«Cuando el compositor es bueno solo pide que abras bien los oídos»

Ellos, reconocidos en 2018 con el Premio Nacional de Música, serán los encargados en sus dos conciertos en el Azkuna Zentroa (sábado a las 13.15 horas y domingo a las 19.15) de rendir ese tributo a un formato que dio alas y popularidad a formaciones como la suya. De hecho, el espíritu del considerado padre del cuarteto de cuerda, Haydn, estará muy presente a través de dos de las piezas que le dedicó Mozart.

En la primera de las actuaciones, el compositor salzburgués estará acompañado por otro de los imprescindibles, Beethoven. Del primero han escogido el Cuarteto Nº 15 y del segundo, el número 11 ('Serioso'). «Nos gusta porque es una manera de componer de absoluta compresión. Es el arte de la concentración extrema. Después de crear obras de veinte y hasta cuarenta minutos, que son auténticas catedrales, da uno de sus giros innovadores y crea esta pieza en la que está todo lo que le define, pero que es rapidísima. Como si pasara un tren de alta velocidad», señala.

El domingo, pondrán fin a las actuaciones en el Azkuna Zentroa llevando al público de la Primera a la Segunda Escuela de Viena con el lirismo como hilo conductor. En esta ocasión será Alban Berg, con su Cuarteto op. 3, quien acompañe a Mozart y el Cuarteto de las Disonancias. «Pese a que están separados por más cien años, los vemos muy vinculados por su sentido de lo dramático; Mozart por su pasión por la ópera y Berg porque, dentro del dodecafonismo, es quien más recoge la tradición del 'cantabile'», explica Poggio. «A la Trinidad Vienesa -Schönberg y Webern junto a Berg- se la tiene un miedo injustificado. Sabemos que requiere una escucha especial del público pero la recompensa es muy satisfactoria. Siempre sorprende a quien no está familiarizado con ella. Por eso nos parece que festivales como este son una gran ocasión para romper una lanza por estos autores. Cuando el compositor es bueno, lo único que pide es que abras bien los oídos», justifica.

Curiosamente, a su favor jugará este año que las medidas de seguridad y control de los aforos restarán a esta edición del Musika Música esa característica libertad que tiene el público para sumarse al auditorio en cualquier momento o moverse si prefiere cambiar de sitio. Esta vez, habrá que estar más quieto, y eso siempre lleva un plus de atención. «Yo ya he estado en otras ocasiones y da un poco de pena que ahora tenga que ser así. Es verdad que es un formato de actuación que requiere mucha concentración por nuestra parte, pero tener al público cerca también es muy gratificante», destaca Poggio.

«Es triste ver poco público, pero por lo menos podemos seguir actuando. En España, la música de cámara, que se suele interpretar en salas más pequeñas, está sufriendo menos las restricciones de aforo y solo nos han pospuesto para la próxima temporada un par de conciertos. En el extranjero, en cambio, es peor. Estamos trabajando por reubicar todo lo que teníamos programado en Alemania, Bélgica, Holanda o Italia y que, de momento, ha sido suspendido pese a que no hay noticias de grandes brotes en actividades culturales», lamenta.

«Desde luego esto marca un antes y un después porque queda constatado que hay espacio para otros canales, que puedes actuar en directo ante un aforo limitado mientras otras personas siguen la actuación en remoto. También creo que esto revaloriza el concierto en vivo. El 'streaming' está muy bien pero es otro producto. No hay nada comparable a tener al músico delante y oírle respirar mientras interpreta».