¿De verdad tiene un origen vasco el ukelele?
Enrike Solinís lanza los CD-libros 'Euskelelea' y 'Subh', destinados respectivamente al público infantil y adulto
Es uno de los profesionales en música antigua más reputados del panorama nacional. Se llama Enrike Solinís (Bilbao, 1974) y no se duerme en los ... laureles. Lleva casi 20 años recorriendo el mundo como líder del Euskal Barrokensemble y sigue dando guerra. De jovencito soñaba con triunfar como guitarrista de heavy metal –algo nada excepcional entre los profesionales de la música antigua– y no piensa relajarse. Después de haber lanzado álbumes tan ambiciosos como 'Elkano', que incluye dos CD y un libreto de 532 páginas, ha decidido descolgarse con su propia marca editorial y discográfica.
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El sello, impulsado por Solinís y su mujer, Miren Zeberio, se llama Erlea (abeja en euskera) y ayer se presentaron en la Azoka sus primeros frutos. «¡Nos hemos lanzado a la piscina! Tenemos mucha libertad para determinar los enfoques y, además, prestamos mucha atención a la iconografía y el diseño», subraya el músico a EL CORREO. Con 'Euskelelea' han pegado un salto insólito hacia el público infantil. Sin descuidar el rigor musical, han concebido un CD muy colorista –con una ilustración de Irrimarrak en la portada– que abarca 17 temas, la mayoría del renacimiento y del barroco, a los que se han incorporado letras en euskera que recrean las andanzas del guitarrico en su evolución desde el siglo XI. El disco, de 15 euros, recoge traducciones de los textos al castellano y al francés, y se puede completar con el cuento de Juan Kruz Igerabide, de 15 euros, que aporta partituras, imaginación, fantasía y los dibujos de Irrimarrak a la historia.
Los hechos reales, eso sí, tienen poca mitología. El guitarrico es un instrumento oriundo de Aragón, que devino popular en las tierras de las actuales comunidades de Navarra, País Vasco y Cantabria. Allá por el siglo XVI, muchos de los canteros del norte de la península terminaron trabajando en la construcción de la catedral de Braga y, de paso, llevaron consigo el famoso guitarrico. «A todos esos trabajadores se les llamaba 'vizcaínos', de ahí que se asocie el instrumento con lo vasco». En Braga se bautizó como 'cavaquinho' y de ahí viajó a América e Indonesia. El periplo terminó en Hawái, donde acabó adoptando el nombre de ukelele. «Los instrumentos no son de nadie, van y vienen, pertenecen a todo el mundo», recalca Solinís, muy satisfecho con el resultado de 'Euskelelea'.
Además de actuaciones, con proyecciones, coro y dantzaris, que han acogido tanto el Arriaga como el Kursaal, el trabajo de 'Euskelelea' ha alumbrado un instrumento singular. «Es un capricho, muy currado y artesanal. Querríamos algo especial, el tercer producto del pack, además del CD y el cuento. No es un ukelele normal, tiene forma de pala y el sonido es algo diferente. Pero, ojo, tiene todos los detalles de un instrumento profesional. El modelo pequeño del Euskelele cuesta 242 euros». Como siempre, hay mucha pasión en este trabajo de Solinís y su equipo, sin perder de vista el objetivo principal. «En este caso lo fundamental es familiarizar a los niños con algunos conceptos musicales básicos y con la obra de autores de la talla de Phalèse y Gervaise».
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La segunda grabación de Erlea es más convencional. Se trata de un CD-libro consagrado a Subh al-baskunsiyya (vascona en árabe), concubina preferida del califa al-Hakam II y madre de su heredero. Mujer de carácter y capacidad de adaptación, llegó a ejercer mucho poder en el califato de Córdoba durante el siglo X. Para ilustrar la época de esta figura histórica, se incluyen en el álbum, de 20 euros, lo mismo cantos mozárabes que cantigas y se aprovecha el Códice de las Huelgas. Entre los artistas, la diversidad lleva la voz cantante con profesionales como Rosario La Tremendita y el bertsolari Julio Soto.
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