El pueblo más vacío recupera su eccehomo
Los cuatro vecinos de Illán de Vacas celebran la nueva imagen de su patrona, destrozada hace tiempo por una chapucera 'restauración'
J.V. Muñoz-lacuna
Sábado, 30 de enero 2021, 01:01
Illán de Vacas (Toledo) es el pueblo con menos habitantes de España: cuatro, y solo tres censados. En sus buenos tiempos, los años 60, alcanzó ... el centenar de vecinos, pero hoy es otro ejemplo más de la España vaciada con sus problemas de comunicación y falta de servicios. Ahora tiene un motivo de alegría: ha recuperado la imagen original de su patrona, la Virgen de la Paz, que un falso experto 'restauró' con mala fortuna y pésimo gusto hace tiempo con un resultado más parecido al del famoso eccehomo de Borja.
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La responsable de esta verdadera restauración encargada por el párroco de Illán de Vacas, Damián González, ha sido Noemí Sierra, una licenciada en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha que desde niña sentía una auténtica vocación por el arte y el patrimonio, y que después de haber hecho prácticas en el mundo de la abogacía completó sus estudios con una diplomatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales. «El eccehomo de Borja no es el único que podemos encontrar por intervenciones fraudulentas», explica esta restauradora que ha montado su propia empresa, Fondo Blanco. Conservación, Arte & Restauración. «La llamé Fondo Blanco porque nuestra intención es pasar desapercibidos, como pasa inadvertido el fondo blanco detrás de una creación única, y nuestro objetivo es la perfección en el resultado final, tratando de devolver a la obra la esencia original de su autor».
La talla, de finales del siglo XVI, parecía más un muñero de feria que una figura religiosa digna de veneración
La recuperación de la Virgen de la Paz de Illán de Vacas se la tomó como «un reto» porque la talla, de finales del siglo XVI, más parecía un esperpéntico muñeco de feria que una figura religiosa digna de veneración. «Ha sido un atentado contra el patrimonio. Es una magnífica obra que estaba desfigurada, tenía multitud de estratos de pintura y varias capas de estuco que he tenido que retirar pues el aspecto no era el de una Virgen», apunta Sierra que, después de tres meses de trabajo con bisturí y pincel en mano y utilizando disolventes orgánicos y bastoncillos, ha conseguido devolver a la pieza su policromía original y que la Virgen deje de parecerse a una Nancy y el Niño a unmuñeco barato.
«La persona que hizo la anterior intervención se había hecho pasar por restaurador», lamenta la profesional, cuyo sector sufre el problema del intrusismo profesional. «Por fortuna, la talla no había sido lijada y esto nos ha permitido completar la restauración», cuenta Sierra, que confía en que «esto no vuelva a suceder y valoremos más nuestro patrimonio acudiendo a profesionales».
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