La crítica literaria de la semana

José Carlos Llop o los secretos de familia

Sutil atmósfera | Un volumen que recoge cuatro novelas del escritor mallorquín unidas por el tono evocador y la insularidad de su estilo

Iñaki Ezkerra

Viernes, 29 de agosto 2025, 22:48

Los enigmas familiares constituyen un material muy fecundo en la producción literaria. Con él se han construido grandes novelas, novelas mediocres y también telenovelas. En ... estas últimas, el secreto mejor guardado de determinado clan no suele ser muy original y responde al limitado repertorio de las debilidades humanas: el del padre que no reconoció al hijo que tuvo fuera del matrimonio, el del hijo que no sabe que su padre no es su padre, etc. El escritor mallorquín José Carlos Llop ha logrado hacer algo original y diferente con ese tema de los secretos de familia: los ha sabido convertir en una sutil atmósfera literaria. Esto es exactamente lo que ocurre con las cuatro entregas narrativas que aparecen reunidas en 'El cuarteto de la memoria': 'El informe Stein' (1995), 'La cámara de ámbar' (1996), 'Háblame del tercer hombre' (2001) y 'El mensajero de Argel' (2004). Todas ellas se encuentran plagadas de secretos que les serán o les fueron revelados en su día a sus protagonistas, pero que no llegan a ocupar nunca un lugar tan relevante en el texto como el enrarecido, sugerente y esencialmente estético clima que el autor crea alrededor de su ocultación o su desvelamiento.

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Cuarteto de la memoria

  • José Carlos Llop

  • Ed. Alfaguara

  • 552 páginas

  • 23,65 euros (Ebook 11,39)

La primera de ellas, 'El informe Stein', que es la más destacable por su nitidez y redondez argumentales, se inscribe en el género de la novela de formación y reproduce de manera magistral las genuinas fascinaciones infantiles ante el chico que llega a un colegio, en este caso de jesuitas de los años 60, vistiendo de una forma distinta y con unos modales diferentes a los de los otros. En toda novela que refleja el mundo infantil o el adolescente, o el que está a medio camino entre ambos, juega un papel fundamental el carisma, la magia, el especial don de liderazgo que presenta un muchacho y con el que se gana la fascinación y la admiración de los otros. Esto Llop lo borda desde el inicio de la novela: «Guillermo Stein llegó al colegio a mitad de curso y lo hizo en bicicleta. Ninguno de nosotros iba al colegio en bicicleta».

En los dos personajes centrales, en el argumento de su amistad y en el propio aire del libro pueden detectarse ciertas resonancias del 'Demian' de Hermann Hesse, pero hay algo muy especialmente 'llopiano', que es la destilación del estilo, la poetización de los hechos a través del recuerdo pese que este es evocado desde una primera persona. Y luego está la trama de delincuencia; el enrarecimiento de las familias que afecta a los dos personajes centrales de diferente forma. Ridorsa, el narrador, vive con sus abuelos porque tiene unos padres que viajan constantemente enviándole postales exóticas, mientras Stein tiene un padre relacionado con el mundo de las noblezas centroeuropeas que hallaron amparo en la dictadura franquista tras la Segunda Guerra Mundial y que nos reservará una gran sorpresa próxima a un logrado y desconcertante desenlace.

En 'El mensajero de Argel', la cuarta novela que cierra el ciclo, el protagonista y narrador es Carlos Ofila Klein, un cuarentón separado de una mujer con la que no tuvo hijos, que se licenció en Historia Contemporánea y que hoy se gana un modesto sueldo como locutor de radio en un programa que se llama 'La Morgue', en el cual entrevista a ancianos que hablan de un mundo que ya no existe y del que solo ellos guardan memoria. Será a través de uno de ellos, un tal Jorge Baker, como descubrirá los siniestros secretos que no conoce de su propio abuelo, así como el misterio del extraño mensajero de Argel que en una época aparecía en la casa familiar de forma ocasional. A eso se añade la historia de unos padres que se sumergieron en las ilusiones y delirios del movimiento hippy.

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Por el tono nihilista del libro, por su estilo vaporoso, por el vagar del personaje por las calles, la tiendas y los propios recuerdos, la novela recuerda al Patrick Modiano del 'Ropero de la infancia', una obra en la que un personaje también sobrevivía a una imprecisa historia de derrotas íntimas y trabajaba igualmente, con una incomparable ausencia de ánimo, para una fantasmagórica emisora llamada Radio Mundial.

Entre estas dos novelas, se hallan 'La cámara de ámbar' y 'Háblame del tercer hombre', que mantienen una cierta unidad tanto en el tono poético como en la presencia fundamental de la memoria, en la recurrente temática de los secretos familiares y en la presencia referencial de Palma de Mallorca, ciudad a la que nunca se cita por el nombre, pero cuya influencia narrativa va más de lo escenográfico. De hecho, podría decirse de José Carlos Llop que el suyo es un estilo 'insular'.

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