luego trato de apropiarme del espacio dentro de sus propios límites. Busco una sensación de palpitación en la que las esculturas estén a punto de estallar. Una apropiación del espacio, pero con el corsé que yo misma les he puesto». Blanca Muñoz habla de su obra como si cada vez que la contemplara sacara matices nuevos. Como si fueran, en efecto, elementos vivos que no dejan de arrojar nuevas interpretaciones. Así están, de hecho, concebidas, para que desde cada ángulo de visión aporten una lectura nueva, una experiencia nueva. «Invito al espectador a que observe cada cambio, a que participe en ese juego visual».
Apenas una veintena de piezas escultóricas en una Marlborough henchida por sus treinta años de feliz trayectoria expositora. Pero su presencia acompaña, como el sutil movimiento que, con un leve empujón guante en mano, activa la artista en una de las esculturas más llamativas, situada en el lugar privilegiado de la sala, de nombre oscilante. «Siempre he intentado con mi obra dar movimiento… A pesar de su estatismo, esa es mi aspiración», reconoce Muñoz, mientras la gran estructura se balancea de manera casi imperceptible, como una acrobacia lenta y elegante, inesperada.
Publicidad
Concebidas, en muchos casos, para lucir en el exterior, el viento puede jugar un papel determinante para que estas creaciones revelen su palpitación interna, su tensión irresuelta, el misterio que parecen albergar. Una idea, la del balanceo, que no es nueva, reconoce la escultora: «Ya en 2004 hice para el Reina Sofía una estructura llamada 'Nebulosa' con un balanceo similar». Expuestas en una superficie lisa, el contacto con el aire puede despertar ese movimiento impredecible que saca todo tu potencial.
Y la luz. Porque Blanca Muñoz, como lleva demostrando a lo largo de su carrera, sabe del benéfico poder que tiene el sol en contacto con el acero. Como si fueran dos elementos que se buscan, se necesitan y generan unos destellos que también enseñorean a la obra. Quien lo quiera comprobar puede acercarse a las Torres Espacio, al norte de Madrid, y contemplar 'Géminis', que reúne todas esas facetas. Porque, como dice Leticia Azcue Brea, jefa de Conservación de Escultura y Artes Decorativas del Museo del Prado y autora del catálogo de la exposición, «estas obras provocan infinitas proyecciones de luz sobre una superficie de contornos perfectamente depurados».
Publicidad
En la nueva Plaza de España
La escultura comparte con la arquitectura su vocación de ocupar el espacio público. Blanca Muñoz está presente en la renovada plaza de España, inaugurada el pasado noviembre tras años de trabajo y que cuenta ahora con ese «cosmos de acero dulce», como dijo un crítico de su obra, en tan transitado punto. Ante el miedo de que pudiera sufrir desperfectos, Muñoz confía en la persistencia del acero. «Solo si se suben doscientas personas a la vez podría ponerse en riesgo». En cualquier caso, una excusa más para visitar este espacio urbano con las claves que la escultora madrileña sugiere.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión