Koko-Jean & The Tonics agitan los esqueletos

A la diminuta e inquieta mozambiqueña residente en Barcelona Koko-Jean Davis la conocimos cuando agitaba su esqueleto con maneras de Tina Turner en el grupo de soul recreativo y con vientos The Excitements. Sabedora de que ella era el principal valor de Los Excitements, los dejó para apostar por una carrera más personal, a su nombre, como Koko Jean & The Tonics, respaldada por músicos de garantía. Y lo que comenzó como un flaco (esta vez por el empaque del sonido) divertimento también recreativo con su primer disco, 'Shaken & Stirred' (21), se ha convertido en una música negra más carnosa, proteínica y fundamentada en su reválida, 'Love child' (24).

Pues Koko-Jean está presentando por Euskadi este segundo álbum: jueves en San Sebastián (Dabadaba), viernes en Bilbao (Azkena) y hoy sábado en Vitoria (sesión vermut en el Hell Dorado). En Bilbao al menos nos juntamos 200 almas, y Koko-Jean & The Tonics interpretaron 16 temas en 94 minutos crecientes, tanto que en el último tercio se llegó al delirio a base de insuflar rock and roll gospeliano, acelerado y febril. 10 temas del setlist pertenecen a la novedad 'Love child', y dos temas esencialmente instrumentales no los cantó ella: la introducción que derivó hacia el góspel 'Wade in the water', y por la mitad otro intro muy rocanrolero, organista, lúdico y surfero, 'You can't sit down', en el que ella hizo mutis para cambiarse de ropa: salió con un vestidito corto lleno de flecos que tanto le gustan (los ha tenido de varios colores desde los tiempos de The Excitements), y luego reapareció con un top escotado más minifalda.

Koko-Jean cantó muy bien (entonando, gritando, jadeando, hipando…), bailó como poseída por el vudú desde unos altos tacones de aguja, pastoreó al respetable mixto al que incitó a dar palmas y le rascó coros en plan Miguel Ríos, explicó de qué iban varias de las canciones (de rezar la de 'Down on my knees'), en una ocasión bajó entre la peña, y siempre aguantó el tirón de sus escuderos: el colíder y guitarrista Dani Baraldés (alias El Patillas, también en Los Mambo Jambo y en Rulo y La Contrabanda), el organista Víctor Puertas (sonrió el que más, se descolgó con un solo de armónica, aportó muchas proteínas con el sonido Hammond, y presentó a la jefa llamándola 'soul sister') más el baterista Marc Benaiges (Koko le conocía de The Excitements). Ah, los tres tíos aportaron coros.

Ella & The Tonics desplegaron un repertorio muy variado, aún con peajes en la fiesta facilona (la rumba texana de 'I'll make a man out of you', el viaje a Nueva Orleans con síncope muy Didley beat de 'New Orleans'...) y todavía deudor de sus influencias (Tina Turner en 'Down on my knees', James Brown en 'Hey you' y en 'Gonna be a party tonight'; ¿y el bibikinesco 'For you my love' fue versión de Lou Rawls?), pero demostraron poseer feeling, facultades y capacidad comunicadora en piezas impregnadas de blues ('Love child', con el público ondeando los brazos) o en un momento social a lo Freedonia y demás souleros hispanos ('Frank's zone').

Y además supieron, y pudieron, funcionar igual de bien tanto en dos lentos arrobadores que marcaron sendos hitos de emoción y comunión (el romántico 'Never ever', muy soul como lo atacaría Koko Taylor, y el dramático 'I can't stand you', muy teatral y blusero a lo Otis Rush / Luther Allison), como en el apretón final a tope de rock and roll: tinaturnesco 'The spin', con boogie a la postre gospeliano 'Too good to be true', con coros repetidos por el público entregado en 'Bus stop', y a modo de bis más góspel rock-a-roller con frenazos bluseros para bailar esta vez con sugerente carnalidad por Koko, quien desde mucho antes había empujado a mover el esqueleto a las filas de vanguardia

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