Cayetana Guillén Cuervo: «Siempre tengo en la cabeza el compromiso de mis padres»

- ¿Tiene el corazón dividido entre el cine y el teatro?

- Es muy complementario, porque yo me siento una activista cultural convencida. El hecho artístico en todas sus variables - la palabra, la imagen, la música, la danza...- te da otro vuelo, te aporta espíritu crítico, te hace cambiar de punto de vista. Yo he vivido en ese ambiente, vengo de una familia de actores y quizá por eso me he dedicado también al activismo cultural y he asumido la presidencia de la Academia.

- El cine da más fama pero el teatro tiene un público más fiel, como se ha visto en la pandemia.

- Todo tiene su público, pero el hecho artístico en un escenario no se puede trasladar a ningún lado. Ocurre donde ocurre, en una plaza, encima de unas tablas... necesita del talento de un ser humano y de otro ser humano que entre en el juego. Es un cordón umbilical vivo y por eso nunca va a morir.

- En este Día Mundial del Teatro ¿hay más motivos para celebrar o para reivindicar?

- Hay que celebrar, hay que celebrar. La Academia otorga los Premios Talía para celebrar que las artes escénicas aportan muchas herramientas para completar a los seres humanos. Para que puedan convivir mejor y entender al otro, sus diferencias, sus razones... Las artes escénicas cambian entornos, vidas, mentes, puntos de vista, emociones.

-¿Lo de los premios se lo han pedido los profesionales?

- Pensábamos que la Academia, como institución independiente que representa a todas estas disciplinas artísticas, necesitaba sus premios oficiales, que tienen carácter de premio nacional. La gente no compite por ellos, es la Academia la que dice que te mereces este aplauso porque has aportado esto y esto.

- Si los Talía se convierten en los Goya de las artes escénicas, como esperan, ¿en qué lugar van a quedar los Max, que son la referencia desde 1998?

- Pues yo creo que es compatible, igual que están los Feroz y los Forqué y los Fotogramas. Cuantos más premios haya... los Max son un referente, han premiado a lo más maravilloso de este país, pero no tiene por qué haber una exclusividad. Los premios nos recuerdan quiénes somos, nos acercan al público. Vamos de la mano y no pasa nada. Es como si los Feroz no pudieran existir porque están los Goya.

- Pero para un artista no es lo mismo ganar un Feroz que ganar un Goya. Solo hay una máxima distinción.

- Bueno, el Talía será el oficial de la Academia, inevitablemente. Hasta ahora no lo ha habido porque la Academia, que tiene nueve años, no estaba madura para ello. Cometeremos muchos fallos, seguro, pero vienen para quedarse. Los Goya llevan 37 ediciones.

- ¿Cómo será la gala?

- Se va a rendir homenaje al teatro musical, la danza, el circo... Va a haber bastantes actuaciones. Yo la conduzco, pero los protagonistas son los números y los premiados, claro.

- El glamur de las ceremonias contrasta con la precariedad del día a día de la profesión. Siempre se recuerda que hay un 92% de paro entre los actores.

- Eso es cierto, pero esto es una fiesta. Estamos festejando las cosas que han salido bien. Los vestidos, las joyas... las marcas nos las dejan. Forma parte del juego, del espectáculo, y al día siguiente lo devuelves porque no es tuyo. Problemas hay todo el rato, pero aquí lo que toca es celebrar la magia, el talento. Al día siguiente volvemos otra vez al trabajo y a intentar luchar por derechos y por cosas que están a medias. Es como un cumpleaños.

- Uno de sus objetivos es descentralizar la Academia.

- Los premios se harán en Madrid un par de años y luego van a itinerar porque es la Academia de España. Con Valencia hicimos un acto precioso por el Día de la Mujer y la Escuela de Verano es en Santander. En Euskadi tenemos cosas previstas que tenemos que desarrollar. Es una de las plazas grandes.

- ¿Resulta difícil compaginar la presidencia de la Academia, los horarios de la televisión y el trabajo de actriz?

- Pues ahora mismo estoy volviéndome loca, la verdad, pero es una cuestión vocacional. Ya sabes que son puestos no remunerados, yo paso los taxis de milagro. Lo hago como homenaje a mis padres y a su generación.

- ¿Tiene algún proyecto en marcha?

- Ahora mismo he entrado a rodar 'Machos alfa', la serie de Netflix. Y estoy preparando 'Pandataria', de Chevi Muraday, que se estrena en Mérida el 21 de julio. Espero que nos recorramos Euskadi de cabo a rabo.

- Usted aprendió a amar el teatro y el cine de manera natural.

- Sí, la verdad es que me he criado en camerinos, en escenarios, rodajes, y con todo el respeto del mundo al hecho artístico. Ese amor a la profesión me viene del respeto a mis padres.

- Su madre, Gemma Cuervo, cuenta que hubo una época en la que hacían doble función incluso en distintas ciudades.

- A partir de la huelga del 75 tuvieron un día libre, pero hasta entonces eran 14 funciones semanales más los 'Estudio 1' por la mañana. Eso te hace ser más consciente de lo que está mejorando y lo que queda por hacer. Tenemos que mejorar muchas cosas, pero se han conseguido otras muchas. Y yo por eso siempre tengo a mis padres en la cabeza, su compromiso cultural. En la gala mi madre va a estar sentadita en primera fila, muy orgullosa.

- ¿Me recomienda algún espectáculo de los que no hay que perderse?

- La versión de Declan Donnellan de 'La vida es sueño', en el Teatro de la Comedia, me dejó completamente turulata, me encantó. Es un un texto que he podido escuchar en mi casa 25.000 veces, pero lo entendí de otra manera.