Una escena de la película 'Contagio' de Steven Soderbergh.
Lecturas

La gran evasión

Festival ·

El Ja! abordará en esta edición, entre otros aspectos, cómo la literatura, el cine y las artes en general han servido como refugio durante la pandemia

Viernes, 25 de septiembre 2020, 22:28

La próxima semana comenzaremos la programación de nuestro undécimo Ja! Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. Este año poco internacional (tenemos a dos queridos invitados argentinos y porque viven en Madrid y Barcelona). Nuestro deseo habitual de traer autores ingleses se ha visto malogrado por Boris Johnson (personaje de involuntario histrionismo) con su medida profiláctica de cuarentena a la vuelta de España; así que esta vez nos quedamos sin humor británico. Con autores franceses y de otros países europeos tampoco ha sido posible por diversas razones; todas tenían detrás la sombra de la pandemia. Pero sin menoscabo de estas limitaciones hemos puesto en pie, contra viento y marea, el Festival Ja! del modo más normal (sin adjetivo) posible. Ver que también así lo decidieron y han llevado a cabo, con buenos resultados, ilustres colegas como el Festval de Vitoria-Gasteiz, el Hay de Segovia y el Zinemaldi, entre otros, nos ha dado fuerza. Fruto de este ilusionado esfuerzo es el programa de actos, que creo atractivo y ante el que deseo que nuestro fiel y numeroso público, la ciudadanía que aprecia el sentido del humor en las artes, se sienta atraído y acuda a la espléndida Sala Filarmónica, donde estará seguro porque tendremos desinfectada hasta mi dudosa reputación y más espacio del que media hasta el olvido.

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Uno de los primeros actos será el diálogo que hemos titulado 'La gran evasión: el refugio de la cultura'. Sus protagonistas serán Martín Caparrós y Aixa de la Cruz, dos escritores de distintas generaciones. La idea que les propusimos es que hablen de cómo el refugio de la cultura, de las artes, nos ayudó a la sociedad a sobrellevar el periodo de confinamiento, el enclaustrado, y ahora nos facilita evadirnos, ocupar la cabeza en nobles entretenimientos durante este tiempo de incertidumbre en que el final de esta atribulada historia aún ni se atisba. También queremos que nos cuenten cómo les afectó el encierro en su oficio de escribir. Si los encontró a media escritura de algo y pudieron proseguirla de manera satisfactoria, o si el extraño estrés que supuso la situación los bloqueó. Hablé en su momento de este asunto con varios colegas y me dijeron en su mayoría que se les cortó la capacidad para escribir ficción. En mi caso también fue así. El confinamiento me pilló con una novela de la que me faltaban unas setenta páginas y fui incapaz de concluirla (lo he conseguido hace poco). Pude escribir artículos y algún cuento sin problema, pero la cabeza me dijo que no se veía capaz de centrarse en la especial dificultad y la necesaria obsesión que requería el desenlace escalonado de esa complicada novela y armonizar el conjunto.

El confinamiento habría sido distinto y peor sin la enorme oferta cultural que nos brinda la tecnología

La gran evasión de la cárcel física y sobre todo de la pesadumbre por las preocupaciones sanitarias y económicas nos la ha permitido la literatura, el cine, las series, los cómics, la música… Al menos a quienes disfrutamos, cada uno según sus preferencias, de estas fuentes de ocio cultural. Aunque se dice que durante el confinamiento se leyó más, dudo que les diera por leer a quienes habitualmente no lo hacen.

El confinamiento habría sido distinto y sin duda peor sin la enorme y asequible oferta cultural que nos brinda la tecnología. Como cinéfilo vitalicio que soy, la estupenda plataforma por 'streaming' Filmin me hizo mucho más acogedora la celda doméstica con la ventana 'aleph' de sus nueve mil títulos de todas las épocas. Qué diferencia el trato respetuoso que da al cinéfilo Filmin con su adecuada manera de informar sobre las películas y emitirlas, respecto a una poderosa plataforma que con frecuencia no incluye quién dirige una película y si quieres ver los créditos de la misma al final, tienes que darte prisa en marcarlo para que no salte automáticamente el tráiler de otra o, si es el capítulo de una serie, en pocos segundos de una cuenta atrás comience el siguiente. Es una agobiante manera de intentar que consumas sin parar, sin darte un momento de reposo y reflexión respecto a lo que acabas de ver.

¿Qué tipo de películas fueron las que más se vieron durante el confinamiento? Parece que evadirse de la ominosa realidad llevaría a la respuesta de que fueron las comedias más optimistas. Sin embargo, una película que se vio muchísimo fue 'Contagio' (Steven Soderbergh, 2011), que cuenta el origen y expansión de una pandemia vírica. Resulta curioso.

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A la fuga

La fuga mediante la lectura. No suponía evasión, porque era informarse de lo que sucedía en vez de esquivarlo mediante la ficción, leer periódicos. Pero fue para mí, no por corta menos valiosa, una gozosa salida de la celda ir cada día a la tienda de prensa a comprar este periódico. En cuanto a literatura, leí más ensayos, diarios y libros de artículos que ficción. Aproveché para leer completa una magna obra de la que solo había picado de modo fragmentario: 'Historia de la decadencia y caída del imperio romano', de Edward Gibbon. Con la ficción me pasó algo parecido que con la escritura de mi novela en curso: me costó la atención continuada que precisa recorrer una novela y preferí leer, y sobre todo releer, muchos de mis cuentos favoritos. Disfruté de nuevo del oscuro humor de 'La metamorfosis' y 'En la colonia penitenciaria', de Kafka; de los mejores cuentos de Truman Capote, Ernest Hemingway y Julio Cortázar; del perfecto y melancólico 'Por un bistec', de Jack London; o de la siniestra comicidad de los de Mariana Enriquez que me faltaban.

La novela corta de Stephen King 'Rita Hayworth y la redención de Shawshank' (llevada al cine por Frank Darabont y titulada en España 'Cadena perpetua') contiene una buena idea de resolución de trama que podría simbolizar la evasión de una realidad atroz mediante el arte, en este caso el cine. La recordarán de la película, que fue muy famosa. El protagonista decora la pared de su celda con pósters de diosas de la fábrica de sueños que va cambiando según pasan los años. Son Rita Hayworth, Marilyn Monroe y Raquel Welch. Han servido para su evasión mental y para la física con la que escapa de la cárcel. Cubren la entrada del túnel que con infinito tesón y una pequeña herramienta ha excavado para recuperar la libertad.

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