Colofón cubano y resumen del 45º Getxo Jazz
Gonzalo Rubalcaba y Aymee Nuviola colideraron a un ochote de charanga habanera que hizo cantar al respetable, que agotó el aforo del Muxikebarri
Este domingo acabó el 45º Festival Internacional de Jazz de Getxo con un concierto entre lo populista y lo elitista de Rubalcaba & Nuviola que agotó las entradas y dejó el pabellón por todo lo alto. Repasando los cinco conciertos estelares festivaleros celebrados de miércoles a domingo, construyamos un escalafón en un ciclo de conciertos que ha perdido personalidad, por el mero hecho de no colgar al fondo del tablado un elemento identificativo como era el logotipo de neón, que antes brillaba y ubicaba al espectador.
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Entre los conciertos mas destacables del 45º Getxo Jazz: el óptimo show, que entrará en nuestra lista de lo mejor del año, lo dio la vocalista franco-dominicana Cyrille Aymée (el jueves ante 500 almas extasiadas; fue un encuentro que se anunció para 2020, la edición suspendida por la pandemia); segundo quedaría el de Gonzalo Rubalcaba y Aymée Nuviola (este domingo, entradas agotadas, aforo de unas 750 butacas en la sala Ereaga del Muxikebarri); el tercero sería el concierto creciente del legendario contrabajista afroamericano Ron Carter (sábado, 577 espectadores). El cuarto, y a la altura del anterior, colocaríamos el del pianista yanqui Fred Hersch (viernes, 475 espectadores); y quinto y último, siendo ésta una impresión unánime, quedaría rezagado el bolo plano y narcótico de la saxofonista chilena Melissa Aldana (miércoles, el primer día, ante 300 y pico espectadores).
Además, hubo buena asistencia a los conciertos vespertinos de la plaza de la estación de Algorta, y los conciertos principales estuvieron teloneados por grupos europeos a concurso. A la postre tres grupos aspiraron al palmarés (el cuarto anunciado no vino a Getxo), palmarés que se concedió de modo conservador, como temíamos. Aunque a nuestro juicio el mejor concursante con diferencia fue el cuarteto mixto italiano y progresivo Archipiélagos, el primer premio se lo concedieron a los húngaros Symbiosis 5 (se llevan 4.300 €, la grabación de un CD en directo y un concierto en el festival Eivissa Jazz de Ibiza), el segundo premio se lo dieron a los más pausados neerlandeses del Loek van den Berg Quintet (1.800 €), y como mejor solista el jurado eligio a la menos buena en su instrumento, a la italiana Francesca Remigi, baterista de Archipiélagos (900 €), que insistimos en verdad fueron merecedores del primer premio por riesgo, imaginación, salirse de los patrones al uso, progresividad…
Remataron los 18 conciertos del 45º Getxo Jazz (incluyendo los dos infantiles de la plaza de la Estación de Algorta y el de la ex OT Amaia el sábado noche en el parking de la playa de Ereaga) los cubanos Gonzalo Rubalcaba y Aymée Nuviola, amigos desde la infancia y ambos recolectores de premios Grammy (latinos y yanquis). El pianista y la vocalista actuaron en ochote (todos cubanos excepto el percusionista venezolano; además, la corista Lourdes Nuviola es hermana de la colideresa) e interpretaron 9 piezas en 105 minutos (hora y tres cuartos), con ella constipada (lo reconoció y se le vio toser disimuladamente varias veces) aunque aún con facultades, y él magistral, elitista, en los giros sorpresivos y ensayados, practicados, que iban desde la clásica al jazz.
Lo populista lo puso ella, abusando de las palmas y de los coros del público en las dos primeras piezas, las de doble sentido 'Chan Chan' y 'El guararey de Pastora'. Quizá Aymée provocó tal populismo participativo infantiloide por su constipado («¿y las palmadas dónde están?» planteó al principio y «ni los niños cantores de Viena» halagó al final del 'Chan Chan'; «cantar otra vez» ordenó en la de Pastorita), pero a partir de la tercera pieza la velada adquirió la dimensión esperable y encomiable: 'Danzonete' cruzó a Benny Moré con Celia Cruz; el primer dúo piano-voz de 'Mi mejor canción', original de El King, vino desde Broadway y contuvo un piano muy cocktail blues de Rubalcaba; 'Lágrimas negras' atesoró un piano artie y nada facilón.
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'Bemba colorá' brotó exuberante, festiva y descarada, y en ella también cantó el público aunque de modo menos forzado y con la señora Nuviola en plan pregonera; el segundo dúo piano-voz fue el 'Dos gardenias' de Machín con piano muy jazz (al acabar la piropearon con un guapa y ella reveló: «cómo me duelen los pies, los zapatos son nuevos», amarillos y de tacón muy alto, efectivamente); en 'El manisero' Nuviola hizo scat; y a modo de bis regalaron 'Rumba callejera', un mano a mano con su hermana y con la petición de más participación del público que llenó el Muxikebarri: «con las palmas… rico… sabor…», mandó Nuviola antes de despedirse con un «gracias, Getxo, Dios os bendiga» y posar para una foto de los ocho actuantes con la sala llena a sus espaldas.
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