Asdrúbal Hernández y el iceberg

Los relatos del autor vizcaíno, fallecido este año, dibujan escenas de pareja que muestran una mínima parte de lo que ocurre

Viernes, 15 de agosto 2025, 23:55

A veces, en mis clases, los alumnos preguntan por la posteridad de un escritor. Otras veces hablamos de autores que en su tiempo fueron olvidados, ... pero que con el tiempo obtuvieron mejor fortuna. Siempre que sale ese tema, les comento que la fortuna literaria tiene muchas caras, que es caprichosa, que no todo depende de la escritura misma. Y que entre obra y mercado existen relaciones que no sabemos definir. Entonces les hablo de Asdrúbal Hernández (1958-2025), un autor de Galdakao, para mí estimable, pero poco conocido, a pesar de una obra distinguida: 'Juego de parejas', que se editó en 2003 y que fue prologada por Javier Tomeo.

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No sé cómo me llegó este libro. Lo leí y lo aprecié. Y siempre pensé que era una pena que el autor y su escritura no merecieran mejor destino. Luego he sabido que ha publicado tres obras más: 'Las armas del cielo', 'Gramática convencional', 'Relatos' y este libro que comentamos hoy 'Un Buda en el jardín', de título irónico, porque el Buda en el jardín indica paz y descanso y los diecinueve relatos de esta colección apuntan a situaciones de desasosiego en los personajes y que generan preocupación en el lector.

  • Un Buda en el Jardín Asdrúbal Hernández

  • Ed: Enunlu Books

  • 167 páginas

  • 15 euros

El autor vizcaíno sigue las pautas de un realismo al modo de Carver. Escenas mínimas, donde los actores conversan con frases estereotipadas, que muestran una superficie tranquila (cuando se les pregunta qué tal se sienten todos contestan que están bien), mientras que en el fondo se puede entrever un secreto, un desequilibrio, una tragedia. Así, el escritor sigue la teoría del iceberg, aquella metáfora con la que Ernest Hemingway definió el cuento moderno. La narración muestra una mínima parte de lo que realmente ocurre a los personajes bajo la capa exterior, bajo el disfraz de la convencionalidad.

Asdrúbal Hernández dibuja pequeñas escenas de pareja, que devienen en algo que el desenlace abierto de los relatos deja sin definir y que hace que el lector deba preguntarse qué pasará después. El desarrollo sencillo de los cuentos, los diálogos diáfanos, las acciones que no acaban crean un mundo de parejas que comunican solo una parte de sus sentimientos, mientras que lo importante queda relegado a las sombras de lo meramente indicado, velado y sugerido.

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